domingo, 21 de diciembre de 2014

Quiero todo esto

Quiero todo esto ( El Periódico de Aragón - 20/12/2014 )

Quiero casas de las que no nos echen y calefacciones que podamos pagar. Quiero que lo público gane. Quiero poder comprar berberechos siempre. Quiero que desaparezcan los purés de las cartas de los restaurantes. Quiero olvidarme de la sensación de no llegar a todo. Quiero un país en el que no se consienta el hambre. Quiero aprender muchas cosas. Quiero que se gobierne para que nos duela menos lo que nos falta. Quiero leerme sin evitarme la mirada. Quiero no tener que justificarme. Quiero que sea prioritario acabar con la violencia. Quiero mujeres libres y que no sean maltratadas o asesinadas por intentar serlo. Quiero que la gente a la que quiero lo note. Quiero que mi abuelo se siga afeitando para que yo le bese. Quiero que se vayan los que nos han traído hasta aquí. Quiero que no nos transformemos en ellos cuando estemos en su sitio. Quiero ser pequeña para que mi hermana me dé clase. Quiero que al neoliberalismo le salgan heridas que le escuezan. Quiero que inventemos historias y que no falte nuestra voz cuando se trate de contarnos. Quiero radio y libros y abrazos. Quiero comer secretos y que nos prestemos mentiras. Quiero una valla que recubra la casa del ministro de Interior. Quiero que nos independicemos de este gobierno. Quiero muchas primeras veces. Quiero tener a alguien que me haga una tortilla cuando yo esté enferma. Quiero que recubran las aceras con el suelo blando de los parques. Quiero tiempo. Quiero que la ilusión sea fuerte y no se desmorone. Quiero que nos quejemos sin que nos multen. Quiero que alguien meta por mí el edredón en su funda. Quiero viajar. Quiero ciudades de tiendas pequeñas, plazas habitadas y calles que no nos expulsen. Quiero que nos salgan bien los planes. Quiero no tener que actualizar algo todo el rato. Quiero que conservemos los recuerdos. Quiero que los desayunos duren más rato. Quiero que nos siga sin cansar la mortadela. Quiero que las penas sean muy pequeñas al lado de las alegrías. Quiero muchos dolores de tripa si son por reírme. Quiero que lo que venga no nos espante. Quiero disfrutar del roce. Quiero conversaciones. Quiero poder dedicarme más a mis amistades. Quiero que no cierren hospitales ni colegios. Quiero que no nos estafen. Quiero que mis padres puedan vivir tranquilos. Quiero croquetas. Quiero romper certezas a machetazos. Quiero contradecirme. Quiero deleitarme. Quiero igualdad. Quiero revoluciones en las que se baile. Quiero que los sustos solo sean los que doy yo cuando me escondo. Quiero que leamos más. Quiero saber cantar bien. Quiero que a los cínicos les golpeen sus palabras. Quiero que mi novela se publique. Quiero que la decepción se coja una excedencia. Quiero que el dinero no reine. Quiero República. Quiero bibliotecas y librerías que no cierren. Quiero conflictos sin armas. Quiero que se puedan curar cada vez más enfermedades. Quiero que el cierzo respete mi flequillo. Quiero que lo que se estropee no nos rompa.

Quiero que el año nuevo nos llegue lleno de nuestros quieros. Quiero todo esto.

lunes, 8 de diciembre de 2014

No saber dibujar la perspectiva

No saber dibujar la perspectiva ( El Periódico de Aragón - 06/12/2014 )

Cierra la empresa que fabricaba las figuras flamencas que durante décadas han sido el souvenir typical spanish. No han resistido los embistes de la crisis, de la competencia china y de los televisores de plasma. Mi viaje de estudios de 8° de EGB fue a Andalucía y me traje de recuerdo una de esas bailaoras flamencas. Era fea, la más fea de todas, también la más barata. Reinó en el salón de mis padres hasta que me independicé y mi madre consiguió deshacerse de ella cediéndola para mi colección de objetos de la memoria. Guardo todo lo que me cuenta algo de lo que soy. A veces también falseo el relato. Trato de reconstruir hechos y algunos se me han perdido así que tengo que fabular trozos del trayecto porque quiero llegar al recuerdo y no sé cómo se va. Me gustaría tener más tiempo por detrás para que me pudieran caber más cosas en lo que he vivido. Hay que mirar hacia delante pero ahora hace mucho frío así que andamos sacando chepa y sin levantar la vista del suelo. Y ellos, que nos ven desde la distancia, aprovechan que la amplitud de miras la tenemos en las baldosas rotas para zarandearnos constantemente con noticias y que no podamos ni pararnos a pensar. Siento que nos meten los mensajes a empujones, como si la actualidad fuera ese tipo que se encarga de presionar a otros para que todos quepan en los vagones del metro de Tokio. Y de esta manera conservamos la información en nuestra cabeza, apiñada. Además, a mí me hicieron tipo loft por dentro, no tengo muros que separen unas cosas de otras y por eso lo mezclo siempre todo. Al año que viene hay elecciones y esto que me pica por todo el cuerpo debe de ser la zozobra. Los pájaros revolotean cuando huelen la tormenta y nosotras ya vivimos con las nubes negras dentro de casa. Las manchas en la piel antes eran erupciones y ahora se llaman corrupciones, es lo malo de tener las tertulias políticas todo el rato encima de ti. "La especie humana no puede soportar tanta realidad", decía T.S. Elliot en sus Cuatro cuartetos. Lo que a nosotros nos pasa se llama obsolescencia programada. No es que seamos escépticos, es que nos han hecho cansados. Somos seres analógicos y nos gastamos. Se trata de cambiar las cosas pero parece que vivimos un tiempo que tiene agotadas todas las teorías. Hay que verlo todo con perspectiva pero yo no tengo. En el instituto era mi padre el que hacía los trabajos de dibujo técnico. Saqué un sobresaliente en perspectiva pero no era mía. Cuando no tienes habilidad lo que se te da bien es inventar. Perspectiva. Los espacios que de niño eran grandes se hacen pequeños cuando tú te haces mayor. Será por eso que esta vida nos aprieta. Suena en bucle la versión que María Rodés ha hecho de "Mi pobre patria" de Franco Battiato: "Esperemos que el mundo vuelva a cotas más normales, que pueda contemplar con calma el cielo/ que no se hable más se hable de dictaduras, quizá tendremos que seguir tirando/ mientras la primavera tarda aún en llegar."

lunes, 24 de noviembre de 2014

Olfato y tiburones

Olfato y tiburones ( El Periódico de Aragón - 22/11/2014 )


Quien te quiere te regala palabras. Eva Cosculluela ve una frase y se la guarda para traérmela al día siguiente: "Los tiburones dedican un 14% de su cerebro exclusivamente al olfato. Pensé que te gustaría saberlo". Hay gente que colecciona dedales, imanes, plumas o dispensadores de los caramelos PEZ. Yo recopilo palabras, listas y microdatos absurdos. Mi madre intentó que coleccionara monedas. Me las regalaba y yo procuraba recibirlas con entusiasmo pero las acababa abandonando en algún cajón. La que es de familia pobre se le da muy mal coleccionar dinero. Eva me trae la frase y yo me recreo en el regalo. Los tiburones dedican una parte importante de su cabeza sólo a oler. Los humanos tenemos el sentido del olfato menos desarrollado. Sólo olemos la porquería cuando estamos en ella. Si fuésemos tiburones habríamos podido devorar a nuestros agresores o huir hace ya tiempo. Pero no tenemos esa astucia en la nariz ni tanta fuerza en los colmillos. Sin embargo, los humanos distinguimos entre más de diez mil aromas diferentes. Se cree que existen siete tipos de células olfatorias, cada una de las cuales sólo es capaz de detectar un tipo de moléculas: alcanforadas, amizcladas, florales, mentoladas, etéreas, picantes y pútridas.

