lunes, 25 de enero de 2016

He vuelto


He vuelto ( El Periódico de Aragón - 23/01/2016 )

Belleza y miedo es una canción del nuevo disco de Ricardo Vicente. Con las canciones pasa que se quedan flotando en algunos momentos y, al escucharlas tiempo después, siempre te hacen volver a ese instante. Mi embarazo tiene como banda sonora, entre otros, a Ricardo Vicente y a Tachenko. Como si necesitara algo de sonido de aquí para arrullar a mi cría al nacer. O para decirle que, mira, hija, nuestro aquí no es tan feo ni tan malo.

Me fui de esta página sólo por un rato hace ya algunos meses. Tenía que coger aire para empezar a soplar al llegar al parto. Me gustaría darle épica al asunto y poder contar que, mientras dilataba, se me pasaba toda mi vida por delante o pensaba en todas aquellas mujeres que no tienen un hospital público en condiciones para dar a luz. No. Nada. No pensé en nada. Sólo dilataba y me retorcía de dolor con cada contracción. Y eso que tuve muy buen parto. Con mi hija en mi torso, recién salida de mí, entonces, sí, belleza y miedo. "Ni la guerra ni la paz son para ti. Tú eres del miedo y la belleza. Belleza y miedo". Tú. Nunca antes algo me pareció tan bonito. Nunca. Y jamás había sentido tanto miedo. Jamás. Y a partir de ahí, más belleza y más miedo. Una vida nueva obliga a que tengamos que reubicarnos en nuestro mapa de afectos. Hace que se dupliquen algunas relaciones. Mis padres siguen siendo mis padres pero ahora también son abuelos de mi hija y yo me relaciono con ellos como hija y como madre de su nieta. Por el contrario, a mi abuelo lo he perdido. No, no se ha muerto, sólo se ha hecho bisabuelo y se ha olvidado de mí. La invisibilidad, sí, eso también llega con la maternidad. La sensibilidad, el instinto animal, el sueño, la habilidad de hacer cosas con una sola mano, la vulnerabilidad, la fuerza, la falta de tiempo, la ternura, la necesidad de tu tribu, la energía, el aprendizaje, el desorden, las manchas de leche, las lavadoras, las sentadillas, lo nuevo, las risas. Todo eso ha aumentado al tenerte. Todo eso, la belleza y el miedo. Ir al baño con sosiego, sentir ridículo al cantar, la cantidad de veces que te puedes depilar o cortarte las uñas. Estas cosas han disminuido. Creces y vas cambiando sin preguntarme si estoy preparada. Tengo más ambición. Por ti. Todas las cosas que quiero hacer siguen formando parte de mí pero ahora contigo. Y luego están las cosas que deseo y que van más allá de mí. Que haya unas rastas que remuevan el olor a rancio de una política de trajes apolillados. Quiero mirar lo que nos va a pasar sin que me avergüence. Quiero contarte mañana, hija, que ayer todo era peor. Y que tú puedas elegir tu propia historia. Y que haya lobitos buenos y brujas hermosas como en la canción con la que te duermes. Y escribir para entender, para explicarte y para conservar el recuerdo. Lloras. En mi mundo hay nuevas alarmas. La urgencia se llama teta. "Y no te pido más / que me salves en el último momento. Voy a tu encuentro". He vuelto.

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