sábado, 24 de diciembre de 2016

Guerras y piscinas

Guerras y piscinas ( El Periódico de Aragón - 24/12/2016 )

El día 2 de agosto de 1914, Kafka escribió esto en su diario: «Hoy Alemania ha declarado la guerra a Rusia. Por la tarde fui a nadar». Te levantas con el sueño agarrado al surco de la ojera. En el mundo que nos ha tocado vivir, ya está dicho todo. Nada causa sorpresa. Por eso hay que espectacularizarlo todo, para que se vea. Para que llegue. También hay que llegar la primera a comentar la última noticia, a hacer la gracia con el chiste del momento, a vomitar tu opinión como si fuera la causa del ardor de estómago. Pereza. Casi tanto como me dan estas fiestas. Lo malo de que se haya levantado la niebla es ver tanta celebración en el horizonte.

Estás a tus cosas, el corrector en el ojo, el café demasiado caliente, su biberón, la agenda, encontrar las llaves que ha escondido en alguna parte, la ficha del adorno navideño sin colorear desde hace una semana y que hoy tampoco llevaremos a la guardería. Un policía turco mata al embajador ruso en Ankara. Circulan vídeos con el momento e imágenes con la víctima tumbada en el suelo. Lo que no asusta, no existe. Un hombre arrolla a varias personas en un mercadillo en Berlín. Las prisas, el miedo, ellos y nosotros. La etiqueta de culpable recae en un refugiado paquistaní. Ya lo tenemos. Lola Merino, diputada manchega del Partido Popular, realiza un comentario en las redes sociales cuestionando el «Bienvenidos, refugiados» con una imagen del atentado. Percival Manglano, concejal popular en el Ayuntamiento de Madrid, escribe en Twitter: «El autor del atentado terrorista en Berlín fue un refugiado paquistaní. No hay peores ciegos que los que no quieren ver». ACNUR le recrimina los peligros de vincular la comisión de delitos a si alguien es o no refugiado. Liberan al detenido. Nos precipitamos, pero no pasa nada. Nunca pasa. Nos ha tocado una época en la que se dirige el mundo sentándote a observarlo.

La estrategia política de muchos de los líderes mundiales es no hacer nada. De esta manera no te desgastas. Ahí está Alepo. muriendo, mientras la comunidad internacional olvida cómo se escribe la palabra vergüenza. Otro artículo en el que mencionas a Alepo, sí, y con esta costumbre quizá haya ayudado a cansarnos de mirarlo. No duele tanto lo que ha hecho callo. Pasa mucho más desapercibido. Hace temblar menos, aunque tengas cuerpo de vaso de agua en la bandeja para la comida de un avión. La gente está para cosas importantes, cómo colocar su belén en la puerta de Alcalá, porque Manuela Carmena se ha cargado el del ayuntamiento. Hay cosas sobre las que sí que merece la pena movilizarse. Merecer la pena, eso es lo que merecen muchas acciones, una pena enorme y enormemente merecida. Algunas frases son bombas desactivadas y cuando las escribes, explotan. Comenzaba la Primera Guerra Mundial y Kafka escribió el comentario sobre la guerra y la natación. Llevaba cuatro años redactando sus diarios, que cerraría nueve años después. «Cada vez me da más miedo escribir cosas». Esa fue su última anotación.

domingo, 11 de diciembre de 2016

Patrias y héroes

Patrias y héroes ( El Periódico de Aragón - 10/12/2016 )

Creo que yo tengo la patria en el estómago. Así me explicaría que me doliese tanto cuando sufren las personas que me importan. También cuando tengo hambre, claro, porque la patria por la que verdaderamente se sufre es la del agujero en la tripa. Las únicas banderas por las que segrego felicidad son las de anchoas y olivas. Pienso en esto cuando leo todo el lío que se ha montado por unas declaraciones de Fernando Trueba, en las que dice no sentirse español. Al mismo tiempo, unos inmigrantes se fugan de un centro de internamiento de extranjeros, lugar sobre el que, desde hace tiempo, planea la duda de la falta de respeto a los derechos humanos. Indignan las palabras de Trueba en una España que no se inmuta por su política migratoria. La patria se cose de dentro hacia fuera. Admiro a mucha gente, pero no tanto como para tatuarme su cara en el pecho ni para construir un fuerte con la adoración dentro. Me cuesta no llevarme la contraria a mí misma, así que no creo que en la afinidad no haya espacio para la disidencia. Me sorprende la capacidad que tienen algunas personas para generar ídolos sin grietas. Como si se pudiera amar otra cosa que no fuera el resultado de unas debilidades. Yo también quería haber ido a Cuba antes de que se muriera Fidel. Y sentí que la Revolución me tocaba como te tocan los libros y las canciones en las que te gustaría vivir. Pero es muy difícil que nunca sobre nada. Que las miradas sean constantes, las palabras precisas y no haya gritos que caigan por la espalda. Me recuerdo a mí misma, con la camiseta del Che, que se compró mi madre en su viaje de novios, dirigiendo a cientos de personas en una manifestación, megáfono en mano, lanzando las consignas que repetía la masa. Llevé ese megáfono en muchas manifestaciones, durante varios años. Y luego me cansé de las revoluciones que eructan lugares comunes sin ventilar sus vergüenzas, que eran muchas, pero se escondían en los sótanos de la ortodoxia. Y si las cuestionabas, no eras una auténtica revolucionaria. Y me fui, tejiendo mi propia izquierda que me cobijara. Huyo de los dogmas porque no me creo a mí misma. Hay algunos que sólo comen verdades y sudan sus propias certezas. Se han recuperado unas declaraciones del alcalde de Alcorcón, David Pérez, en las que dice que el feminismo es un movimiento “rancio, radical, totalitario” y nos acusa a las feministas de “fracasadas, amargadas y rabiosas”. Todo el mundo tiene alguna convicción a la que sujetarse, en algunos casos para que te amarre cuando todo lo demás se mueve, en otros, sólo sirve para dejarte clavado en el suelo, mientras la vida galopa en la superficie, enterrándote con tus ideas allí abajo. Muere en un bombardeo el payaso de Alepo. Se encargaba de hacer de la risa una trinchera en la que estar a salvo del horror. Hay héroes silenciosos y patrias que se escapan del mapa, como la resistencia de una risa a la que acaban asesinando.

viernes, 9 de diciembre de 2016

Diario de unas células madre


Hace unos meses, Carmen G. de la Cueva, capitana generala de LA TRIBU, contactó conmigo para proponerme realizar un diario sobre mi maternidad. Había visto en Facebook algunos de los post que estoy escribiendo sobre mi vida con Carmela. Hablamos de la periodicidad, quedamos en tener un cuarto propio para nuestro diario durante una semana. Lo llamaríamos DIARIO DE UNAS CÉLULAS MADRE. A Carmela le pareció bien. Quiero dejarle unas palabras de su ahora porque es lo más cercano a una herencia que le puedo procurar. Terminamos la semana y nos pareció poco. Carmen nos propuso continuar, con la periodicidad que nosotras quisiéramos, realizando un diario de nuestra vida juntas. Dijimos que sí, necesito escribir y quiero que seas rica en palabras. Así que desde septiembre, tenemos alquilado un espacio nuestro en LA TRIBU. Os invitamos a visitarlo pinchando aquí.


Epitafios

Epitafios ( El Periódico de Aragón - 26/11/2016 )

Cómo es esto de la vida. Un día estás abroncando a alguien porque ha dejado gotas de pis en la taza del váter y, al día siguiente, se muere. Le echas en cara que ha dejado la ropa interior desperdigada por el suelo, no te ha llamado, te ha hecho una mala foto, te ha perdido algo o te lo ha roto, se olvidó de tu cumpleaños o, lo que es peor, te regaló una báscula, te hace un filete poco hecho, no te deja respirar agobiándote a tareas, se le olvidó comprar vinagre, no te permite que le toques la pierna con los pies fríos cuando te echas a la cama, no tiene tiempo para quedar contigo o se ríe porque te has caído de la forma más tonta. Le reprochas todo eso y luego se muere. Tú te quedas con el sentimiento de culpa de haberle echado en cara esas cuatro gotas de pis, y te sientes ridículamente culpable por si la causa de su muerte tiene algo que ver con tu enfado. Te quedas fastidiada porque tu despedida de esa persona ha sido una trifulca por quita de aquí esas gotas de tu meada. Y piensas que nada fue grave. Incluso cuando la persona fallecida era de la peor calaña, no importa, mejora al morirse. Se convierte en modelo a seguir por obra y gracia de la parca. Así actúa la culpa. Te retuerce el estómago para que vomites gloria, como si de ti dependiera acolchar con elogios el lugar del descanso eterno. Ya lo dejó dicho Jardiel Poncela en su epitafio, “Si queréis los mayores elogios, moríos”. Fallece Rita Barberá, las mismas personas que hace unos días la repudiaron del partido, de su grupo en el Senado o no se querían sentar con ella en la mesa para comer, esas mismas personas hablan ahora de su inocencia, honradez y calidad humana. Han pasado del repudio a la santificación en sólo unas horas. También hay gente que acusa directamente a otras personas como francotiradores con puntería para derribar a la senadora. Los tuiteros, los periodistas, la oposición y otros agentes del mal con capacidad para matar con palabras. Con la muerte también dejan de cuestionarse actitudes de terceros que habrían provocado un escándalo si el fallecimiento no se hubiera producido. El presidente del Gobierno confirma que habló con Rita Barberá, imputada por corrupción, antes de ir a declarar ante el Tribunal Supremo. Una especie de “sé fuerte”, segunda temporada. Y luego está la polémica, que en este país llega antes que la muerte. El espectáculo, el circo y los temas que se abandonan en las orillas de la atención mediática. No hay minutos de silencio para la mujer que murió al incendiarse su casa con la vela que le ayudaba a iluminar un hogar con la luz cortada. Y esto es demagogia. Sí, y ¿cómo llamamos al mutismo por el bombardeo del último hospital que quedaba en pie en Alepo? En el funeral del Pastor de Andorra no había apenas autoridades. Otra mujer es asesinada por el que era su pareja, otro año más con un 25 de noviembre sin erradicar la violencia contra las mujeres. Hay muertes llenas de silencio. Y que a nadie le despiertan culpas.