LOS TIBURONES están perdiendo olfato por el aumento de los niveles de dióxido de carbono. Cuánto me conoce Eva y cómo me quiere, qué regalazo. Yo soy muy de disfrutar con lo que me obsequian y me amarro a las letras para que me den sentido, el del olfato y los otros. "Repli sur soi", repliegue sobre uno mismo, así le llaman los franceses al ensimismamiento. Y así creo que ha funcionado mucha de la política que se ha desarrollado en este país. Se ha intentado ser política en lugar de hacerla. No se es política sino que se hace política de la misma manera que se hace un bizcocho y no se es un bizcocho. Me creo que una palabra me pertenece y me voy con ella de viaje a Canarias, como sacando a la política de paseo. Está todo pagado, ¿no ves que la política soy yo? Hay quien se apunta a una web de citas y otros van al Senado. Las ruedas de prensa no tienen preguntas y los discursos se leen con el fin de la cita incluido porque a los alegatos huecos no les sobra nada, sólo les falta todo. Modelar la vida para que cambie el centro incluye que se vuelva la mirada a las palabras después de años de expolio. Corrupción también ha sido que se apropiaran del lenguaje. Devolvednos la política y quedaos con las explicaciones. Vuestra lengua es la de las cáscaras, vacía y vana. Gritos que devuelven el eco sin réplicas ni nada nuevo. Vayamos a las barricadas del verbo. La librería Los portadores de sueños cumple 10 años y yo estoy con ellos para celebrarlo. De vez en cuando hay alguna alegría que te pilla en tu turno y no en las listas de espera. En la librería hay palabras como para comer de restos toda una vida. Félix y Eva las recopilan para que vayamos a buscarlas. ¿Cómo podría querer o insultar si no están ellos guardándome el habla? Pensé que os gustaría saberlo.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Preferiría no hacerlo.



Hace una semana estábamos con los nervios en los tímpanos. Al día siguiente estrenábamos PREFERIRÍA NO HACERLO, el programa con el que Sergio del Molino y yo pensamos ocupar por un rato los micros de Aragón Radio. Pensamos que podía ser buena idea contar por escrito qué significa para nosotros tener un hueco en la radio para hablar de libros. Así que yo escribí el texto que ahora pongo aquí, un poco más abajo. Mañana estaremos en antena para hacer nuestro segundo programa. Y esperamos que nos podáis acompañar a lo largo de muchos lunes. Y si no, hemos hecho un blog donde pondremos los enlaces a los podcast del programa: http://preferirianohacerlo.org. Preferimos que nos sigáis. Y que os guste hacerlo.

Ocupar los transistores.

Mi primer recuerdo de la radio está sujeto a antes de nacer. Mi madre estaba embarazada de mí en la noche de los transistores, aquel 23F en el que los cuerpos temblaban de miedo. Mis padres bajaron las persianas y se quedaron a oscuras. Se agarraron a una radio con la confianza de que les dijera que los tanques no salían a la calle. A mí me asustó mucho este mundo y nací un mes más tarde de lo previsto. Ya en vida, mi segundo primer recuerdo de la radio es una frase que me decía mi abuelo: “Tú sola ya eres como un transistor, no callas.” Mi abuelo es el mayor contador de historias que conozco. A mí me encantaba irme con él a dar paseos y que me fuera contando lo que pasó por las calles antes de que lo que pasara fuéramos nosotros. Yo le preguntaba y le preguntaba y le hacía que me repitiera una vez y otra y luego otra los relatos que ya me había contado entonces y antes de entonces. Un día en el colegio nos preguntaron acerca de nuestro personaje favorito de la historia y yo dije que era mi abuelo porque él era todas las historias. También querían saber cuál era nuestro juguete preferido y yo dije la radio de mi madre. La radio que era como la que tenía mi abuelo siempre en la mesa, a su lado. En aquel momento yo vivía en Madrid y mi abuelo en Zaragoza. Y a mí me gustaba escuchar la radio que era igual que la suya porque así los dos escuchábamos lo mismo al mismo tiempo. De la radio salían historias y yo pensaba que mi abuelo las cogía todas como se coge al autobús cuando lo pillas antes de irse de la parada. Hay sonidos que te hacen persona y construyen la banda sonora de tu vida. El silbido de mi madre, las llaves contra el pomo que anuncian llegadas, el choque del tenedor contra el plato que te acuna en ese ruido recordatorio de que alguien te está cuidando, el café saliendo, los pasos de los que te quieren, los ritos cotidianos, la tiza en la pizarra, las alarmas, la radio. El sonido que escuchaba mientras me dormía era la radio de mis padres y lo primero que escuchaba al despertarme era esa misma radio que mis padres tenían puesta para comenzar el día. Los transistores de casa de mis padres, como los de mi abuelo, siempre han sido analógicos porque la vida también lo es. La vida no está hecha de ceros y unos hasta el infinito. La vida se cansa, se gasta y se muere. Mi madre me regaló un transistor como el que tenía ella y como el que tenía mi abuelo. Se sintoniza con una ruleta que mueves en donde pone tuning. Porque las radios son analógicas pero todas hablan inglés. Cuando estaba en Madrid mis compañeros de clase me elegían para que fuera yo la que leyera porque decían que no tenía acento de allí. Cuando vine a Zaragoza me escogían para leer los textos porque decían que no tenía acento de aquí. Tengo una voz apátrida, pensaba yo. Tienes una voz radiofónica, me dijo una vez una profesora de música para intentar evitar mi frustración por haberme dicho que no tengo oído para poder cantar. Y además aguanto la respiración un minuto. Eso siempre me puede venir bien por si tengo que contar algo urgente y no puedo coger aire. En el instituto hicimos un trabajo sobre medios de comunicación y yo lo realicé sobre La Pirenaica, Radio España Independiente. Mi abuelo y yo grabamos un programa en el que yo le entrevistaba y él me iba contando cómo eran los tiempos en los que por sintonizar una emisora ya te ponías en peligro. Seguí escuchando la radio mientras me salía acné, iba a ligar a los bares, se me iba el acné, empecé a trabajar y me independicé. De adulta me he acercado al micrófono a contar historias en las que estaba metida o a participar en tertulias para comentar las historias de otros. Hace unos meses, en una comida con amigos, Sergio del Molino y yo hablábamos de lo que nos gustaba la radio. Disfrutábamos al escucharla y cuando nos tocaba hablar desde el estudio. A mí me encantaría hacer mi propio programa de radio. A mí también. ¿Preparamos algo juntos? Teníamos una morcilla como testigo así que nos la comimos. El Preferiría no hacerlo podría haberse quedado en ese día y en esa conversación pero nos empujaron unas ondas muy poderosas. Queríamos hacerlo. Cogimos la ilusión y diseñamos un programa literario que llevamos a Aragón Radio y de ahí a hoy han pasado unos meses, muchas reuniones, bastantes horas de preparación, unos cuantos desayunos y alguna cerveza y por fin, hoy, estrenamos nuestro programa, Preferiría no hacerlo. En él unimos dos cosas que a los dos nos apasionan: la radio y los libros. Ahora no soy como un transistor sino que me he metido dentro y lo hago, además, en la mejor de las compañías. Sergio es alguien a quien aprecio y admiro y me siento muy afortunada de que dirija el programa conmigo a su lado. Seguro que lo pasamos bien y deseamos que eso se note y se comparta por toda la audiencia que nos escuche.
A mi abuelo le ha hecho mucha ilusión que yo vaya a estar un programa de radio aunque, si quiero que lo escuche, le tengo que comprar un transistor. Él ya tiene tres en casa. Uno en su habitación, otro en el salón y un tercero que lleva consigo al baño y a la cocina. Los tres tienen sintonizada otra emisora. Cuando le dije que yo iba a estar en Aragón Radio me dijo que no me iba a poder escuchar si no le compraba otro transistor. Los tres que tiene están ocupados con otras historias. Ahora nos tenemos que hacer un hueco para contar la nuestra. Arrancamos.



domingo, 9 de noviembre de 2014

Lágrimas y piedras



Una fotógrafa americana ha descubierto que, vistas en el microscopio, no todas las lágrimas son iguales. Hay tres modelos: las que lubricamos para que no se nos sequen los ojos, las de reflejo, que se producen como respuesta a un estímulo, y las psíquicas, desencadenadas por las emociones. El tipo de lágrima hace que la composición molecular sea distinta, la sal cristaliza y da lugar a diferentes estructuras. Llorar de risa no es igual que llorar por pelar una cebolla o llorar por dolor.

Leo esto mientras me encuentro con que se cumplen 25 años de la caída del Muro de Berlín. Mi primer recuerdo es el de la gente llorando entre las piedras. Cuando lo derribaron yo era lo suficientemente pequeña como para no saber qué era el comunismo ni si yo era o no comunista. Sin embargo sí sabía que yo era más de Paco Ibáñez que de Parchís, más de Epi que de Blas, más del Frigo dedo que del Frigo pie y más de la tortilla de patatas con cebolla que sin ella. Era muy de la película No me chilles que no te veo y muy poco de ET, que siempre me dio grima. Porque la vida se aprende a golpe de contrarios. De lo que eres parte y de lo que te expulsa.

Me acuerdo de ir con mi padre a por la prensa un domingo y pedirle que me comprara Interviú porque regalaban un trozo del muro. Me empeñé en que lo quería pero mi padre no me compró la revista. No creía que esa piedra fuera de verdad berlinesa y, además, no entendía para qué. El capitalismo me dejaba comprar un jirón del comunismo roto y yo quería guardarlo como se guardan las formas, dentro de mí para conservar el aroma. Pero esto no se lo supe decir a mi padre. Yo solo veía que en el telediario salía el muro hecho pedazos y gente que lloraba y se abrazaba después de años sin verse. Imagino que yo quería contagiarme de su entusiasmo. Necesitaba creer en algo. En ese entonces y en nuestro ahora.

Todavía no se pueden coleccionar los pedazos de estos tiempos púnicos, llenos de mala fe y alevosía. Cuando se pongan a la venta en los quioscos, los que estaremos en el desguace ya seremos nosotros. Tenemos las desconfianzas esparcidas por toda la casa. En nuestro desorden no se nos pierden billetes ni cuentas en Suiza. Sí que tenemos facturas que podríamos quemar para calentarnos. Nos sale muy caro el invierno. ¿Cómo haremos para creer cuando lleguen otros si los que están nos han gastado hasta los credos? Nos han robado el dinero, los derechos y el entusiasmo. "Como hay quien trabaja por tedio, escribo, a veces, por no tener qué decir. En el devaneo en que se pierde con naturalidad quien no piensa, yo me pierdo por escrito, porque sé soñar en prosa. Y hay mucho sentimiento sincero, mucha emoción legítima que obtengo de no estar sintiendo". Lo dice Fernando Pessoa en su Libro del desasosiego. Rajoy pide perdón por la corrupción leyendo un papel porque si no, no le sale. Me duele el cabreo de tan afilado que lo tengo. Lloro. En todos los modelos de lágrimas.

domingo, 26 de octubre de 2014

Rellenarnos de ellos

Rellenarnos de ellos ( El Periódico de Aragón - 25/10/2014 )

Actuar y meterse en la interpretación como te sumerges en el agua cuando la sientes fría y estás haciendo la digestión. Poco a poco. Los pies, las piernas, la tripa, el pecho, los brazos, la nuca y la cabeza. El cuerpo va notando que la mentira lo cubre un poco más a cada paso y cuando quieres salir, ya estás mojado. Además has aprendido a nadar siendo otro. Ser nosotros no es suficiente. Inventamos tantas necesidades que incluso a nuestro tránsito intestinal le salen aduanas. Ser más, ser mejor, ser distinto. No queremos ser quienes somos y quizás por eso nos vamos deshaciendo a golpe de autofoto. Nos enseñamos en las redes para no tener que mirarnos. Como el pequeño Nicolás, que estos días ha sido acusado de estafa y usurpación de identidad. Se creó un yo diferente para poder tratar de tú a tú a los dueños del dinero. Quería jugar el partido con los propietarios de la liga. Para bucear en el capital hace falta branquias. Cuando no las tienes, las dibujas. Uno se introduce en los negocios dominando el arte del atrezo porque el éxito no se hace sin decorado. El impostor se tiene que vaciar de sí mismo para rellenarse de otros. Te llevas los zarrios de tu organismo al trastero y pones en el escenario la gomina, el estilo de vida y el jersey de cuello de pico y te conviertes en uno de los suyos. Hasta que te pillan. El fraude se disimula mejor cuando se aprende ya desde la cuna. "Estarás hueco. Te vaciaremos y te rellenaremos de... nosotros". Esto escribe Orwell en su novela 1984. Apple y Facebook pagarán los procesos de congelación de óvulos para que sus empleadas puedan retrasar su maternidad y esta no colisione con su carrera profesional. Lo que nos faltaba, el mercado laboral se cuela en nuestros úteros para dirigirnos el tráfico. Las empresas decidirán cuándo podemos ser madres. Invadirán nuestros cuerpos para rellenarlos de su esencia. Nos piensan como recipientes huecos en los que pueden instalarse para devorarnos desde dentro. La resistencia es una bacteria rumiante que muerde a los invasores cuando nos ocupan no para que imaginemos otros posibles sino para imponernos sus entrañas. Intento quedar conmigo un rato y me escondo en el libro Cómo aprendí a leer de Agnes Desarthe. La autora escribe sobre la lectura: "para mí lo que predominaba era la impresión de invasión, de una anexión de mi interioridad, de una colonización de mis sentimientos. Me sentía poseída. El escritor me imponía su visión y yo quedaba prisionera de ella". Yo así sí me dejo capturar. Leer no me desentiende de mí sino que me hace descender a los túneles propios. Me coloniza otra mirada que me cuestiona la mía y me remueve mis adentros para que note en qué lugar tengo los vacíos. Las historias de otros nos empujan a acercarnos a nosotros mismos. Querer ser yo para no ser una réplica. Leo para que no me rellenen con su ellos. Y bebo bastante agua para ahogar las posibilidades de que tengan sitio en alguno de mis recovecos.

domingo, 19 de octubre de 2014

Células de posición y centinelas

Células de posición y centinelas ( El Periódico de Aragón - 11/10/2014 )

Sabemos dónde estamos y somos capaces de encontrar el camino de un sitio a otro. Tenemos un GPS interno. Nuestro cerebro crea un atlas del espacio que nos rodea y podemos navegar a través de un entorno complejo. Tenemos unas células de posicionamiento que son como los avisos de los planos. Un usted está aquí de los adentros. Nuestro cuerpo se geolocaliza sin satélites. También tenemos unas células cuadrícula que generan un sistema de coordenadas para permitirnos la búsqueda de caminos. Yo con las cuadrículas hacía crucigramas, quizás por eso no me oriento y cometo errores en mis desplazamientos. Llegamos a los lugares almacenando información para cosernos un mapa. El Nobel de Medicina de este año es para tres personas que han investigado estas células que constituyen un sistema de posicionamiento en el cerebro. Ubicarnos y saber marchar para que no perdamos la cabeza. Tenemos tierra suficiente para muchos lugares pero a ras de suelo no se ve nuestro puesto. Todo es confuso si no levantamos la vista. Pero mirar marea y hace mucho calor en octubre. Mi padre me dice que el porcentaje de honradez en este país es 4,65. Cuatro personas de ochenta y seis. Las cuatro que no utilizaron una de esas tarjetas frente a las ochenta y seis que dispusieron del dinero como si estuvieran empapelando con billetes su poca vergüenza. Extensa y árida. No se puede ir a ninguna parte si los que mandan nos saquean los pasos. Perderemos el norte si nos dirigen brújulas con la flecha señalando su ombligo. La presidenta del Círculo de Empresarios dice que no quiere contratar a una mujer en edad fértil porque embarazarse es un problema. Es mucho mejor una huelga de úteros y que las mujeres no fabriquemos empleados para esa señora y para todos los de su especie. ¿Cómo hemos dejado que se atrofiaran tanto las cartografías que se nos dibuja? Yo me hago mi itinerario con la distancia que me separa de ciertas opiniones. Tenemos células de posición y de cuadrícula pero no sé si nos hemos quedado sin neuronas centinelas. Las que nos podían avisar de que el mal estaba cerca y teníamos que avanzar redirigiendo la ruta. Ahora el mal está en todas partes y nos movemos torpes, sin saber dónde podremos coger la última bocanada de aire. Y los sensores no saltan y los virus se nos cuelan por las rendijas gruesas de los recortes. En la mili que hizo mi abuelo muchos de los centinelas que se quedaban guardando la frontera acababan huyendo. Es muy complicado estar alerta si se nos escapan los sistemas de alarma. No se vigila la entrada desde lo más profundo del cuarto oscuro. Localizarnos y saber llegar. Ahora se hacen más cesáreas que nunca porque nos resistimos a nacer. Desde un tranvía lleno de peñistas es muy complicado sentirse de alguna parte y pensar que te sabrás situar. Mis células callejeras están fuera de cobertura. Devolvedme mi ciudad, pilares. La próxima vez que nos quiera invadir Francia, dejadle que pase.

domingo, 28 de septiembre de 2014

Tengo miedo

Tengo miedo ( El Periódico de Aragón - 27/09/2014 )