Infección de orina resistente

Infección de orina resistente ( El Periódico de Aragón - 12/11/2016 )

Voy a un mercadillo benéfico que se realiza todos los años. Se recaudan fondos para la obra social de una fundación mediante la venta de productos de segunda mano. Hay bisutería, libros, ropa, menaje o muebles. Cada puesto es atendido por voluntarias, casi todo son mujeres. Mientras realizo la visita, escucho en dos ocasiones, en distintos puestos, a dos voluntarias dirigiéndose a unos asistentes. No puedo evitar oír la conversación porque la realizan a gritos. En ambas ocasiones les acusan de tener mucha cara dura y de intentar llevarse las cosas sin pagar el precio convenido. Se dirigen a ellos sacando a pasear el término inmigrantes, como si fuera una categoría de personas distinta a la suya, marcando diferencias entre un ellos y un nosotros. La superioridad moral, la extraña concepción de la solidaridad y el desprecio. Se me encrespa el pelo y el ánimo. Una chica pasea con dos perros. Va dando tirones bruscos a las correas para que los animales no se entretengan olfateando. Parece que tiene más prisa que amor a sus mascotas. Estoy en el parque con mi hija. Una madre riñe a su hijo porque está jugando con la arena. Le dice que deje de hacerlo porque se va a manchar la ropa. En un restaurante que se anuncia como gamberro, no dejan entrar a los niños. No trabajan con menores de doce años, expresan. Hay una concentración a favor del pequeño comercio y en contra de una nueva superficie comercial. Ni siquiera asisten los comercios a los que se intenta apoyar. Otra amiga a la que han despedido de su trabajo por quedarse embarazada. Alguien escribe un texto en las redes sociales y al rato ya tiene varios comentarios diciéndole lo que tiene que opinar. Otro artículo donde alguien intenta dejar claro un asunto. Sin posibilidad de error propio. Todos son ajenos. La culpa ha sido del otro. Siempre. Huelga de deberes. A favor y en contra. Todos saben mucho del asunto. Tenemos más análisis que papel higiénico. Qué manera de tomarse en serio. La carne tiene que ser poco hecha. Nos ponemos un lacito en la foto de perfil y arreglamos el mundo. El PSOE se queja de que el Gobierno de Rajoy parece poco dialogante. ¡Oh, sorpresa! Nos ofende más un chiste que una ministra que quiere solucionar el paro rezando. No leemos, pero llenamos nuestros muros de frases célebres cuando se muere un escritor. No tenemos tiempo para cocinar, pero podemos llenar todos los minutos comentando si hubo cobra o no. Ya no hacemos caso a los medios tradicionales, pero ocupamos todos los espacios hablando de lo que cuentan. Nos queremos vivas, pero dejamos que nos sigan matando. Igualdad de oportunidades, pero qué hay de lo mío. No he dejado de estar mala desde que mi hija va a la guardería. Salgo del moco para meterme en la tos. Fui al médico con una infección de orina que no se me acababa de pasar del todo. Es que tienes una infección de orina resistente, me dijo. Al día siguiente ganó Trump. No dejo de pensar en los virus.

Socialismo submarinista

Socialismo submarinista ( El Periódico de Aragón - 29/10/2016 )

Hace un tiempo realicé un curso de submarinismo. Con su neopreno de cuerpo entero, sus lastres, sus aletas, sus gafas, su bombona de aire comprimido y todo. Te enseñaban a gestionar tu equipo de buceo y realizabas inmersiones en grupos reducidos acompañados de un instructor. Hay dos gestos básicos en buceo que sirven para comunicarte debajo del agua. Uno es para indicar que todo va bien. Se realiza mediante la conexión del dedo índice con el pulgar, formando un círculo y dejando los otros tres dedos relajados. El otro es para indicar que hay problemas y necesitas subir a la superficie. Dejas la mano en una especie de puño relajado con el pulgar levantado. Fuera del agua, y en nuestra cultura, este segundo gesto se interpreta también como un ok, todo está bien. Pero buceando no, aunque mi dislexia se resistiera a entenderlo. Me confundía siempre. Mientras buceábamos, el instructor se iba girando de vez en cuando hacia nosotros. Establecía contacto visual y esperaba el gesto de aprobación de todos. Yo le indicaba, por error, que me quería ir arriba. Se acercaba hacia mí para ayudarme a subir y entonces yo me daba cuenta de que me había confundido de señal. La interpretación que se daba a un mismo gesto era diferente. Pienso en esto cuando veo a los diputados socialistas aplaudir a su portavoz en la sesión de investidura. Me parece que estoy en el fondo del mar y que ese aplauso, en lugar de ser una manifestación de entusiasmo, es una muestra de pesadumbre. ¿Aplauden que se han hundido? ¿Hay algo después de un socialismo que facilita un gobierno a la derecha? «No vamos a fallar a los ciudadanos que confiaron en nosotros. No vamos a fallar ante la palabra que dimos», «la corrupción, la prepotencia, la insensibilidad, la crueldad de sus políticas. Estas son las razones por las que el PSOE no va a apoyar a Rajoy ni tampoco se va a abstener», «no va a haber ningún dirigente del PSOE que quiera indultar a Rajoy con su voto o con su abstención». Estas frases son de Antonio Hernando, el mismo que salió el otro día a defender la abstención de los socialistas. Parece que de verdad se les ha instalado una masa de agua encima de sus cabezas y les falta oxígeno. ¿Qué ha cambiado de un momento a otro? Conservar el sillón bien vale despellejarte. Es supervivencia. Aunque para salvarte tú, acabes matando al bicho en el que estabas alojado. En El País escriben sobre la decisión de los socialistas de abstenerse y se les cae la «o» de obrero al ponerles el nombre. A mí me dan coraje sus votantes, no sé las razones que les motivaron para votarles, pero imagino que la más importante sería que no gobernara el PP. Y ahora se quedan huérfanos de programa. Y las caras de los disidentes, como de echarte en la cama con una pareja que te hastía. Da mucha angustia la sensación de quedarte sin aire. Y parece que en el Congreso no hay instructores de buceo dispuestos a sacarte fuera si te ahogas. 

Salirse de la raya

Salirse de la raya ( El Periódico de Aragón - 15/10/2016 )


Pregón de las fiestas del Pilar. Cientos de personas se amontonan detrás de las vallas para poder ver el desfile que organiza el ayuntamiento por el centro de la ciudad. Un montón de niños esperan para ver la cabalgata de disfraces, carrozas, bailes, colores y músicas. Lo que se encuentran en esa espera es lamentable. Es el pasacalles de la Federación de Interpeñas de Zaragoza. Una sucesión de camionetas con gente gritando y bebiendo. Lo que inaugura las fiestas del Pilar es una ristra de borrachos. Es la primera imagen de una celebración de la que no resulta difícil sentirse extranjera. Y no es porque yo no me emborrache de vez en cuando. Tampoco me escandaliza que los peñistas lo hagan. Lo que me cuesta más entender es por qué razón se consiente que la borrachera sea la verdadera pregonera de todas las fiestas, año tras año. Y luego están las campañas contra el consumo de alcohol, los intentos de promover el ocio saludable o los esfuerzos por hacer unas fiestas integradoras. Está todo eso y está el olor a cogorza, como cartel anunciador de los festejos. Ningún equipo de gobierno se ha atrevido a cuestionar el protagonismo de los peñistas en las fiestas. Lo normal es esto. Hacerle frente es buscar un conflicto. Salirse de la línea marcada por el grupo supone enfrentarte a todos y quedarte al margen. De los cinco supuestos violadores de San Fermín, a ninguno le pareció que estaba cometiendo una aberración. Asusta que una persona se sienta con el derecho de abusar de otra, pero es perturbador que de un grupo de cinco, nadie repruebe el comportamiento del resto. Francisco Correa declara en el juicio de Gürtel. Asume las comisiones que cobraba por conseguir licitaciones a empresarios. Las cosas se hacían así, era lo normal. No se ponía en duda. Dice que no era consciente de que estaba cometiendo algún delito. Él sólo hacía lo que hacía el resto. A Bob Dylan le han dado el Nobel de Literatura y a muchos literatos les escuecen las palabras. Como si la literatura fuera un carné y él no fuera de los nuestros. De pequeña me aburría en el colegio. Un día me castigaron con escribir cien veces la definición de sustancia pura, no la había sabido decir en clase por estar hablando con un compañero. Sustancia pura: se caracteriza por poseer una composición siempre constante, además de una serie de propiedades características de esa misma sustancia. Han pasado más de veinte años y recuerdo la frase exacta porque me hicieron repetirla, pero todavía hoy no sé exactamente qué es una sustancia pura. Me metieron en el redil, en clase, en el grupo. Mi hija el otro día me trajo su primer dibujo de la guardería. Había coloreado la plantilla de una niña. El pelo, la ropa, la piel. No se salía de la raya. Y por ahí no paso. Cogí un papel y dibujé una cara. La pintamos por todo, y nos salimos de la línea como si dependiera de nosotras que, alguna vez, lo diferente pueda ser lo principal del dibujo. H

miércoles, 5 de octubre de 2016

Política sin sueño

Política sin sueño ( El Periódico de Aragón - 01/10/2016 )

Lo dijo Lorca: «No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie. No duerme nadie. Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas. Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros». Nadie duerme en la actualidad política. Salvo Rita. Rita sí duerme. Aunque la echen de su partido y no la quieran en el Grupo Mixto. Nada le quita el sueño. El resto duerme con los ojos abiertos. Las iguanas rodean al PSOE por dentro y por fuera. Se dimite para matar a otro. Así se cuecen mártires de corazones rotos que huyen encerrándose en la cabaña de su cargo. Los votantes son esos astros que se revuelven en las urnas. Las papeletas que no hacen gobierno se tiñen del color contrario. Tan fácil como eso. La democracia interna es una braga llena de pinchos. Allá ellos. Van a destrozar sus siglas a mordiscos. La actualidad no se deja escribir. Analizarla es como jugar con los rotuladores de tinta invisible. Las palabras no se notan, no dejan huella. Mando este texto cuando todavía no sabemos si en el PSOE se han comido entre ellos. «Un día los caballos vivirán en las tabernas / y las hormigas furiosas / atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas». Rajoy un día cuenta que muchas mujeres deciden cuidar hijos porque quieren y, de esta manera, no trabajan tanto como un hombre. De los trabajos de los que nos echan por embarazarnos, de la falta de guarderías públicas, de las escasas ayudas económicas para la crianza, de los escuetos permisos de maternidad y paternidad...De todo eso no dice nada. Otro día le preguntan sobre qué va a hacer para conseguir desatascar la situación y formar gobierno. Contesta que su plan es esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Esperar, esa trabajada estrategia de un gran gestor. Todo esto en la semana del juicio por las tarjetas «black». Hormigas furiosas que ven cómo se sientan en el banquillo los responsables del espolio. La patria a veces es un fiscal que dice que los españoles sí tienen vela en este entierro. Se cae el techo de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza pero no hay dinero para arreglarlo. El Gobierno de Aragón firma un convenio por treinta y ocho millones de euros para que Alcañiz siga siendo uno de los grandes premios de la competición de MotoGP. La filosofía sepultada por un mundo que se sienta en el sofá a ver por la tele cómo corren unos chicos sobre dos ruedas. «Haya un panorama de ojos abiertos/ y amargas llagas encendidas. No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie. Ya lo he dicho. No duerme nadie. Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes, abrid los escotillones para que vea bajo la luna / las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros”. A veces ocurre que de tanto cansancio que llevas encima, no te puedes dormir. A ver qué pasa.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Un año

Un año ( El Periódico de Aragón - 17/09/2016 )