Que no podremos derrotar virus aprendiendo a empujarlos más allá del umbral de error. La teoría del cisne negro y el hecho de que seguimos dependiendo de modelos que, se ha demostrado, son fraudulentos. Que la pseudociencia siga ganando terreno. Sucesos apocalípticos. Que las personas inteligentes no hagan política. Que habrá otra crisis financiera de proporciones épicas. Que ciertas palabras seguirán siendo tabú. Que las tecnologías digitales están acabando con nuestra paciencia y cambiando nuestra percepción del tiempo. Que se acabe la financiación de grandes experimentos. La catarsis es una alegría que trasciende... ¿puedes repetir la pregunta? Que dejemos de morir. La lucha entre ingenieros y druidas. La escasez de agua. Que estamos inarticuladamente perdidos en la Modernidad. Que tanta información y los nuevos medios implicarán el fin de los hechos. Que la separación entre las noticias y el entendimiento sea cada vez mayor. Que nos volveremos irracionalmente impacientes con la ciencia. Que la idiocracia nos amenace. Que la especie humana pierda el deseo de sobrevivir. El exceso de testosterona producido por una brecha sexual en China. Una amnesia colectiva. Que no entendamos la dinámica de la cultura global emergente. Deberíamos preocuparnos por perder el deseo como eje para la reproducción de nuestra especie. La muerte natural. La geografía poshumana que existirá cuando los robots se hayan adueñado de todos nuestros trabajos. Que en una o dos generaciones, los niños se convertirán en adultos que no podrán distinguir entre lo real y lo imaginario. El bajo índice de sospecha que tenemos de los comportamientos normales. La paradoja del progreso material. Que seremos como ratas atrapadas en una trampa de mármol azul. Que empecemos a tratar la tecnología como magia. El auge de la inestabilidad genómica. Que las autoridades y compañías puedan leer la mente de las personas. Que nos preocupemos demasiado. Que internet está arruinando la escritura. Que internet termine beneficiando a las estructuras actuales de poder y no a la sociedad en general. Que no tendremos un Plan B cuando internet se caiga. Que no podremos vivir sin internet. Que el cerebro no pueda concebir nuestros más graves problemas. Que como consecuencia del cambio climático, la escasez de recursos, los drones, y otras razones no anticipadas, estalle una gran guerra. La estupidez. Ya dejé de preocuparme por el problema del libre albedrío, porque nunca quedará resuelto. Que no podamos identificar la "buena vida". Hombres. Que estamos cada vez más inmersos en sistemas incompetentes que exhiben un comportamiento patológico pero que no se pueden arreglar. La arrogancia absoluta de la humanidad. Que no entendamos los fenómenos cuánticos. Extinción de la diversidad cultural. Estrés. Demasiado acoplamiento. Que no podremos entenderlo todo.

Nota: Resumen, a mi aire, del artículo Las 150 cosas a las que le tienen miedo las personas más inteligentes del mundo, basado en el especial de la revista Edge What should we be worried about?

domingo, 14 de septiembre de 2014

Retortijones

Retortijones ( El Periódico de Aragón - 13/09/2014 )

Septiembre son los nervios en el estómago jugando a hacerse trenzas. Punzadas de ganas y miedo pero sin estuche nuevo. Ya no hay rotuladores recién estrenados a los que agarrarte mientras te piensas devorada por los deberes del colegio. El verano se te quedaba en el pecho como una mala tos. Ahora lo que llevamos dentro es el frío. Los nuevos cursos vienen sin la amortiguación de los suelos blandos de los parques. La ilusión antes era tan fácil como escribir tu nombre en el cuaderno donde ibas a residir el resto del año. Ahora la agenda nos mira entre agobiada por llenarse de nosotras y temerosa por no hacerlo. La culpa sólo se tiene para que se inflame, como el apéndice, y entonces duela. ¿Qué haremos con las vidas que se quedan en blanco? Soluciones se parece a unas ilusiones a las que les ha salido el sol. Pero los gobiernos tienen protección solar para mirarnos. Hay que pensar nuevas tramas para renovar la serie por una temporada más. Necesito creer que las cosas pueden cambiar. Por eso intentarán pasar el rastrillo por las elecciones, para ver si la esperanza puede quedar sepultada en los surcos de la tierra. Dan pereza los titulares. Soltarán elefantes que vuelen mientras nuevas leyes nos muerdan los talones para que pisemos sin sentirnos fuertes. Cogerán nuestras vulnerabilidades para jugar a los barcos. Intentarán que siga habiendo personas que se queden sin casa. Iremos a pedir cita con el médico de cabecera a las oficinas de los bancos. Nos harán una OPA hostil para quedarse con la propiedad de nuestros cuerpos. A las becas de comedor les dolerá el hambre de los niños que no pueden pagarlas. La angustia sabe a regaliz de palo, le das vueltas en la boca y la escupes pero te vuelve al paladar al masticar otra hebra. Y luego otra. Encontrar trabajo. Que no nos despidan. El consuelo es una alarma que nos suena todas las mañanas. O ya ni eso. Antes tratábamos de llegar a final de mes y ahora nos dejamos ganar porque siempre el mes llega antes que nosotras. Ni siquiera puedo proponerme dejar de fumar porque ya lo he hecho. Mirar el catálogo de ofertas del Lidl. Empezar un coleccionable. Gastar todas las tintas de un bolígrafo de cuatro colores. Comprar olvido a granel y hacer con lo pendiente un álbum de cromos. Llegar sin morirnos por el camino. Congelar las alegrías para comer de restos. Empezar. En los comienzos siempre hay hambre y sueño. Por eso son importantes los principios, porque te sujetan el cuerpo cuando lo demás te empuja. "Esta noche, cuerpo triste, métete por donde saliste". Esto decía Carmen París el otro día en un concierto. Salimos de agosto sin hacer la cama y ahora tenemos las sábanas revueltas. Las incertidumbres se nos ponen en fila en este mes que nos recuerda que lo que vendrá nos asaltará en la próxima curva. Susto o sorpresa. El curso se inaugura en la tripa. Retortijones. En los pliegues de lo que nos dobla podemos almacenar deseos. Y ya nos han salido muchas arrugas. Nos irá bien.

domingo, 31 de agosto de 2014

Cabreo de rima asonante

Cabreo de rima asonante ( El Periódico de Aragón - 30/08/2014 )


Imagino que es lo que tiene la disposición de las cosas. Que a veces tú estás en medio haciendo un eclipse. Es como un apagón en tu órbita del que sólo eres responsable tú. Te oscureces. Has dejado escombros desperdigados y te agobia mirar a tu alrededor. Si tu cuerpo dependiera de su resistencia se te haría un agujero negro en el estómago y desaparecerías. En tus conexiones cerebrales hay nudos que te hacen tropezar a cada pensamiento. Te comes los ratos y no tienes bolsillos para tantas cáscaras. Se te nubla el mirar y se te tuerce el gesto. A mí el cabreo me sube por los pies y me mancha todo el genio. No hace falta que pase nada porque todo ya estaba ahí, pasando. Y llega un momento en el que tienes tu umbral de resistencia con marea alta. Se te altera el orden cósmico. Las tildes de tus líneas de expresión acentuadas te montan una concentración en tu rostro. En estos días el enfado me ha colonizado todas las células del cuerpo.

Teníamos problemas con la armonía y nos inventamos la disonancia cognitiva. A las cosas hay que ponerles un nombre para que existan. Así podemos llamar a la tensión entre nuestro sistema de emociones, ideas y creencias que percibimos cuando mantenemos al mismo tiempo dos pensamientos que están en conflicto. O por un comportamiento que entra en guerra con lo que pensamos. Las disonancias fuerzan cambios de actitud para mantener el equilibrio interior. Por ejemplo, nuestro Gobierno siempre tiene una democracia que escupir para justificar sus intervenciones. Hablan de ella como si la tuvieran encerrada trotando en una cuadra y fueran dueños de sacarla cuando les conviene. Ahora quieren hacer una ley electoral que les asegure tener el poder en los ayuntamientos aunque no sea lo que mayoritariamente desean los votantes. La armonía de justificar este comportamiento desde un pensamiento democrático es la misma que soltar gases como un intento de mejorar calidad del aire.

Una mujer denuncia que la han violado. Le roban y le amenazan de muerte. En el hospital comprueban que tiene desgarros en sus partes íntimas. Detienen a sus agresores. Son cinco chavales. Algunos menores. Dos la forzaron. Otros lo grabaron en vídeo. La juez archiva la denuncia. No ve suficientes pruebas que la sostengan. ¿Qué ganaba ella denunciando si no era verdad? Es la Feria de Málaga, no interesa el escándalo. Es una mujer, ¿qué importa quién habla? Es más fácil pensar que ella se lo ha buscado que aceptar que estamos en una sociedad que consiente los abusos a las mujeres. Ahí están la desigualdad, la violencia y el acoso sexual. Se permite que existan. Nos dirigen alcaldes que manifiestan reparos en subirse a un ascensor con nosotras por si simulamos una agresión. Las disonancias. Es más cómodo hacer creer que las mujeres somos unas guarras mentirosas que ver el machismo como un problema social. Por eso se dice muere otra mujer a manos de su marido en lugar de expresar que ha sido asesinada. No muere, la matan. Nuestra realidad es terrorista. Tú calla y ponte guapa.

domingo, 17 de agosto de 2014

Neuronas en fiambrera



Neuronas en fiambrera ( El Periódico de Aragón - 16/08/2014 )

Agosto me sabe a comida de fiambrera. Mi alimento se queda como la ciudad en verano, conservado para mañana. Sin aire. Así me guiso los días, uno detrás de otro, y luego me los como. Las conversaciones no se pueden envasar al vacío pero también me las guardo. ¿Qué es lo que hacemos diferente al resto de primates que nos ha permitido desarrollar nuestras habilidades cognitivas? Es mi amigo Vicente Almazán que me trae una pregunta de postre. Nosotros cocinamos, me dice. Me recomienda que vea una charla de la neurocientífica Suzana Herculano-Houzel. En sus investigaciones señala que el cerebro humano, con sus ochenta y seis mil neuronas, se ha desarrollado mucho más que el de otros primates. Dice que si comiéramos comida sin elaborar, cruda, para darle a nuestro cuerpo la energía suficiente para mantener el número de neuronas, tendríamos que estar comiendo durante nueve horas al día. Cocinar es una manera más rápida de obtener más energía de los mismos alimentos. Ningún otro animal cocina sus alimentos. Hacerlo nos ha permitido convertirnos en humanos. Necesitamos menos tiempo para alimentarnos, masticar y digerir, así podemos dedicarnos a otras cosas que desarrollen nuestras capacidades. Somos producto de las recetas de nuestros antepasados. Mis neuronas le deben su existencia al chorizo, al cocido, a la menestra o a las croquetas. Y, sobre todo, al cuidado de mi familia. Cuando alguien cocina para nosotras nos está regalando su tiempo y esfuerzo para que nuestras neuronas no desaparezcan. Mil gracias. La eficiencia alimentaria nos ha facilitado tiempo para dedicarnos a la investigación, a la cultura, a construir edificios, tener hospitales, escuelas y leyes. Las reuniones de los gobiernos tendrían que ser en la cocina. El verdadero poder lo tienen los fogones. Una huelga de sartenes bloquearía a los países. Guisar no cotiza en bolsa pero el Banco Mundial no existiría si los dueños de los dineros no tuvieran quien les hiciera la comida. Leo que un informático de Sillicon Valley pretende cambiar la manera en la que nos alimentamos y ha creado un compuesto en polvo con todos los minerales, sales, vitaminas, proteínas y nutrientes que nuestro cuerpo necesita. La idea para acabar con la comida se le ocurrió porque estaba cansado de gastar tanto tiempo en comer. Su invento sólo necesita ser disuelto en agua para consumirse. Sin supermercados, sin cacerolas, sin tiempo de cocción y sin sentido. Es una falta de respeto a nuestros ancestros y al regalo que nos hicieron con el fuego. Dejar de comer para comerse el mundo. No se puede llamar avance a algo que pretende acabar con los huevos fritos. El capitalismo es como un disco duro sibilino al que estamos conectados y que no hace otra cosa que meternos virus. La verdadera política es la que se ocupa de hacernos la cena. No habrá revolución sin saber hacer bechamel. Hoy tengo garbanzos. Los he hecho a fuego lento, por joder y así gastar más tiempo.

lunes, 4 de agosto de 2014

Identidad de abrazos y berberechos.

Identidad de abrazos y berberechos ( El Periódico de Aragón - 02/08/2014 )

Yo soy de un plato de anchoas en salmuera, de algunas letras de ciertas canciones y de las melodías de otras. De varias películas y todavía más de muchos diálogos. De algunas obras de arte que me zarandean por dentro. Soy menos de autores que de libros. Muy de bibliotecas y librerías. Me gustaría que mi himno tuviera un baile.

También soy de sacar la pierna por fuera de la sábana, de llevar siempre chicles en el bolso, de poner motes, de intentar tener un por favor y un gracias siempre a mano y de decir varias veces al día me cago en la hostia, hostia puta, puñetera hostia y cualquier cosa que se pueda acompañar de un hostia. Soy mala comedora pero entrego mi reino por unos berberechos. Soy muy de sandía y melindrosa con muchas cosas. Estoy aprendiendo a comer gazpacho. Lo hago a cucharadas para que me dé menos aprensión la textura. Ando muy rápido. Me da mucho sosiego que me rasquen la espalda, mecerme, las conversaciones con mi abuelo, que mi madre silbe y que mi padre me lea las cartas de la comunidad de vecinos. También el agua. Y me encanta bucear y escucharme la respiración. Me siento muy de algunos paisajes, edificios y calles. Unos porque cuentan mi historia y otros porque me los llevé conmigo aunque sólo los tuviera una vez en la mirada. París es mío, por ejemplo. Una vez cambié el casarme por un viaje en helicóptero por el Gran Cañón. En mi ADN seguro que se encuentran plantaciones de tomates de Híjar y melocotones de Calanda.

Somos la suma de lugares, personas y recuerdos. Todo mi cuerpo ateo se moriría en una vida sin Reyes Magos. Si me preguntan de dónde soy lo que me sale decir es de Torrero. La patria que mejor me sale se llama risa. De souvenir me pido croquetas. Ser de un sitio es reconocerte en ese lugar en el que te recuerdas dejando besos por muchas de sus calles. Soy mi hermana y no me parezco en nada a ella. Soy torpe. No tengo pereza. Hago listas. Soy muy de libretas. No soy de aburrirme y sí de soñar que me caigo al vacío. Pertenezco mucho a mis amistades, aunque no les rinda visita tanto como me debiera. Me he construido un lugar donde vivir en algunas palabras.

La unidad mínima de la identidad es la construcción del relato. Un discurso es la molécula más pequeña sobre la que edificamos nuestra historia. Lo que yo tuve de mí antes de ser yo fueron mis quereres.

Todo esto me viene al leer el libro de Mercedes Cebrián El genuino sabor donde se pregunta: "¿Cuántos tipos distintos habría en un catálogo de españoles?". Somos productos colocados en un rastrillo de zarrios. Venimos de algo que decimos que cuenta nuestra historia mientras otros tejen identidades a golpe de billetera. No se puede llevar al país en el corazón mientras se exilia la cartera. El Molt Honorable deja de serlo cuando utiliza a la patria para jugar al Monopoly. Y luego Gaza. Es difícil respetar el sentimiento de pertenencia cuando para lindar las tierras se utilizan bombas. Basta de naciones que saben a muerte. Yo soy de un abrazo antes que de un país.

martes, 29 de julio de 2014

El rabillo del ojo no está hecho de frío.


El rabillo del ojo no está hecho de frio ( El Periódico de Aragón - 19/07/2014 )

En el colegio me dio por decir que era alérgica a la tiza para no tener que salir a escribir en la pizarra y evitar así ponerme en el centro de la observación de toda la clase. Yo soy más de la periferia y de las miradas al margen, me decía a mí misma para justificar mi artimaña. Se me acabó el chollo cuando mi profesora descubrió que era un engaño y que lo que yo tenía no era alergia sino jeta. Solo tuvo que preguntar a mis padres. Recuerdo esto al leer lo de la estafa de Gowex, una empresa capitaneada por un señor que hasta hace unos días era como las muelas de oro: sonreía y brillaba aunque tuviera la boca llena de porquería.