Hace justo un año de ti, también hace justo un año que yo soy distinta. Antes de ti, los cambios no alteraban el equilibrio. Me cortaba el pelo, me compraba ropa y muebles, aprendía algo nuevo, me aficionaba a una serie, descubría un autor o un plato desconocido. La vida muta aunque no te muevas del sitio. Pero contigo ha sido diferente. Tú me has colocado en otro lugar y has alterado la colocación de las cosas. Las físicas y las otras. Antes de que llegaras, por ejemplo, ya preparamos tu espacio haciendo desaparecer un estudio para crear tu cuarto. Solía tener las dudas esparcidas por toda la casa. Ahora lo que hay son juguetes y todo aquello que agarras de cualquier parte para abandonarlo en algún lugar del suelo. Los miedos y las ilusiones también son diferentes, por ejemplo. Hace justo un año de nosotras. No tocaba conocernos, era pronto. Nos habían amenazado con provocarnos el parto, y parece que no estabas dispuesta a que un extraño te dijera en qué momento tenías que salir. El día antes de parir, de parirte, me fui al cine. Estaba incómoda, me molestaba el cuerpo, pero creía que era por el volumen de la tripa. No sentí que fueras a llegar de forma inmediata. Me hice una fotografía. Tu abuela me dijo que en esa foto me había visto la cara rara. Dos días antes de tenerte, tu padre me fotografió como llevaba haciendo desde el principio del embarazo, para ver cómo iba cambiando mi cuerpo contigo dentro. Ese último día no pudo repetir la foto porque se estropeó la batería de la cámara al realizar el primer disparo. Llegaste antes de comprar otra batería. Rompí aguas por la mañana. Pensaba que se me estaba escapando un poco el pis, aunque no se me había escapado en todo el embarazo. Bueno, sí, al estornudar, sí, un poco. Agradecí tener un sistema público de sanidad como el que tenemos. Pese a todo. Naciste por la noche. Tuve muy buen parto. Podría volver a contar los detalles una y otra vez. Los escribí en un texto para que te los guardaras. Te he ido escribiendo muchos ratos de este primer año. Desde que sólo eras un vientre abultado y unas ganas irrefrenables de comer pepinillos rellenos de atún. Había una vez un lobito bueno al que maltrataban todos los corderos. Tu llanto y la leche saliendo de mi pecho. Tus primeras veces. El día en el que te descubriste las manos. Cuando dijiste mamá por primera vez. Mis dolores de espalda por tenerte tanto en brazos. El gateo. El día en el que te descubrí un diente. He escrito para guardar en conserva tus momentos. Te voy tejiendo palabras porque no sé hacer manualidades. Y el escribirte se me escapa de los dedos desparramándose como todos tus juguetes por casa. Tenía que hacer una columna de opinión, pero me aburre comentar la actualidad de este comienzo de curso más gastado que nunca, donde parece que la vida está parada mientras para mí, es mi primer septiembre distinto, el más vivo. Es el primero contigo. Como para no dedicarte el artículo.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Septiembre alienígena

Septiembre alienígena ( El Periódico de Aragón - 03/09/2016 )

Se acaba de hacer público que en mayo del año pasado un radiotelescopio ruso recibió una señal extraña de una estrella a noventa y cinco años luz. Una señal de radio potente, que no se volvió a repetir y que podría provenir de una civilización extraterrestre. Es una noticia muy oportuna para comenzar septiembre. Un mes que siempre huele a nuevo, a cambio de armario, a coleccionables y a promesa de dieta mientras se apuran las últimas cervezas del verano.

EMPEZAR EL curso con alienígenas es todavía mejor que comenzarlo sin Gobierno. La política me sabe a una serie de la que te vas desenganchando. No, mejor todavía, es como cuando estás viendo en el televisor algo que te interesa pero no puedes evitar quedarte dormida. Toda tu concentración intenta sujetar los párpados pero la vida es más urgente y más fuerte. Te duermes. Nos cansa todo. Nos cansa y hacemos un chiste. Si dejamos de reír, los malos ganan. Sí, pero en nuestras carcajadas se pueden construir edificios, listas de espera, reválidas y leyes mordaza. Se nos ha colado el entusiasmo en la lavadora y al sacarlo estaba encogido. Qué pesadez es septiembre y la sensación de actualizarte el móvil, las ganas y todo. Empezar una y otra vez. Cada año tiene varios días de año nuevo. Las nuevas temporadas tienen que sacudir los cuerpos para matar polillas. Algo distinto. ¿Te acuerdas de la fotografía de la niña siria que trataba de cortar con un cuchillo de plástico la verja del campo de refugiados en el que estaba retenida? Ya han pasado meses desde esa foto pero la historia ha cambiado poco. El otro día fue Omran, un niño de cinco años, el que estaba sentado en una ambulancia, con el rostro ensangrentado y cubierto de polvo. La tragedia se recorre en imágenes como si fuera el juego de la oca. De una a otra. Y no se cambia el tablero, sólo se hacen más altas las barreras para moverte de casilla en casilla, de un sitio a otro.

SIRIA LANZA una campaña para promocionarse como destino turístico. En medio de una guerra que ya ha hecho huir a más de cinco millones de personas. Se acaba el tiempo de playa así que dejaremos de hablar de cómo tienen que vestirse las mujeres para bañarse, aunque seguro que continuaremos hablando de cómo deben vestirse las mujeres en general. Yo empecé septiembre comprándome un cuaderno y un antiojeras, eso es actitud. Las ciudades están llenas de gente cazando por las calles bichos de mentira. La realidad virtual amenaza a la realidad de toda la vida. "Te levantas por la mañana, estás unos minutos en Marte y pasas un rato con tus hijos", leo en un titular. Depresión posvacacional. Ahora todo tiene que ser tratado como una enfermedad, así nos aseguramos que haya un grupo de expertos sacando tajada de la estupidez social. No creo que la señal de radio recibida haya sido cosa de los extraterrestres. Me extrañaría que si hay vida inteligente más allá de la Tierra, quisieran ponerse en contacto con nosotros.

jueves, 1 de septiembre de 2016

Las princesas también se tiran pedos

Las princesas también se tiran pedos ( El Periódico de Aragón - 20/08/2016 )

Una prima dio a luz hace unas semanas. Días después de salir del hospital me llamó por teléfono. Quería preguntarme si era normal seguir sangrando cuando ya han pasado varios días desde el parto. Sí, le dije. ¿Durante cuántos días? No sé exactamente, pero creo recordar que yo estuve sangrando durante tres semanas o más. ¿De verdad? Nadie me había explicado esto. Yo tuve una sensación parecida cuando parí. Sabía que después de dar a luz tenías un sangrado parecido a la regla durante unos días. Pero también me sorprendí --y asusté-- al ver que pasaban los días y aquello, mi cuerpo, seguía sangrando. Me acordaba de esto mientras leía un artículo sobre Fu Yuanhui, una nadadora china que quedó cuarta con su equipo en una prueba de relevos en los Juegos Olímpicos. Al salir del agua, mientras se retorcía de dolor, dijo: "Ayer me vino la regla así que hoy me siento particularmente cansada. Pero no es excusa, no he nadado lo suficientemente bien". En estas olimpiadas se ha hablado de jugadoras de vóley playa que compiten con bikini y otras con velo. Casi la mitad de los deportistas de Río son mujeres y, sin embargo, ocupan sólo un tercio de la información deportiva. Además, para hablar de sus logros, en el caso de las mujeres, también es noticia su físico, su vida sentimental o su maternidad. La Universidad de Cambridge ha realizado un estudio sobre el sexismo en el lenguaje deportivo: ellos son campeones mientras ellas son las reinas, ellos ganan o dominan, ellas compiten o se esfuerzan. Se ha comentado todo esto, sí, pero a mí me ha llamado más la atención la regla de Fu Yuanhui porque visibiliza, oh, sorpresa, que las mujeres tenemos la regla. Es algo que se conoce, sí, pero también se trata como si no pasara. Hace unos años, en una conversación familiar, una de mis tías dijo que ponerse tampones estaba muy bien pero que era un problema no poder orinar mientras lo llevabas. Ese es el grado de desconocimiento que muchas veces se tiene sobre el propio cuerpo. El otro día hablaba con unas amigas de la regla. Una se quejaba de la cantidad de sangrado y del dolor de tripa. A mí, desde que tuve a mi hija, la regla viene con unos dolores de cabeza bastante incapacitantes. Sin embargo, no se trata este tema, al revés, los anuncios están llenos de reglas que expulsan un líquido azul y de mujeres a las que la menstruación les hace cosquillas. Hace unos meses, con un grupo de madres recientes, hablábamos de los daños colaterales del parto y de cómo hay un silencio colectivo que los oculta. Escapes de orina. Desajustes hormonales. Cambios de peso. Problemas en las articulaciones o en la espalda. Coxis dañado. Suelo pélvico que necesita rehabilitación. Hemorroides. Nada de eso aparece en las portadas y sí las madres famosas que recuperan su figura al mes de parir. Las princesas también se tiran pedos, se titula un libro de mi hija. Feminismo también es no guardarnos cosas como si fueran secretos.

lunes, 8 de agosto de 2016

Los bancos no sirven para sentarse

Los bancos no sirven para sentarse ( El Periódico de Aragón - 06/08/2016 )

Agosto duele en el asfalto para los que nos quedamos trabajando en las ciudades. Se sufre el calor pero tienes la recompensa del espacio. Tu soledad está algo más ancha y tienes la sensación de que las calles son un poco más tuyas. Me duró poco esta pulsión terrateniente. Al caminar por la calle Asalto, unas terrazas llenas de gente me impedían seguir mi paso. Varios bares habían dispuesto mesas a los bordes de la acera, dejando un pasillo central por el que podían pasar los viandantes. En un tramo de la calle, la acera se estrecha. A los lados seguían las mesas sin que dejaran espacio para andar entre ellas. Habían privatizado la calle.

Denuncian a un hotel por cobrar el aire acondicionado. Tres euros al día cuesta hacer uso de la climatización. Esto no es nada, ya hay sitios donde te cobran por respirar. En un aeropuerto de Venezuela instalaron generadores de ozono y así pudieron cobrar una tasa por usarlo a todos los viajeros. En China cada vez se hace más complicado respirar aire que no esté contaminado. Algunos restaurantes han dispuesto en sus locales unos aparatos purificadores para que el cliente se oxigene mientras come. En la factura se incluye el precio del menú y el de respirar. El aire se ha convertido en una mercancía, como la sangre.

La Comunidad de Madrid tiene un convenio firmado con Cruz Roja para que esta se haga cargo de las extracciones de sangre en la calle. Los madrileños ya han pagado 16 millones de euros por este acuerdo que entró en vigor en 2014. Empleados del servicio público de extracciones han llevado a los tribunales este convenio ya que consideran que es innecesario y gravoso para las arcas públicas. Se fijó en 67 euros el precio por bolsa de sangre. Los trabajadores no entienden por qué este precio y no otro, ya que no hay ningún documento en el convenio que justifique la fijación del coste. También denuncian que Cruz Roja no ha podido cumplir hasta ahora las previsiones establecidas. No ha obtenido tantas bolsas como se había comprometido en el convenio. Sin embargo, este sí recogía que el pago, mensual, sería del 95% de la doceava parte del importe anual previsto. Es decir, se cobra como si se consiguiera el 95% de las bolsas fijadas, con independencia de que finalmente se obtengan o no.