La diferencia entre pobres y ricos cabe en una pregunta. Nosotros preguntamos cómo se llega a un sitio y a los ricos no les interrogan para saber cómo han llegado hasta allí. Nadie quería comprobar que detrás de la gloria de Gowex no había nada. Nuestra confianza en el capitalismo nos ha dejado los suelos perdidos de emprendedores curtidos con las páginas salmón de los periódicos y los mensajes de las galletas de la suerte. Gente que sí tiene escrúpulos pero los utiliza para hacer empalmes en los cables que les pueden ayudar a subir todavía más arriba. Ellos no tiritan nunca porque son el frío y por eso soplan para ver si nos congelan con su aliento.

El chico Gowex era un modelo y ahí estaba el sistema para fotografiarse con él y venderlo como imagen del éxito. Y ahora, que se ha descubierto que lo que alumbraban los focos era mentira, tenemos un montón de alabanzas huérfanas de padre. Hay que ser rápidos y coger otro ejemplo para que la maquinaria vendedora de humo en la que hemos convertido nuestra economía encuentre otra efigie con la que repartir estampitas. Y con cada nuevo caso de cuentas de resultados falsas, una patada a las piedras para ver si aparece un emprendedor que haga el mal tan bien que no se le descubra el timo.

NOS DEJAMOS llevar por el truco o trato de las películas americanas para acabar siendo esclavos del gobierno del trato con truco permanente. Entre hacer la vista gorda y mirar por encima del hombro tiene que haber algo: "Y por mi parte, poco más. / Seguir mirando por el rabillo del ojo. / En la periferia del ojo se encienden fuegos nuevos. / Por las zonas fuera de foco entra lo que no tiene nombre. / En la periferia del ojo hay cuerpos suspendidos que desaparecen si los tratas de enfocar. / En el rabillo del ojo se ve lo que está a punto de aparecer. / En el rabillo del ojo es donde no hay centinelas. / En el rabillo del ojo es donde somos más vulnerables. / Desde el rabillo del ojo se renueva el mundo". En estos versos de Eva Lootz encuentro la clave: mirar por el rabillo del ojo. El meollo solo se ve desde las orillas.

Hace seis años de la muerte de Sergio Algora y los músicos del Prat de Llobregat le homenajean cantando juntos Pon tu mente al sol. "No, ninguno de nosotros estamos hechos con frío" dice la canción. En los ángulos muertos de las estructuras no hace calor pero el soslayo nos conserva la vista.

lunes, 7 de julio de 2014

La vida titubea en los pacos.

La vida titubea en los pacos ( El Periódico de Aragón - 05/07/2014 )


Se dice que cualquier camino es bueno si no sabes por qué dirección ir pero no se habla nada de cómo te sientes cuando eres el enlace roto de internet. La inmediatez es una cuchilla con la que se afeita lo circunstancial.

Los accidentes en nuestros cuerpos de hoy se titulan 404 not found y desambiguación. Son los errores más habituales. No nos encontramos y si lo hacemos es bajo unas coordenadas inciertas y dudosas. Al buscar desambiguación en el diccionario he tenido que ir desambiguar, luego a ambigüedad y finalmente a ambiguo. Podemos resolver vacilaciones a golpe de clic y sin embargo a cada paso encontramos nuevas incertidumbres. Titubeamos como en la canción de Pauline en la Playa: "Pregunto y titubeas. Tienes miedo, tiritas". Somos temporeros de nosotros mismos. Acampamos en la provisionalidad y nos levantamos todos los días con las arterias tejidas en cruceta. La certeza es una taza de café por las mañanas. Solo eso. La estabilidad tenía fines de semana, puentes, vacaciones, horas extras y, sobre todo, planes. La vida en nuestro actual relato tiene introducción y nudos pero nada de desenlaces.

Nos perdemos en esas lazadas como las que se hacen en los cables de nuestros aparatos tecnológicos que nos sirven de conexión con el mundo al mismo tiempo que nos secuestran de algún modo. Todo es provisional porque no sabemos cómo llegaremos a mañana. En la vulnerabilidad no se sabe de qué manera despejar las equis. Escribir no es más inteligente que resolver una ecuación matemática y sin embargo: "Entre la posibilidad de acertar mucho, / existente en la matemática, / y la posibilidad de errar mucho, / que existe en la escritura (errar de errante, de caminar más o menos sin una meta) / opté instintivamente por la segunda. / Escribo porque perdí el mapa". Esto dice Gonçalo Tavares en su poema El mapa. Errar de error y de errante. Poner muchas erres a lo que escribo para que parezca no que perdí el mapa sino que tengo ideas con todo el peso de la razón: errático rastro tratado rápidamente como roto mientras rumiaba arrullado en mi regazo. Por ejemplo. Ya no podemos ser más listas que el hambre porque el nuestro se ha acostumbrado a no destacar.

Estar por debajo del umbral de la pobreza es demasiado habitual. He escrito umbría por umbral y la frase seguía inalterable. Aquí se dice que los sitios en donde no da nunca el sol se llaman pacos. Es muy distinto vivir buscando por un rato la sombra que no poder salir nunca de ella. Temblamos. Lo que vendrá es una habitación sin ventanas. Esa sensación de tener las perspectivas agarrotadas. Nuestro contrato más largo es con las series de televisión que renuevan temporada.

Han caído en picado las ventas de coleccionables porque ahora, en el exilio de la estabilidad, no podemos jugar a juntar otros trozos que no sean los de nuestras penurias. Reírse aunque solo sea por montar una huelga a lo que nos espera. Piquetes a la expectativa ¿Cómo seremos cuando volvamos a poder pensar en lo que haremos al año que viene?

lunes, 23 de junio de 2014

Vida tos y la baba de caracol.

Vida tos y la baba de caracol ( El Periódico de Aragón - 21/06/2014 )

Toser es como hablar en código morse, me digo para que este resfriado tenga algo de poético. Escribo esto mientras las calles están decoradas para que se note que la igualdad es que todas estemos de acuerdo en aplaudir que unos sean los que hacen el paseillo. Siempre miro a las cheerleaders con curiosidad antropológica. Yo no he estudiado ningún curso de vítores. Ondea la banderola que estamos a tiro de cámara. ¿Regalaban souvenirs al comprar chorizo? La monarquía es como una de esas toses que se te agarran al pecho y te vuelven la voz cansada. Mientras tanto a lo que soñamos le está saliendo carcoma. Menos mal que la selección se ha portado y yo me he podido sentir futbolísticamente patriota. Cuánto más durara el Mundial, más días tenían para metérnosla doblada en el BOE. Les hemos dejado sin goles con los que tapar más golpes a la ciudadanía. La Roja es más roja que nunca. Como los socialistas y su alma republicana que guardan en un cofre del que tiraron la llave al mar y no hay secretario general que sepa bucear. Qué turbias se tienen las aguas cuando para avanzar vas soltando principios. El barro del poder se forma con las cesiones que se te desprenden de la piel. A mí me gustaría saber dónde se agarran las creencias cuando te sujetas a algo con más disculpas que motivos. Si lo que te ampara no da cobijo a lo que piensas, ¿por qué seguir bajo lo que te mancha? Cesiones y creencias. Criar y crear. En España somos criaturas, seres necesitados de crianza y en Francia seríamos créatures, seres creados. En ningún sitio se nos llama creeturas y sin embargo sí que somos seres necesitados de creencias. Lo que pasa es que luego votamos, porque es nuestra manera de comernos la casquería cocinada con lo que nos tragamos. La persona más fuerte es la que consigue aguantar más rato la respiración. Así se eligen a los líderes. A ver quién tiene más grande la renuncia. Pasa el tiempo pero, ¿por dónde pasa? Esperando a la monarquía no estaban ni los minutos, había más policías que personas. Quizás es el momento para creer en algo. Puede que de tanto toser al sistema le salgan esputos. "O bien, la baba del caracol: la traza brillante, sendas luminosas dejadas por un ser pequeño, insignificante. Trazas de luz sobre la piel. Superficie estriada. No surcos, no hendiduras, ni púas ni heridas, sino trazas, vías, accesos para el acontecer". Esto dice Chantal Maillard en su libro La baba del caracol. Hemos crecido dentro de la concha, la construíamos al mismo tiempo que nos construíamos a nosotras mismas. Como los caracoles. Por eso nuestro refugio es tramposo, porque estamos ya dentro del sistema. Pero resulta que tenemos una baba mocosa con propiedades revitalizantes. Son nuestros cuerpos. A veces cuesta escoger las palabras con las que traspasar los cercos. El corte de mangas es mucho más silencioso que el aplauso. Tienen tantas certezas que ya no ven nuestras dudas. Suelta flemas para ver si abrimos los accesos de lo próximo que queremos que venga.

El as puede al rey en el guiñote.


El as puede al rey en el guiñote ( El Periódico de Aragón - 20/06/2014 )

Reparto. Al principio el rey fue solo un retrato. Estaba colgado encima de la pizarra de clase. Para mí la monarquía era una fotografía. El rey también era la canción de la comba: "rey, rey, cuántos años viviré, soy pequeñita y no lo sé". Yo por entonces no me sentía republicana porque era muy del Rey Baltasar. Llegué tarde a la vida y sin embargo siento que fui pequeña antes de tiempo. He tenido una infancia sin suelos blandos en los parques, sin zapatillas con ruedas incorporadas y sin aire acondicionado en el coche. Me hicieron renunciar a todo esto por no haberme nacido ahora. Quise que la innovación tecnológica me criara y por eso aguanté en el vientre de mi madre casi un mes más de lo previsto. También ayudó a mi tardanza el tener al miedo como sereno en las calles de ese 1981 que me esperaba afuera. Me cogí una prórroga.

Baza: El rey reina pero no gobierna. Los dineros tienen su cara. Será por eso que la pobreza no se imprime en las monedas. Mano. Yo no entendía cómo era posible que, siendo tanta familia como somos, a nadie le hubiera tocado ser rey. Me imaginaba que la vida se disponía como en una ruleta así que teníamos muchas probabilidades de reinar. Pero una cosa es la estadística y otra la dinastía. Me explicaron que lo de ser rey no es un oficio sino que se adquiere hereditariamente. Palo. Oros, copas, espadas, bastos. Uno de los primeros textos que yo aprendí a recitar fue el monólogo de Segismundo en La vida es sueño de Calderón de la Barca: "Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando; y este aplauso, que recibe prestado, en el viento escribe, y en cenizas le convierte la muerte, ¡desdicha fuerte! ¿Que hay quien intente reinar, viendo que ha de despertar en el sueño de la muerte?". Triunfo. Yo sé que a la monarquía la llaman estandarte de la democracia porque vi en la tele al príncipe llevando la bandera en los juegos olímpicos del 92. Malas. No tener suficientes puntos en el recuento. Sumas pero resta. ¿Cómo se defiende la monarquía? ¿Para qué sirve? Búscate la vida que entra para el examen. Lo que sostiene a la monarquía son los libros de texto. No hay nada como estudiar para cogerle manía a los reyes. Una señora me dijo que fue al hospital a ponerse sangre y que la que le metieron era de torero, por eso se volvió valiente. Y luego los cuerdos defienden que un determinado plasma tiene que ser garantía institucional de la democracia.

Descartarse. Menos mal que junto a los libros de historia me curtieron las revistas de mi abuela. Aprendí de hemofilia, de disparos, de muertes trágicas esquiando, de las reinas que hubieran preferido no serlo, de las que lo intentaron, de atentados reales, de traiciones y de hijos bastardos. Se adquiere cultura de clase a golpe de diferenciar las personas que salen en las fotos de las que las miramos. Cargar. Echar carta con puntos cuando tu compañero gana la baza. Que el rey tenga su reina da puntos extra. Será que estar callada, ir un paso por detrás y aplaudir es vital para la democracia. La igualdad es una enfermedad venérea que descalifica a las mujeres. Hagan juego, señores. Partida. No se puede llegar a 51 buenas si todavía estamos contando las malas. Aunque la partida se juegue en la República Independiente de Torrero. Coto. Conjunto de partidas. Línea sucesoria. Yo veía que a la madre del rey se le doblaba el cuello y pensaba si era para enseñarnos que hasta los reyes tienen que agachar la cabeza. Mazo: el montón de cartas que se forma con las posibilidades. Ahí estamos tú y yo, durmiendo nuestras respuestas porque, en nombre de la democracia, nadie nos va a hacer ninguna pregunta. Cantar. A nuestro rey solo le ha faltado un año de reinado para cantar las cuarenta. Será que el palo Borbón no es el triunfo. Arrastre. Mi hermana dice que la fotografía de los reyes que tiene en su clase de profesora es la misma que estaba cuando ella todavía era alumna. Eso es porque lo que ha cambiado en todo este tiempo se nos ha quedado a nosotras en las patas de gallo. La monarquía no envejece porque ya estaba vieja. La regeneración es un trampantojo, un truco para poner en la cámara una media que alise al sistema sus arrugas. Fallar. No tener del palo del que se arrastra. No dejarse arrastrar por el palo que se tiene. La duda no suma puntos pero puede romper la baraja. Robar. Coger mientras quede. A la certeza le cambias la primera vocal y tienes una corteza con la que asfaltar los posibles cambios. Renuncio. No vale irse sin darnos la partida a nosotras. Últimas. Comienzo a poder decir que ya hace demasiado tiempo de demasiadas cosas. El 2 de junio era mi cumpleaños y me imaginé que Sergio Algora y La Costa Brava me regalaban la canción Treinta y Tres. Esta era la cifra de mi latitud. Yo no soy de despedirme desde que prohibieron acercarse a los andenes para ver marchar el tren. Brisca. Un as o un tres, que son las cartas con más puntos. No teníamos nuestra banda sonora porque la Transición convirtió la protesta en hilo musical de unos grandes almacenes. Bailemos. Las cosas se rompen primero por las junturas. A ver ahora. Tenía que escribir de un momento histórico y me pongo a jugar a las cartas. El as puede al rey en el guiñote. Y solo es un simple uno. Imagina si los ponemos todos en fila. Reparte de nuevo las cartas.

domingo, 8 de junio de 2014

El péndulo de Foucault no es republicano


El péndulo de Foucault no es republicano ( El Periódico de Aragón - 07/06/2014 )

El ahora está muy cansado porque ya ha comenzado a hacer demasiado tiempo de casi todo. Como un amor al que no le salva ni el recuerdo de ver las fotos. Todo está tan gastado que las piezas se rasgan al movernos incluso cuando nos lo mandan. Se nos están estropeando a la vez todos los electrodomésticos, las ventanas, el sistema eléctrico y hasta el nervioso. Las cosas no se mantienen sin averiar sólo con la costumbre. Hace falta que funcionen, que tengan un sentido o que no molesten. Yo sé todo lo que va a pasar porque estudié el péndulo de Foucault y ahí se explicaba que el plano de las oscilaciones permanece inalterado aunque muevas la plataforma. Es cosa de la inercia y de las fuerzas que actúan sobre ella: el peso y la tensión. Mientras el soporte del aquí sea el mismo, las inercias tienen tanta fuerza que hacen inalterables los cambios. Aunque te desgastes frotando para sacar brillo a la renovación.Tenemos a nuestra democracia agostada en un bancal y no brota hasta que no se remueva tierra. Hacerlo tiene el riesgo de decidir lo que se quiere plantar así es preferible dejarlo todo atado y bien atado. Claro, porque a la democracia hay que hacerle nudos fuertes para que no se deshagan. Mantén las distancias para que la regeneración no te dispare a bocajarro. Cada uno en sus siglas y la monarquía en las de todos. Das un traspié en un baldosín de esos que están sueltos y te aparecen diez laboratorios de innovación ciudadana. Casi todos los ayuntamientos ahora son Open Government que sirve para poder colarnos nuevas tasas pero en inglés. Así duele menos. Nos tienen haciendo experimentos con la participación a puerta cerrada para que no toque la calle. Como si la implicación se pudiera gestar en una probeta. El sistema es como un neopreno, es más fácil mearse dentro que quitártelo de encima. Tú me hablas de decidir el marco y te pongo kilo y medio de baluarte, figura histórica, pilar de la democracia, hombre de estado y símbolo de convivencia. A ver si te quedan ganas de referendo. Es como decir que tu último ligue es simpático cuando te preguntan sobre su belleza. Si se necesitan tantos apelativos para nombrar la idea es que esta tiene el mismo peso argumental que aceptar pulpo como animal de compañía para que no se lleven el juego. La repetición no cuece verdades pero engaña al estómago que las traga. Me refugio en los Barbarismos de Andrés Neuman: "Cinismo. Piromanía de guante blanco. Democracia. Derecho de todos a elegir el bien de unos pocos. 2. Ruina griega. Estado. Mayordomo del capital. Libertad. Concepto que oprime a quien lo define. Respeto. Breve distracción de los propios intereses. Joder. Verbo transitivo de admirable polivalencia. No. Monosílabo valiente. O no". Los titulares y las portadas intentan tapar fracturas. A mí cuando más me gustó España fue al probar una banderilla de tortilla y pimiento que se llamaba así. Hay que ocupar las grietas del sistema para que no las tapien. Si no estuviera roto, no se verían las junturas.

miércoles, 4 de junio de 2014

Presentando CATALANES TODOS de Javier Pérez Andújar.