APENAS HAY fuentes públicas de agua en nuestras calles. Y los bancos cada vez son más escasos, pequeños o incómodos. Sé de algunos que siempre están vacíos porque es imposible que en ellos se siente un cuerpo humano. Te vas de vacaciones para madrugar y poder plantar tu sombrilla en primera línea de playa. La saturación obliga a lindar el territorio. Rodeas tu hamaca con un montículo de arena. Así evitas que te coma terreno el vecino al mover la toalla. Decían en el informativo que se ha llegado a alquilar un colchón en la terraza como habitación de veraneo. Hasta la miseria se parcela. Esto que escribo no vale nada, por eso nadie intenta comprarlo.

Si vas a ser madre



Cualquier momento es bueno para hablar de tu parto. Verás.

La memoria no es un almacén infinito, ni siquiera para guardar todo lo relativo a tu criatura. Se te olvida, me decían, el tamaño que tenía cuando nació. Te amoldas a un cuerpo que crece y no recuerdas cómo era cuando lo tuviste en brazos por primera vez. No, eso no me pasará a mí. Carmela abultaba dos palmos tendida sobre mi torso. Y sus manos. Y sus pies. Diminutos. Cómo se me va a olvidar ese llanto agudo de gato recién nacido. Parecía que tenía un silbato en la garganta. Se te olvida, me decían. No, a mí no. Esa mirada sin hacer y de qué manera se removía para buscar mi pecho. No, a mí no. Y luego ves a un recién nacido y miras a tu hija y sabes qué pasó por ahí pero se te ha olvidado. Ahora mi hija tiene diez meses y yo un pequeño recuerdo de ella, de todos sus ella, antes de llegar a este ahora. Como memoria la tengo a ella. A ella y a un puñado de palabras que he ido guardando como conserva.

Mete las tetas en agua caliente cuando te venga la subida de la leche, la mejor recomendación sobre lactancia. A mí me salvó la vida. (Gracias, Anacris)

Quizá tengas la necesidad de que otras madres te cuenten cómo hacen ellas con sus criaturas. Odiarás que otras madres te cuenten cómo hacen ellas con sus criaturas.

Si no consigues evitar que te lo cuenten, te trasladarán la sensación de que tú lo haces todo mal y que tu criatura es la que peor duerme, la que come fatal y la que más llora.

Si vas a ser madre, una madre normal de las que no salen en portadas, tu cuerpo cambiará. Almorranas, se te escapa el pis, se te caerá el pelo, te dolerá el coxis, tendrás estropeado el suelo pélvico, se te caerán las tetas. Te quedarás sin tetas. Dormirás poco o mal. Ojeras. Más tripa de la que tenías. La espalda dejará de llevarse bien contigo. Algo te pasará. O te pasará todo.

Todas las frases que odias que te digan durante el embarazo y que son verdad. Aprovecha y duerme. Todo es normal. Verás lo que es no tener tiempo. Un hijo lo cambia todo. El cuerpo no vuelve a ser el mismo. Ya no dormirás a pierna suelta nunca más. Me he convertido en una de esas personas que desea a las embarazadas una horica corta.

Quieres hacerlo bien. Le pones mucha música. También música clásica, claro. Quieres que desarrolle el gusto. Que lo desarrolle bien. La estimulas con algunas letras que vayan más allá de una loba que tenía cinco lobitos detrás de una escoba y a los cinco criaba y les daba teta. Algo más. Algo mejor. La llevas a conciertos donde pueda escuchar algo de música que a ti te gusta. Le cantas. Parece que le gusta. Con la música se pone contenta y se mueve como hacen los abuelos en una boda. Agita el cuerpo con las manos arriba. Con otra música se tranquiliza. Sí, sirve para algo. Sí, puede que lo estemos haciendo bien. Y luego ves cómo alucina cuando mi madre le pone El popurrí de las manos del Cantajuegos. Nosotros  habíamos tratado de evitarlo. Y se queda parada, con la mirada fija, en cuanto empiezan a sonar los primeros acordes de la cabecera de la serie El secreto de Puente Viejo, cantada por Ana Belén. Su abuela la tiene puesta cuando Carmela merienda en su casa. Y le encanta escucharla. Entonces coges todo tu esfuerzo adoctrinador y le haces una pedorreta, como esas que hace tu hija cuando algo no le gusta.

Nada más salir del hospital, nos fuimos a celebrar la llegada de Carmela a un bar, brindando por ella con una cerveza. Con esa actitud hemos vivido estos diez meses, intentando incorporar al nuevo miembro de la familia a las cosas que nos gustan para no dejar de hacerlas. Hemos adaptado horarios y rutinas, sí, y algunas cosas han desaparecido de la agenda. Ir al cine nos resulta complicado, por ejemplo. Sí salimos a correr con el carro, nos vamos de comida con amigos, de viaje, o de conciertos. Intentamos hacer todo aquello que nos proporciona algo de felicidad. Y no nos cuesta esfuerzo renunciar a cosas porque, por encima de ellas, elegimos disfrutar de tener una hija. Creo que la palabra clave es esta, disfrutar.

Tener una criatura es ponerte en el disparadero de la necesidad que otras personas tienen en aconsejar. Personas que tienen relación contigo o las que te encuentras por la calle y te asaltan con una recomendación no solicitada. Un día me gritaron desde una ventana cómo debía llevar vestida a mi hija. La semana pasada, una mujer me impartió una clase magistral sobre cómo sujetar bien el carro mientras esperaba que pasara el tranvía. Yo le pregunté si tenía mucha experiencia por hijos y nietos y me dijo que no, que no tenía ninguna de las dos cosas, pero que se fijaba mucho.

No siempre puedes evitar lo que no quieres. Por ejemplo, el color rosa. Es imposible no acabar comprando algo de ese color porque, en ocasiones, es la única opción. Y luego están los regalos que te hacen los demás. Si es niña, serán cosas rosas. El azul para los niños. Llega un momento que incluso el rosa no te parece tan malo. Hasta que ves una camiseta rosa en la que está escrito “guapa como mamá” y una azul en la que se puede leer “listo como papá”. Y te cagas en la puñetera gama cromática, en los pasillos con juguetes con envoltorios rosas para niñas y otros en azul para los niños, en el empeño en llamar a las niñas princesas, en los anuncios sexistas de televisión y en los escasos cuentos que tienen a una niña como protagonista. Te cagas en todo y le compras a tu hija un camión. Un camión grande, que estaba en el pasillo de los niños, con su paquete azul. Y vas a la caja a pagarlo y la cajera pasa el camión por el lector y luego ve a tu hija en el carro y le dice: “Uy, qué niño tan guapo y qué camión más chulo que tiene”.

Pasas todo un embarazo. Con sus alteraciones en tu cuerpo, con sus incomodidades, con las visitas al médico, con las revisiones y todas las aperturas de piernas, con los pies hinchados, con el dormir mal, con todo. Pasas un embarazo y un parto. Un parto que puede ser bueno y corto. Y siendo bueno y corto tiene dolores, y esfuerzo, y sangre, y puntos. Pasas todo eso y tu hija se parece a su padre. Es igual que su padre. Y cada día se parece más. Y te lo recuerda todo el mundo que la ve. Es igual que su padre. Clavada. Un clon. Cada día se parece más. Te lo dicen tanto, tanto, que te acaba sonando a reproche. Y juras en tres o cuatro exabruptos. Tu hija se ríe. Y ves que tiene algo de ti.

Hay una tendencia a dirigirse a las embarazadas, sobre todo si van a ser madres primerizas, como si fueran inútiles. Los libros sobre el embarazo y la crianza del bebé están llenos de imperativos, exhortaciones, planteamientos infantiles y un paternalismo atroz. Yo no pude evitar leer mucho pero tampoco cabrearme al hacerlo. Y lo sigo haciendo. De vez en cuando me tropiezo con algún artículo en el que una madre habla de su modelo de crianza como si fuera una religión. Muerte al tacataca, la teta hasta que haga la comunión, el BLW es la hostia que nos consagra como buena madre (puede que todavía no hayas llegado a esta pantalla, pero ya sabrás lo que es), sólo comida orgánica, la leche tiene que ser de avena, los gusanitos son el mal, un mal lleno de sal y aditivos, potitos nunca... El tema vacunas ya es algo aparte. A mí me parece fetén que alguien no vacune a sus hijos, siempre que se vayan a vivir a una cueva a cientos de kilómetros de cualquier contacto con la civilización de niños vacunados. Lo mejor es el chupete. Lo mejor es no darle chupete. Lo mejor es el pecho. Guardería sí. Guardería no. Lo mejor es la leche de fórmula. Dale en biberón. Biberón, nunca. Mejor el colecho. Mejor en su cuna. Que empiece a comer a trozos. Que empiece con triturados. Mejor en el carro. Mejor el porteo. Que se duerma en brazos. Que se duerma solo. La luz apagada. La luz encendida. Que no pruebe nada. Que lo pruebe todo. Me enerva mucho encontrarme con pseudocientíficos que hablan de forma categórica sobre lo bueno o malo en la crianza de tu hijo. Los padres, en función de sus elecciones y posibilidades, crearán el modelo con el que quieren criar a sus hijos. Como dirían en Amanece que no es poco “El libre albedrío, bien usado, no tiene problema alguno”.

La oferta de productos y actividades relacionadas con el mundo bebé es enorme. Yo sucumbí a ir a clases de yoga con bebés. Aguantamos una clase. A mí me puso muy nerviosa la obligación de relajarme y de concentrarme en la conexión con mi hija cuando yo ya me sentía relajada y conectada con ella. Carmela se puso a llorar cuando sonó una música que, supuestamente, ayudaba a tranquilizar a los bebés. Se ve que no era para nosotras.

A Carmela le compré libros antes de nacer y le voy aumentando su biblioteca aunque todavía no lea. Entre sus primeros juguetes había varios libros de tela y ahora ya tiene libros de cartón duro. Me siento la madre más orgullosa cuando veo que sus diez meses ya saben pasar las páginas de un libro y que disfruta cuando jugamos a leer un cuento. Y digo jugamos porque para ella es un juego y así me gustaría que lo siga sintiendo cuando ya pueda leer.

Desde que soy madre, me cunde mucho más el tiempo. No te sobran los minutos así que haces por no desperdiciarlos. No entiendo cómo tener hijos puede ser algo que pese negativamente a la hora de acceder a un empleo. Si dependiera de mí, priorizaría la contratación de madres y padres como estrategia empresarial.

Observar  a alguien descubrir el mundo, ayudar a aprender y ver crecer, me parece de lo mejor que puede vivir una persona.

Me divierto más desde que soy madre. Me divierto el doble. Me divierto con lo que le divierte a mi hija y me divierto con lo que me divierte a mí. Incluso ahora, por primera vez en mi vida, me gustan un poco las palomas porque a Carmela le entusiasma verlas. Se pone nerviosa e intenta ir a cogerlas. Y yo me muero de la risa mirándola. La maternidad también es reírte mucho más.

También tengo más miedo.

Si vas a ser madre, por tu bien, no leas nada que se titule “Si vas a ser madre”.

martes, 26 de julio de 2016

Enfadarte con lo que no recuerdas

Enfadarte con lo que no recuerdas ( El Periódico de Aragón - 24/07/2016 )

No sé cómo se guardan las cosas en el recuerdo. No llego a entender de qué manera se construye la memoria y por qué te acuerdas de unas cosas y no de otras. Cosas importantes o menores, buenas o malas. Algunas las tienes almacenadas y otras las olvidas.

Recuerdo que mis siete años lloraron amargamente frente a un plato de paella en el comedor del colegio. Casi nunca me gustaba la comida y no la probaba apenas, pero ese día sí me gustaba y me comí mi plato entero. Una profesora no me creyó cuando le dije que ese plato que estaba sin tocar no era mío. Y me lo hizo comer. Lloré de impotencia por que no se me creyera. Todavía hoy me acuerdo de ese llanto y de esa sensación de angustia.

ERA MUY PEQUEÑA pero me acuerdo de la caída del Muro de Berlín, de mi bisabuela, de La bola de cristal, de mi hermana escondiendo galletas en el hueco para la cinta del vídeo en formato VHS. No tenía ni cinco años cuando el volcán Nevado del Ruiz, en Colombia, entró en erupción y una avalancha de tierra y escombros se tragó a la ciudad de Armero. Omaira Sánchez, una niña de trece años, quedó atrapada por el lodo y agonizó, delante de las cámaras, durante casi tres días. Me acuerdo de impresionarme al verla en el televisor y de hablar de ella con mi profesora.

Yo no me acordaba, pero el otro día me recordaron cómo fui la cabecilla de un motín que hizo que toda mi clase hiciera pellas en la asignatura de Lengua y exigiera al profesor una serie de mejoras. No me acuerdo de muchos nombres de gente con la que he compartido momentos. De hecho, se me han olvidado muchos de esos momentos.

Este año también ha habido violaciones en San Fermín. Leo noticias sobre estas agresiones y me encuentro con algunos textos que recuerdan el caso Nagore. No sé de qué hablan. Busco información. Se refieren a Nagore Laffage, una joven estudiante de enfermería que fue asesinada la noche del Chupinazo en 2008. Salió con sus amigas y ya por la mañana se cruzó con José Diego Yllanes, un joven psiquiatra de buena familia que trabajaba en el mismo hospital donde Nagore hacía las prácticas. Fueron a casa de él donde Nagore murió asfixiada después de una paliza que dejó su cuerpo lleno de hematomas. Su asesino intentó trocear su cadáver y le cortó un dedo. Abandonó su cuerpo a las afueras de Pamplona. No sé cómo no recuerdo esta brutalidad. Leo sobre el caso, veo reportajes y un documental. Me obsesiono con reparar este olvido.

CUATRO ACUSACIONES pidieron una condena por asesinato que finalmente se quedó en homicidio, por considerar como atenuantes el alcohol y la reparación económica del daño. La madre de Nagore tuvo que aguantar cómo el jurado popular le preguntó si su hija era muy ligona. Intentos de culpabilizar a la víctima. Con el recuerdo no puedes enfadarte, me dijo el otro día mi madre. Pero yo me he cabreado muy fuerte estos días con no recordar a Nagore. A ella y a todas las Nagores. Olvidarlas es como condenarlas a ellas.

Verano a la plancha

Verano a la plancha ( El Periódico de Aragón - 09/07/2016 )

Cuento los años que han pasado desde el año 2002. Parece que ese año me queda más cerca pero la cercanía, a veces, es cosa de catorce años. Ese verano me fui de viaje con mi novio de entonces. Ese fue el primer verano del euro. No teníamos dinero, ni en pesetas ni en euros. Fuimos de camping. Estuvimos a punto de separarnos en la colocación de la primera piqueta de la tienda de campaña. El amor antes de Quechua. Si montar una tienda de campaña no nos había roto como pareja, nuestra relación sería irrompible. Eso pensé en ese momento. Eso se piensa cuando por tu pareja no han pasado los años, las discusiones o las afinidades que comienzan a desafinar. Comíamos sobres de pasta o cualquier otra cosa que se pudiera cocinar en el pequeño hornillo. La palabra cosa aquí está bien puesta. Lo que te llena el estómago puede no ser algo que se merezca ser llamado alimento. El otro día conté a un grupo de amigos cómo el único capricho de ese viaje fue comernos unas gambas a la plancha. Mi novio y yo llevábamos unos días mirando la carta del restaurante del camping como quien mira el cargo de presidente del Gobierno después de unas segundas elecciones. La última noche nos dimos el lujo de pedir media ración de gambas a la plancha. Tres gambas para cada uno. No nos llegaba para más. Después nos fuimos a nuestra tienda a matar el hambre con un bocadillo. Tomamos un café en un bar cerca de la playa. Estábamos en la Costa Brava. Nunca me he olvidado de lo que me costó un café con leche allí, ese café con leche del primer verano del euro en un sitio de playa: dos euros. Me acordaba de esto mientras entrevistaba hace unas semanas al escritor Juan Tallón. Contaba que él escribe para no tener que hacer cosas peores, para controlar los desastres que puede ocasionar si se dedica a algo fuera de la literatura. Ponía como ejemplo sus tiempos de camarero. Se retiró de la profesión cuando llegó la moneda común. Le costaba hacer el cambio de pesetas a euros y se quedaba varios minutos pensando. Con cada consumición, unos minutos de duda. Le salía muy caro a su jefe así que lo echó. Yo me quise ir de esa Europa que me hacía pagar dos euros por un triste café. Puse una reclamación porque yo sola no podía hacer un brexit. Ahora Reino Unido ha decidido salirse de esta Europa porque no quiere que entren más pobres. No se puede dejar pasar a quien no pueda pagarse unas vacaciones. Nosotros hemos votado para ver quién nos gobierna. Siguen pintando palos, bastos, como hasta ahora. Otro verano sin escapar de ellos. Y con este calor no se puede hacer la revolución, se quema. No entiendo la expresión irse de veraneo, como si se pudiera extirpar el verano a quien se queda sin vacaciones. A ver con qué llenan los informativos aparte de mujeres tomando el sol en tetas. Se me resiste ese viaje que quiero hacer pero unas gambas a la plancha no me las quita nadie, me vaya o me quede. Seguiré en esta columna. Buen verano.

lunes, 27 de junio de 2016

Los héroes no huelen a sucio

Los héroes no huelen a sucio ( El Periódico de Aragón - 25/06/2016 )

Tan rubio, tan alto, tan guapo. Los hombres anuncio no se rebozan en barro. Sus nombres se bordan con hilo de éxito en las camisetas que compran los niños. Nada oscurece su sombra. Evasiones fiscales, multas, exceso de velocidad, altercados, malos tratos, faltas de respeto...Nada. Los héroes no tienen pasado ni cuartos trasteros. Tampoco les huele el aliento ni tienen gases. Nada acalla los vítores. Te tropiezas con un adoquín en la calle y pides responsabilidades al ayuntamiento. Pero a los héroes no se le piden responsabilidades. Es como pedirle a Superman que recoja los destrozos después de salvar el mundo. Parece que David de Gea pudo pagar a Nacho Allende Torbe para organizar citas con prostitutas a sus compañeros del Manchester United y de la selección española sub-21. Eso se deduce del sumario de la Operación Universal. Torbe está actualmente en prisión, acusado de trata de mujeres y delitos contra menores.

El problema, para el Ministro del Interior, es que la imagen de la Selección Española se vea perjudicada. El problema es la presunción de inocencia. El problema es que el dinero se te suba a la cabeza. El problema es la juventud. Pero nunca, nunca, el problema pasa por las víctimas. Hace un tiempo, un sector del público jaleó al delantero del Betis Rubén Castro, imputado por maltrato habitual a su exnovia: "Era una puta, lo hiciste bien". Como apuntaron los abogados de la denunciante: "Lo peor no es que una parte de la sociedad arrope al presunto maltratador, sino ver cómo insultan todavía más a la víctima". Algunos políticos han mostrado su incomodidad viendo jugar a David de Gea en la Selección. Al ministro de Educación, Cultura y Deporte no le incomoda. Él cree en la presunción de inocencia y ha destacado que ahora "es momento de apoyar a la Selección". También ha recomendado que en este tema deben estar "todos los españoles de acuerdo y no enredar". Son sólo unos hilillos de plastilina. Gol. No ha hecho nada ilegal. Si la supuesta víctima acudió a la cita, algo querría. No hay nada que perdonar, si quieren ir de putas, que vayan. ¿Reprobable? ¿El qué? No hay hechos probados, sólo acusaciones y filtraciones parciales e interesadas. Ahora todo el mundo es culpable hasta que dejen de calumniarle. Pero claro, todo vale para llamar la atención. Para mí, igual de asqueroso o más que los tejemanejes que se les imputan, si fueran verdad. Por los famosos mensajes, que ni la policía y ni el juez se creyeron, ya se ha visto que no existe ningún abuso de la chica y era ella la que quería irse con 5 futbolistas. Que sucediera o no es algo que ustedes no pueden demostrar. Todo esto son comentarios en internet sobre la noticia que ha salpicado a De Gea. Al héroe no se le cuestiona. El fair play es para el juego, no para la vida. A mí, todo el asunto, me da mucha vergüenza. Pero, claro, yo no me siento muy española ni mucho española. Quizás por eso, el otro día, yo iba con Croacia.

martes, 14 de junio de 2016

La princesa perrito caliente

La princesa perrito caliente ( El Periódico de Aragón - 11/06/2016 )

Tengo un verano en la piel. Las axilas sujetan los grados de temperatura y se quejan en cerco cuando ya no pueden más. Hace demasiado calor para soportar unas elecciones. Hace demasiado calor para soportar. No nos soportamos. Ni siquiera cuando hace frío. Si se te enfadan los poetas, te quedas sin belleza en las palabras. A ver cómo consigues que no suene mal lo que digas si sólo puedes poner en las frases fanfarria, tocinera, esparadrapo o austeridad. Así no se puede hablar en limpio. Tenemos el enfado guardado en la roña de las uñas y lo lanzamos al menor grito. Creemos que cualquier opinión merece un reproche y ahí estamos para hacer notar nuestro malestar. En público y con faltas de ortografía. Acudimos a un muro de una red social y afeamos la conducta a alguien. Pedimos respeto esparciendo intolerancia. Nos da igual que se hable del color favorito, de cómo cocina el pisto fulanito o de un chiste. Todo nos parece mal. Saltamos a la mínima. Me asombra que lo otro, lo demás, lo contrario o lo diferente nos perturbe. Es como si todavía nos cogiera por sorpresa que la arena de la playa nos queme las plantas de los pies al andar por ella un mediodía caluroso de agosto. A veces, ni siquiera esperamos a que alguien manifieste su opinión, sólo por ser, y estar, nos creemos con el derecho a ladrarle. El otro día paseaba con mi hija. Ella iba en el carro, plácidamente dormida. Extendí la capota del carro para evitar que le diera el sol en la cara. Una señora me chilló desde la ventana de su tercer piso. Me afeaba lo mal que llevaba a mi bebé, que estaba pasando mucho calor porque iba muy abrigado. A gritos, desde su tercer piso. No había nadie más en la calle con su hijo vestido de esquimal, no, se dirigía a mí. A mí, que llevaba a una hija que dormía tranquila, y ligera de ropa, debajo de una capota que impedía que la señora del tercero viera cómo iba vestida.

Nos hemos acostumbrado a ser chusma y a derramar ponzoña. Sin embargo, nos cuesta ejercitar el análisis. En este país se practica el exabrupto, pero no la crítica. Muchos te voy a decir lo que tienes que hacer, estás equivocado, no tienes ni idea, ese planteamiento no es correcto, te has pasado, no llegas, lo haces mal, por ahí no, ya estamos con la cantinela, eso lo dirás tú, te voy a contar cómo son las cosas, qué tontería, qué feo, qué error, tanto vete con tu canción a otra parte, tantos guardianes del aliento dispuestos a atrincherar mi paladar con sus vómitos y tantos esfuerzos en tocar las narices para que luego nos pille a contrapié que nos hagan una crítica. Con sus argumentos, con el conocimiento de la cuestión planteada, con sujeto y predicado. Estamos tan crispados que nos enfada que alguien se atreva a cuestionar una verdad absoluta. Vas a una lista negra. Una niña gana un concurso de princesas disfrazada de perrito caliente. Querer ser tú sin pretender insultar al resto. La elegancia de no chillar desde un tercer piso.

jueves, 2 de junio de 2016

Inventar el recuerdo

Inventar el recuerdo ( El Periódico de Aragón - 28/05/2016 )

Mis abuelos vivían en una parcela en Torrero, en la calle Hermanos Gimeno Vizarra. Tenían un corral en el que también había casas aunque yo las conocí deshabitadas y casi derruidas. Ahí estaba también el antiguo taller de mi bisabuelo. Era herrero y en el corral tenía la fragua. Esta frase está escrita sólo para utilizar la palabra fragua en el texto. Mis abuelos se construyeron una planta que era donde vivían cuando yo era pequeña. En la planta de abajo seguía viviendo mi bisabuela Juana. Yo la conocí de muy cría. Mi madre dice que no puedo tener recuerdo de ella y, en caso de tener alguno, será inventado. Yo recuerdo perfectamente como la llamaba a gritos cuando llegaba porque me daba caramelos. Y tengo la imagen de llamar a su puerta un día y que lo que me diera fuera una mecedora. Mi madre, conciencia de la memoria, insiste en que eso no fue exactamente así. Con siete u ocho años, volviendo del colegio una tarde, le di el regalo que habíamos preparado para celebrar alguno de esos días que se conmemoraban con un cenicero de barro. Mi madre me dijo que ya tenía muchos ceniceros y que no me quedaban muy bien. Me animó a que la próxima vez que la profesora nos pidiera moldear un regalo, yo dejara el barro y escribiera un poema. No me causó un trauma porque soy hermana mayor y tengo muy buen carácter. Pero lo recuerdo nítidamente. Mi madre dice que eso no ocurrió. Entre lo vivido y lo inventado puede haber dos historias de distancia. Aunque no estén tan lejos. Me gustaba inventar cuentos y en una ocasión tuve que inventar de propio un recuerdo. De sopetón y a vuelapluma. Mi padre me ayudaba con los dibujos técnicos del instituto. Mi falta de pericia con las manualidades me ha acompañado como mis lunares, toda la vida. Teníamos que trabajar la perspectiva y yo llevé un dibujo preciosamente hecho por mi padre. Era un salón con su suelo de baldosas cuadradas, con sus paredes, su mesa, sus marcos... Un dibujo demasiado bien hecho porque mi padre no podía presentar algo mediocre. Era tan bueno que el profesor dudó de que hubiera sido realizado por mi escaso talento. Así que me tuvo sentada en una mesa aparte toda una clase para que le demostrara que lo había hecho yo. Tuve que inventarme el recuerdo de hacerlo y tuve que imaginar que lo podía hacer. Ahí estuve trabajándome el personaje, valorando pinceladas, estudiando medidas, sonándome los mocos y cualquier otra acción que me ocupara los minutos. No sé cómo convencí al profesor de que lo había hecho yo. Me apunté a teatro ese mismo día. Los recuerdos son como los espacios en los que jugaste de niña. Se hacen pequeños a medida que pasa el tiempo y tienes que inventarlos para ampliar huecos. El salón de la casa de mi pueblo siempre me había parecido enorme. Hasta que mi piel se vistió de adulta. ¿Cómo quedará cosido en cada cuerpo el recuerdo de lo que estamos viviendo ahora? Llegan un puñado de refugiados. Dar la sensación de que se hace algo. Qué miserables somos. Recuérdalo tú y recuérdalo a otros.

domingo, 15 de mayo de 2016

Pasiones y abrazos

Pasiones y cuerpos ( El Periódico de Aragón - 14/05/2016 )

Carmela es bailarina. Bailarina y electricista. Le apasiona bailar y nunca deja de mover las piernas. Le encanta ponerse de pie y dar saltos, o hacer el caballito y golpear tu pierna con las suyas. También le encanta mirar los aparatos de luz. No sé cuánto le durarán estas pasiones. Lo que no quiero es que le maten sus ganas. Me encantaría que pudiera desarrollar todo lo que le apasione. Y que se apasione mucho. Y que sea ella quien elija cambiar de pasión. Que no se viera obligada a renunciar a lo que le da la vida. Que no arrincone lo que le gusta.

Un chaval de 15 años descubre una nueva ciudad maya que no se conocía hasta la fecha. El adolescente es un apasionado por el mundo maya. Colocó las constelaciones del Codex Maya sobre el mapa de Google Earth y se dio cuenta de que las estrellas se corresponden con la ubicación de las ciudades mayas. Ningún científico se había percatado de esta correlación entre las estrellas y los asentamientos de las poblaciones. Y la constelación número veintitrés no tenía correlación exacta en el mapa. Según la teoría del chico, tendría que haber una ciudad en un lugar recóndito de la Península de Yucatán. Se han realizado análisis con satélites y se ha visto que sí, que al parecer existe una pirámide y una treintena de edificios en el lugar indicado por el adolescente. El médico Oriol Mitjà llegó a la isla de Lihir, en Papúa Nueva Guinea, para realizar una suplencia de un mes. Allí se topó con miseria pese a que en la isla se sitúa el cráter Luise, un volcán sin actividad que guarda uno de los mayores depósitos de oro del mundo.

También se encontró con un ramillete de enfermedades medievales. Entre ellas el pian, una dolencia provocada por una bacteria que deforma piernas y borra rostros. Mitjà decidió quedarse para luchar contra esta enfermedad olvidada. Logró encontrar el medicamento con el que hacerle frente. Una pastilla que en los países ricos se emplea para la otitis y la bronquitis. Es un medicamento barato. La Organización Mundial de la Salud ha lanzado una campaña para erradicar el pian en tres años. Si tiene éxito, puede ser la segunda enfermedad humana erradicada, tras la viruela.

Deja de arbitrar el único árbitro español que ha hecho pública su homosexualidad. Se ha cansado de los insultos homófobos. Le ha cogido miedo a su vocación. Ha empezado a trabajar de camarero. En su nuevo puesto no le supone un problema su condición sexual. A veces la pasión se agota como se cansan las ganas de mojarse después de unas calles llenas de lluvia. Hablar de pasión y no del abrazo de Garzón e Iglesias. Ni gente sin casas, ni casas sin gente, claro, pero, ¿la pasión no entra en la campaña? Una sociedad que facilita que cada cual pueda desarrollar aquello que le apasiona es mucho más rica. Un país de frustrados no hace patria. Carmela se mueve y consigue salirse de su zona de juegos. Ella ya sabe lo que puede un cuerpo.

martes, 3 de mayo de 2016

Cosas que nos revuelven la cama

Cosas que nos revuelven la cama ( El Periódico de Aragón - 30/04/2016 )

Se tiene intolerancia al fracaso como se tiene al gluten y a la lactosa. Si no tienes alergias, eres un loser. Ir a un salón de empleo a bailar. Eso tú, que tienes trabajo. Cogería todo el coaching y el mindfulness y haría una pelota rebozada en quinoa y sirope de Agave. Y tapón. Que no pase la imbecilidad, las charangas y una nueva campaña electoral. Coger las mesas electorales y encerrarlas en los salones del Ikea. En esas casas de muestra de 35, 45 y 55 metros cuadrados.

La primera dama. Está ella y luego las damas segundas, terceras y cuartas. La primera dama de Siria dice que sus hijos son muy buenos chicos y hacen deporte y aprenden inglés. Los demás niños sirios mueren en la guerra o huyendo de ella. De eso no dice nada. Lo importante es lo que cuentan los papeles. Ni tú ni yo salimos. Ni papel protagonista ni contrato laboral. Nada. Los pobres no tenemos ni errores. No se utiliza nuestra firma para abrir una empresa en un paraíso fiscal. Transparencia. Desnudos nos vemos las costuras. Vayámonos de luna de miel a un concierto y brindemos comiendo torreznos. Las manos limpias tenían agujeros de tanto ponerse cara al sol. Los patriotas tienen las banderas en sus bolsillos. Romper las líneas significa poner a salvo a los efectivos que atraviesen una situación de riesgo. Por eso se prohíbe que los periodistas de un medio vayan a las tertulias de otro. Saber leer entre líneas, eso es otra cosa.

UNA EMPRESA española construye al revés el primer puente levadizo de Chile. Parece que la última reforma laboral provoca más accidentes de trabajo. Creo que Torrero es el único sitio donde no estuvo Cervantes. Jordi Hurtado abandona temporalmente el programa que venía presentado desde hace casi 20 años. Se cumplen 30 años de la catástrofe de Chernóbil. Se quedó parada la noria pero el accidente sigue viviendo hoy, en las enfermedades de todos los supervivientes. Silvano Tonolio. Su nombre no dice nada pero cuenta la historia de nuestros días. Es un jubilado italiano al que desahuciaron hace ocho meses del apartamento en el que vivía en el centro de Turín. Era enfermero. También fue voluntario en una misión en Uganda. Todo eso da igual al firmar una orden de desahucio. Silvano utiliza los trenes como casa y así evita vivir a la intemperie. Hace unos años sufrió un ictus que lo dejó parcialmente inválido. Esto le permite viajar gratis. Dice que su mayor riqueza es ese carnet con el que va en tren sin pagar. Se sabe de memoria los horarios y rutas. Coge los trenes para pasar el día y la noche. No tiene parientes pero sí algunos amigos. Va a verles y agradece que le inviten a comer. Le han robado dos veces. Nunca duerme en las estaciones. Dice que no es un sin techo porque no se ha hundido. Él se despierta, se afeita y asea en el lavabo del tren. Llega al final del trayecto y vuelve a coger otro tren. Los inspectores, a veces, le llevan el café por las mañanas. Está esperando un alquiler social. Quiere parar. Y una cama.

lunes, 18 de abril de 2016

El movimiento de la tribu

El movimiento de la tribu ( El Periódico de Aragón - 16/04/2016 )

Mi hija ha aprendido a hacer la croqueta. Tenemos una colchoneta de juegos en el salón donde la echamos y ella se entretiene allí algunos ratos. El otro día la dejé en su colchoneta y me fui a la cocina un momento. Cuando volví, Carmela estaba en medio del salón, debajo de la mesa de centro y a un metro de su manta. La miré y sonrió divertida. La volví a poner en su colchoneta y me quedé a ver cómo conseguía desplazarse. Empezó a avanzar dando vueltas sobre sí misma. Boca arriba y boca abajo. Se reía cada vez que conseguía darse la vuelta, como orgullosa y feliz de haberlo conseguido. Ahora que se mueve, se lo pasa mucho mejor que cuando estaba quieta. Se toca la oreja, se agarra el pelo. Tiene sueño. Empezará a llorar en tres, dos, uno. Bingo. No sé por qué llora cuando tiene sueño. Quizá le parece que el mundo se va a acabar y le entra el disgusto. Todavía no ha aprendido a dejarse dormir sin levantarse en armas. Y tampoco sabe hacerlo sola. Necesita unos brazos que la acunen. Busca el hueco, mete la cara en el espacio que queda entre mi pecho y mi brazo, con su mano me toca la cara. Solloza cada vez con menos volumen. Se remueve si la dejo de mover. La zarandeo hasta que por fin cierra los ojos y se duerme. "Hay una teoría antropológica que explica por qué el movimiento calma a los bebés. La quietud les angustia. El balanceo indica que la tribu se mueve. Si se para, queda a merced de los depredadores". Es el nuevo libro de mi compañero Sergio del Molino, La España vacía. Viaje por un país que nunca fue. Tengo la suerte de ser amiga de uno de mis escritores favoritos. El libro es maravilloso en todas sus páginas y la frase que cito no es la más representativa de lo que ahí se cuenta. Leo el libro con una mano mientras zarandeo a mi hija con la otra. Se tranquiliza con el balanceo que le da protección y la lleva al sueño. La maternidad es movimiento porque la vida también lo es. Si no nos movemos, estamos a merced de los depredadores.

Dos madres vascas recogen dos mil mochilas portabebés para enviar a los refugiados sirios. Quieren que las madres y padres puedan llevar a sus hijos encima y poder tener las manos libres para portear sus enseres. Para que salgan de la nada aunque no tengan un dónde que les acoja. ¿Cuál es el plan? ¿Trasladar a los refugiados de campo en campo, de encierro en encierro, hasta que se mueran? Marchar tiene siete acepciones. La primera es irse o partir de un lugar y la última es morir. Entre una y otra, varias posibilidades de moverse. Fíjate que los que mandan en la tribu sólo quieren dejarles quietos en vidas varadas. Hay depredadores que se llaman país. Una bandera no construye una casa. No puedes hablar de los refugiados en todos los artículos, ¿es que hay otro tema? Sigo con la lectura del libro de Sergio. Patrias imaginarias que se levantan "sobre silencios, carraspeos y álbumes de familia. Más que una patria es un aire". Carmela se despierta.

lunes, 4 de abril de 2016

Contrarios

Contrarios ( El Periódico de Aragón - 02/04/2016 )

Ha llovido también en mis zapatos y me molesta la humedad aunque solo tengo los pies mojados un rato. Imagina todo un invierno de frío y barro. Un ministro que dice que las expulsiones colectivas de migrantes tratan a seres humanos como maletas. Suelta esa frase pero el gobierno del que forma parte rechaza acabar con las devoluciones en caliente. Una niña siria corta con un cuchillo de plástico la alambrada que la retiene en la nada. Piensa en tu parto. Una cama. Material esterilizado. Anestesia. La matrona. Desinfectar. Coserte. Curarte los puntos. Comprobar que el recién nacido esté bien. Volverte a situar en una cama de una habitación limpia y caliente. Ahora piensa en parir sin nada de eso. Piensa en ver pasar los días, uno tras otro, con la única actividad de resistir y pelear por tu ración de comida. Sin nada qué hacer, sin nada por lo que levantarte. La vida detenida y enjaulada. El no derecho a vivir.

UN SEÑOR SUFRE un accidente de coche. Es el líder de un partido neonazi alemán, que encabeza marchas xenófobas acusando de enemigos a los refugiados. Dos refugiados sirios le socorren antes de que lleguen los bomberos. Los invasores velando por su vida. Un turista se hace una foto con el secuestrador del avión egipcio. El primero aparece con el falso cinturón de explosivos, el segundo con una sonrisa idiota en la cara. ¿Quién te asusta más? Atentado en Bruselas. El horror ocupa mucho espacio en los medios de comunicación. Es Europa, nos toca de cerca. Podíamos haber sido nosotros. Casi. El casi siempre actúa de aderezo escénico a una historia. Relatos de personas que iban a estar en el lugar de los atentados y se salvaron por poco. Perdieron el metro, se olvidaron el teléfono en casa, se quedaron dormidos. Atentado en un parque de Pakistán. Mueren más personas que en Bruselas pero ocupa menos páginas. Muchas de las víctimas son niños, pero son otros niños, no los nuestros. Los nuestros y los otros. Lo que te pilla cerca te toca de otra manera, vale, pero la lejanía no tendría que ser motivo para reducir la tragedia. Como si el drama fuera menor cuando se distancia de tu casa, de tu territorio, de tu idioma, de tu cultura.

Dos señoras muy arregladas, como solo van las señoras que viven en edificios con maceteros en los portales de los centros de las ciudades, esas señoras hablaban de los inmigrantes chinos. Son una plaga, decían, lo están ocupando todo. Estaban muy molestas porque ellos abrían negocios mientras los españoles cerraban los suyos. No hay derecho. Te dejo, que me meto a la peluquería. Era una peluquería regentada por ciudadanos chinos. Es barata y abre un Jueves Santo. Peinarse como Dios manda bien vale llevarse la contraria. Queremos parar el terrorismo dejando sin nada a los que huyen de él. Si se les quita todo, solo les queda violencia. Campos de refugiados que se convierten en centros de detención. El miedo. Todos son malos. ¿Para qué Europa si no es capaz de remendar costuras? El barro sólo tendría que ser para rellenar grietas.

domingo, 20 de marzo de 2016

No es necesario

No es necesario ( El Periódico de Aragón - 19/03/2016 )

Ya se ha pasado el Día de la Mujer así que no es necesario que sigamos hablando de igualdad. No, no es necesario. "Acércate a mi pantalón, dale / Vamos a pegarnos como animales / Si necesita reguetón, dale / Sigue bailando que pa eso te traje / Sexy baila y me deja con las ganas / Qué bien te queda a ti esa faldita". Esa es la letra de una canción que está de moda entre la gente joven. Para el Día del Padre no se anuncian aspiradoras. Los tampones son un artículo de lujo. El mismo juguete, el mismo, cuesta más si es de color rosa. Ser mujer sale caro. Se denuncian los mensajes que aparecen impresos en las camisetas de algunas marcas. Guapa como mamá. Listo como papá. O somos bellas o no somos. La alfombra roja, ponte escote para que se te vea. No puedes salir a recoger un premio vestida de cualquier manera. El talento está siempre por debajo de las ropas y de las medidas de tus hechuras. Las presentadoras de los informativos tienen que ser modelos de pasarela. Mujeres que viajan juntas y se dice que iban solas. Las mataron por no ir acompañadas de un hombre. Alcaldesas que tendrían que estar fregando suelos. Delegados del Gobierno que dicen que la culpa de ser asesinada es de una mujer que no avisó que su agresor podía matarla. Una poeta escribe un libro sobre la masturbación femenina y se le cierra la cuenta de Facebook. Hasta quinientos euros menos de sueldo por el mismo puesto si tu cuerpo tiene vagina. Y cremas antiarrugas. Sólo envejecemos nosotras, sólo engordamos nosotras, sólo vamos estreñidas nosotras. El machismo es como uno de esos ambientadores que van soltando aroma cuando pasas. Te hacemos ver que tienes un cuerpo de mierda para que gastes dinero y tiempo en tratar de mejorarlo. Los niños no quieren cuentos que sean protagonizados por una niña. Una niña mandó una carta a una empresa de muñecos para pedirles que hicieran muñecas a las que les pasaran cosas, no sólo princesas a las que tenía que rescatar un chico. En los patios de los institutos son los chicos los que juegan. Las chicas les rodean para admirarles. Actores y observadoras. Conciliar significa ir conjuntada, ¿verdad? Antes tenía trabajo y no una hija. ¿Tendría trabajo si no tuviera una hija? Cambiadores en los baños de señoras. Esa está loca. La de ahí tiene una depresión enorme. Cuánto se ha estropeado. Se lo merecía. Buscona. Mandona. Para ellas, el lenguaje suda harapos sucios. ¿Lo hueles? A veces el machismo está incrustado en la sociedad y no se percibe como tal. Es como quien se pone aire acondicionado. Se te instala dentro y ya tienes ese frío invisible recorriendo los espacios. En la televisión pública, un presentador que es cantante y monta a caballo y vende botellas de aceite con su cara, ese señor, dice que conoció a un invitado de su programa en un prostíbulo, un lugar muy habitual para echarse amigos. Aplausos. Qué pesadez con el feminismo de marras. No, no es necesario seguir hablando de igualdad.

jueves, 10 de marzo de 2016

Una bañera rodeada de escombros

Una bañera rodeada de escombros ( El Periódico de Aragón - 05/03/2016 )

Todo lo que no entiendo lo aprendí de los informativos. El pacto es como el coco para los adultos. Jornadas decisivas en cuanto te levantas de la cama. El día antes de mañana. Se olvidan las fechas señaladas porque todos los días se marcan. En la televisión hay demasiados colores. Las tintas de los periódicos de papel ya no manchan como antes y mira que son sucias sus letras. Muere un escritor y las redes aparecen estucadas con sus textos. Como las carpetas del instituto. El beso se lo lleva el que ponga la mejor cita célebre. Qué rápido se recuerdan lecturas que no se han leído y cómo se olvida la muerte de los que, por no tener, no tienen ni una frase. En un diario digital hablan de los naufragios de refugiados en océanos grandes e invisibles. Al lado de la noticia hay un anuncio de cruceros con chicas en bikini que se bañan en la piscina del barco. ¿A qué venía yo aquí si no era a navegar? Se me va la actualidad por otro lado. Me atraganto. Los grumos de la papilla son más difícil de comer. Los de la sociedad, también. Imagina la bañera de un ático en un edificio alto de una gran ciudad. Una bañera enorme. Imagina ese edificio sin paredes. Una bañera rodeada de escombros en una ciudad descompuesta. Unas niñas que son niñas y disfrutan del baño. Un padre que baña a sus hijas en una bañera rodeada de cascotes, en un piso sin paredes, en un lugar de calles destrozadas. Joder con las vidas rotas. Joder y coño y hostia. Así no se puede hacer poesía. Yo he visto esa imagen. Ha ganado un premio de fotografía. No cabe en este mundo todo el mal que estamos haciendo. Por eso queremos colonizar Marte. Un cuento, por favor. Un cuento para salvarte del deshielo y no morirte de frío. Tengo dentro unos columpios. Y música. Se baila. Unas risas. Algo de beber. La distancia es un animal que ruge mientras tú te cubres la cabeza. De algo hay que morir y por algo hay que intentar salvarse.

Si no haces nada para impedir que el injusticia se extienda, no pasa nada. Si haces una broma, vas al calabozo. Ahora llueve. Llueve por todo y no cala. Si nos calara nos dolerían los ojos de mirar cómo está todo. Ponle soja a lo que pasa. Soja y vinagre de Módena. Ahora todo nos sabe igual. ¿Puedo pedir dos primeros? Y la carne muy hecha y el dolor de espalda y ponerle la funda al edredón y un móvil con la pantalla flexible y el culo irritado por los pañales de marca. Asuntos del aquí cuando no se huye del sitio. Se me cuartean los labios del frío. Grietas. Hay rendijas muy pequeñas por las que se cabe. Y fronteras muy grandes que no se pueden atravesar. Gases contra personas para que no entren. Si no los podemos parar, envenenaremos el aire. Por eso no hay carteles de entradas de emergencia y sí de salidas. A la huída no se le puede exigir que pida turno. Los llamamos refugiados para que se escondan junto a nuestras vergüenzas, no porque queramos darles refugio. Otro febrero que se ha acabado sin empezar una colección por fascículos.

miércoles, 24 de febrero de 2016

La ciudad de las mujeres


La ciudad de las mujeres es un proyecto documental de Vicky Calavia en el que participo. Se estrena el próximo 9 de marzo.

Ondas que te tocan

Ondas que te tocan ( El Periódico de Aragón - 20/02/2016 )

Se ha descubierto que las ondas gravitacionales sí que existen. Einstein lo anunció hace cien años en su teoría de la relatividad y ahora se ha confirmado. Los objetos acelerados producen distorsiones del espacio-tiempo que se propagan por todo el universo. Estas distorsiones son las ondas gravitacionales. Puede que este descubrimiento nos permita aprovecharnos de su energía. No sé de qué manera. Si se me escapa descifrar el llanto de mi hija, cómo voy a comprender todo esto. Lo intento. Es como cuando tiras una piedra a una balsa de agua y se provoca un movimiento circular alrededor del lugar del impacto. Pues algo así pero con agujeros negros, por ejemplo. Un cuerpo masivo perturba. Altera el orden. Igual que Esperanza Aguirre, Ella es como todas las malas de las películas Disney pero en una sola.

Perturbar también significa perder el juicio. Qué miedo da un mundo en el que se encarcela a unos titiriteros y el juez los excarcela diciendo que no hay riesgo porque les han requisado los muñecos. Que no cunda el pánico, ya no podrán hacer ficción. Ese es otro tema. Estamos en un tiempo en el que todo lo que escribes se caduca. No sabemos lo que va a pasar. Y mira Einstein, predijo y acertó. Claro, pero es que él es un científico. En la ciencia es donde caben las certezas. Fuera de ahí, el abismo. ¿Cuánto tiempo pasó él intentando entender el mundo? Es difícil detenerte a mirar algo cuando todo pasa tan rápido que puedes verlo sin necesidad de pararte. Lo que pasa no te huye, pasa. Se queda flotando, como la basura espacial. Y algún día puede caer sobre ti con todo el peso de tu mirar para otro lado. A veces, las ondas que se propagan con determinadas situaciones son muy fuertes y te levantan.

Mis amigos, Sergio del Molino y Cristina Delgado, han abierto una petición en Change.org para que los cuidados paliativos se extiendan a los niños. Para que los niños que van a morir puedan hacerlo en la intimidad de su casa, con su familia y sus juguetes, sin el abandono absoluto del sistema sanitario. No, no nos gusta que la gente enferme y muera, especialmente los niños. Pero a veces pasa, también en los niños. Me gustaría que mis amigos no supieran de lo que hablan. Y quisiera que no se hubieran sentido abandonados. Ellos no pueden impedir que ningún otro niño niño enferme y muera, pero se han propuesto evitar que, si eso sucede, otras familias se sientan abandonadas. Su gesto habla mucho de ellos. Su rabia, su miedo, el amor a su hijo, su dolor, su recuerdo. Todo eso es suyo. Lo que sienten, es su espacio propio y privado. Pero ponen su experiencia como puerta para conseguir lo que ellos no tuvieron, que los servicios paliativos pediátricos domiciliarios sean un derecho para cualquier niño cuyos padres lo soliciten. Su petición sigue propagando ondas en forma de firmas. Te puedes sumar, si quieres. Es de todos y para todos. Gracias.

Change.org/paliativosencasa

Tacos de fijación

Tacos de fijación ( El Periódico de Aragón - 06/02/2016 )

Tengo la oportunidad de entrevistar al escritor Marcos Ordóñez con motivo de su libro Juegos reunidos. Me detengo en uno de los relatos que ahí aparecen, en una historia pequeña. Cuenta el autor que, en la estrofa de una canción que hablaba de los barrios de Barcelona, siempre había escuchado que se decía Astor. Finalmente, cuando Ordóñez ya había creado todo un universo a ese barrio desconocido, el dueño de la canción le sacó del error, no decía Astor, decía Las Corts. Y el problema es que Astor ya estaba activado en la mente del escritor. Lo había imaginado y ahora existía. Cómo no iba a existir si le había creado un tipo de luz, pequeñas zapaterías con muy pocos zapatos, olor a nardos de cera y viejos sentados en bares mirando al fondo de los vasos como si se les hubiera caído algo dentro. Me sentí aludida en la anécdota. A mí me pasó con una canción de Aute. Me aprendí la letra antes de entenderla porque mis padres ponían el disco con frecuencia cuando yo era pequeña. Y ya, para siempre, fijé en la memoria "la Venus del Nilo" donde se decía "la Venus de Milo". Y sólo reparé en mi confusión cuando un novio se percató del cambio de letra. Y, para entonces, de la misma manera que había hecho Marcos Ordóñez, yo ya tenía confeccionada una historia para esa venus romana que había llegado hasta África. Así funciona la literatura, creando universos de verdad para explicarse la realidad. Muere el inventor de los tacos de fijación. Los tacos se necesitan para fijar los tornillos. Sujetan, igual que hace la literatura. Son tan útiles que yo misma me compré en Ikea una caja con tacos de distintos tamaños. Yo, que no tengo taladro. No los he utilizado nunca. El universo real puede ser más inútil que el inventado. Mira el Congreso. Está intratable. Por eso las distintas fuerzas políticas se encargan de dibujar ficciones que alimenten el miedo, la ambición, la posibilidad de cambio, los entendimientos o diferencias. No sabemos lo que va a pasar pero cada uno tiene su proyección. Yo me encuentro como si asistiera a una sesión de realidad virtual y estuviera haciendo aspavientos para espantar monstruos imaginarios. Quita, bicho. El inventor de los tacos de fijación también inventó el flash sincronizado para cámaras de fotos. Flash también es una noticia breve que emiten los medios de comunicación con carácter urgente. Y pienso en las informaciones sobre los refugiados y en las fotografías de niños muertos. No hay tacos que aguanten lo que pesa la vergüenza de esta realidad. "Si Europa fracasa en la cuestión de los refugiados, su relación con los derechos universales de los ciudadanos quedará destruida y no tendremos la Europa que queremos imaginar". Esto lo dijo Merkel. Y la respuesta de Europa fueron vallas, negativas a acoger refugiados, palos en las fronteras o cupos sin hacer nada para poner en marcha la recepción. Y más muertes. Entonces sí, siento que hay algo peor que lo que estamos viendo, el mundo que se imaginan algunos.

lunes, 25 de enero de 2016

He vuelto


He vuelto ( El Periódico de Aragón - 23/01/2016 )

Belleza y miedo es una canción del nuevo disco de Ricardo Vicente. Con las canciones pasa que se quedan flotando en algunos momentos y, al escucharlas tiempo después, siempre te hacen volver a ese instante. Mi embarazo tiene como banda sonora, entre otros, a Ricardo Vicente y a Tachenko. Como si necesitara algo de sonido de aquí para arrullar a mi cría al nacer. O para decirle que, mira, hija, nuestro aquí no es tan feo ni tan malo.

Me fui de esta página sólo por un rato hace ya algunos meses. Tenía que coger aire para empezar a soplar al llegar al parto. Me gustaría darle épica al asunto y poder contar que, mientras dilataba, se me pasaba toda mi vida por delante o pensaba en todas aquellas mujeres que no tienen un hospital público en condiciones para dar a luz. No. Nada. No pensé en nada. Sólo dilataba y me retorcía de dolor con cada contracción. Y eso que tuve muy buen parto. Con mi hija en mi torso, recién salida de mí, entonces, sí, belleza y miedo. "Ni la guerra ni la paz son para ti. Tú eres del miedo y la belleza. Belleza y miedo". Tú. Nunca antes algo me pareció tan bonito. Nunca. Y jamás había sentido tanto miedo. Jamás. Y a partir de ahí, más belleza y más miedo. Una vida nueva obliga a que tengamos que reubicarnos en nuestro mapa de afectos. Hace que se dupliquen algunas relaciones. Mis padres siguen siendo mis padres pero ahora también son abuelos de mi hija y yo me relaciono con ellos como hija y como madre de su nieta. Por el contrario, a mi abuelo lo he perdido. No, no se ha muerto, sólo se ha hecho bisabuelo y se ha olvidado de mí. La invisibilidad, sí, eso también llega con la maternidad. La sensibilidad, el instinto animal, el sueño, la habilidad de hacer cosas con una sola mano, la vulnerabilidad, la fuerza, la falta de tiempo, la ternura, la necesidad de tu tribu, la energía, el aprendizaje, el desorden, las manchas de leche, las lavadoras, las sentadillas, lo nuevo, las risas. Todo eso ha aumentado al tenerte. Todo eso, la belleza y el miedo. Ir al baño con sosiego, sentir ridículo al cantar, la cantidad de veces que te puedes depilar o cortarte las uñas. Estas cosas han disminuido. Creces y vas cambiando sin preguntarme si estoy preparada. Tengo más ambición. Por ti. Todas las cosas que quiero hacer siguen formando parte de mí pero ahora contigo. Y luego están las cosas que deseo y que van más allá de mí. Que haya unas rastas que remuevan el olor a rancio de una política de trajes apolillados. Quiero mirar lo que nos va a pasar sin que me avergüence. Quiero contarte mañana, hija, que ayer todo era peor. Y que tú puedas elegir tu propia historia. Y que haya lobitos buenos y brujas hermosas como en la canción con la que te duermes. Y escribir para entender, para explicarte y para conservar el recuerdo. Lloras. En mi mundo hay nuevas alarmas. La urgencia se llama teta. "Y no te pido más / que me salves en el último momento. Voy a tu encuentro". He vuelto.