Este sábado tengo el honor de acompañar a Javier Pérez Andújar en la presentación de su libro CATALANES TODOS, editado por Tusquets. Me ha elegido porque me quedan muy bien las perlas, como puede verse en la imagen.

Me llena de orgullo que Javier haya querido que sea yo la que le acompañe. Me sedujo con LOS PRÍNCIPES VALIENTES, me atrapó con TODO LO QUE SE LLEVÓ EL DIABLO y me conquistó para siempre con PASEOS CON MI MADRE, uno de los libros que más me han entusiasmado de los últimos tiempos y un título que siempre tengo en la lengua para recomendar.

He tenido la suerte de presentar a autores a los que admiro y aprecio pero esta presentación me hace especial ilusión porque no conozco personalmente a Javier. Por eso aprecio mucho más el gesto de haberme propuesto a mí pasar con él este rato.

Nos relacionamos desde hace un tiempo a través de las redes sociales así que sí que sé que, además de un buen contador de historias, es un tío muy ocurrente y divertido. Creo que el sábado pasaremos un buen rato y nos gustaría que nos acompañarais.

Eso sí, yo no iré de Iguázel Polo de Franco y Javier no irá de Generalísimo Andújar, que son trajes muy incómodos para echarse unas risas.



Presentación de Piticascas en Huesca

Mañana jueves nos vamos con nuestras Piticascas a otra parte. Presentamos el libro en la Feria del Libro de Huesca, invitadas por la librería Anónima. Si estáis en Huesca y no tenéis nada que hacer, ni siquiera ver el Pasabalabra, pues será un placer que nos acompañéis.

Piticascas estará de nuevo en Huesca el sábado. Agnes Daroca y Susana Villacampa, Los imaginantes, recogerán el Premio al mejor libro editado en Aragón en 2013.


miércoles, 28 de mayo de 2014

Acompañando a Sergio del Molino en el Club de lectura del Ámbito Cultural.


Esta tarde, a las 19:30, acompaño al escritor Sergio del Molino en un coloquio sobre La hora violeta con los participantes del Club de Lectura del Ámbito Cultural de El Corte Inglés (Paseo de la Independencia). El libro y Sergio merecen la pena así que si os apetece, allí nos vemos.



domingo, 25 de mayo de 2014

Los estorninos nos dejan sin gorriones.

Los estorninos nos dejan sin gorriones ( El Periódico de Aragón - 24/05/2014 )


Dice nuestro gobierno que todo es enaltecimiento del terrorismo en casa y alegría en la calle. Por eso sigue habiendo unos cien desahucios al día, para que cada vez haya más gente que se contagie del alborozo. Dormir al raso, qué risas. Ojo lo que dices que cerramos el internet y aquí spam y después gloria. El lenguaje es como los círculos que se hacen al echar el humo, hay personas a las que les salen perfectos, a otras no y muchas que se ahogan al abrir la boca. Yo por campaña siempre pienso en paté y en que no se lleven mi hígado, que le tengo aprecio. Ser mujer es peor que las manchas de grasa y mucho más fastidioso de eliminar. Hay que convivir con nosotras como con la economía sumergida. Eso dice un diputado popular. Hacer política al estilo bronceado de bote: esconder tu piel debajo de una superficie falsa que al final te deja mancha. Los mensajes electorales están tan bien seleccionados como el envoltorio de color azul para el Sugus de piña. Y el que más chufle, capador. Para superioridad intelectual la de las malas hierbas que crecen incluso en paredes de cemento. La propaganda política la escriben los mismos que hacen las fajas de los libros, por eso todo es maravilloso, desopilante, exitoso, emocionante y lo mejor. Las elecciones nos aguardan como un torero de rodillas esperando a que el toro salga al ruedo, preparado para hacerle al animal un quiebro o burla que lo engañe. Democracia a porta gayola, se llama a esto. Leo el último libro de Javier Pérez Andújar: "¿Ves todos esos votos? ¡Oh, sí, qué bello es votar! Pues algún día todos esos votos serán tuyos. ¡Ohhh!". Será que si acumulas muchos te dan cupones como en el súper. ¿Se puede canjear el derecho a voto por una Thermomix? También hay idearios seductores y argumentos incontestables para capturar el voto: "O votáis a Cañete u os pego una paliza".

Mientras estábamos con esta fiesta, los cadáveres se nos fueron amontonando en los sótanos de la universidad. A veces la literalidad es un catálogo de todas nuestras metáforas. Se nos hacina la muerte. Los estorninos nos están dejando sin gorriones. Este es mi abuelo que no da puntada sin nido. Era nuestra clase trabajadora de las aves, común y abundante, y ahora casi ya no quedan. El entorno se los está cargando. Como a nosotros. Los estorninos poderosos nos están desplazando para quedarse con todo. Durante años, en las minas de carbón, se utilizaban pequeños pájaros como alarma para detectar fugas de grisú. Si se morían, los mineros salían corriendo. Ya podía el grisú meterse por las grietas del sistema y romperlo antes de que detrás de los gorriones desaparezcamos nosotros. Coge la papeleta y calla. Decíamos lo del frío del carajo si el grajo volaba bajo pero, ¿qué diremos si el grajo ya ni vuela? Qué más da mientras tengamos urnas en las que embalsamar nuestros presentes. Una ronda de elecciones, que paga nuestro mañana. Como decía la canción de los Teen Tops "ahí viene la plaga, le gusta bailar". Tonto el último.

sábado, 10 de mayo de 2014

El entierro de E.T. y el orden cósmico.

El entierro de E.T. y el orden cósmico ( El Periódico de Aragón - 10/05/2014 )


Están las cosas importantes y la agenda mediática y luego las miradas de soslayo. Quedarse en los detalles para no enloquecer y hacerse una casa en los márgenes del relato para no morir de asfixia. Yo he encontrado oxígeno en una noticia: se ha descubierto el lugar en el que fueron enterradas miles de copias del que se considera el peor vídeojuego de la historia, E.T. el Extraterrestre. En 1982 se estrenó la película de este marciano que revolucionó las salas de cine y colonizó para siempre nuestros imaginarios. La industria del videojuego quiso aprovechar el tirón mediático de E.T. y Atari pagó una millonada por hacerse con los derechos. Tenía que sacar el videojuego en un mes para que no se diluyera el magnetismo del extraterrestre y asegurarse la comercialización.

ASÍ FUE y el videojuego se recibió al principio con entusiasmo y miles de ventas. Pero pronto empezaron las críticas de los usuarios y la devolución de ejemplares. Atari no había tenido tiempo de probar el juego y las prisas hicieron que el resultado fuera de muy baja calidad. Su gran apuesta fracasó y agravó una crisis que acabó con la empresa. Antes de desaparecer, la compañía quiso deshacerse de todos los cartuchos. Se especuló sobre lo que se había hecho con las miles de copias. La leyenda más extendida decía que estaban enterrados pero no se sabía el lugar. Hasta ahora. Un documental ha querido contar esta historia y ha dado con la localización de la tumba de E.T. Los videojuegos estaban bajo el suelo del desierto de Nuevo México. El mundo se muere y yo me quedo mirando cómo se exhuma el cadáver de un videojuego. Pero es que esta trama se me ha quedado haciendo punto de cruz con mis conexiones neuronales. Creo que con el videojuego no sólo se enterraron reproducciones de plástico sino también la posibilidad del fracaso. La sepultura de E.T. era también la de la inocencia. El capitalismo no permite que se puedan enseñar los fracasos, por eso se entierran. Además es que aquello de teléfono y mi casa que decía E.T. no iba en sintonía con los tiempos en los que es más fácil que te desahucien a que puedas dar de baja la línea telefónica. El personaje de Walter White en la serie Breaking Bad utiliza el mismo desierto de Nuevo México para enterrar bidones llenos de dinero. Dinero que gana al traficar con droga. Droga que, inicialmente, cocina y vende para pagar el tratamiento contra el cáncer que su seguro médico no cubre. Dos hechos, uno real y otro ficticio, que se unen en un mismo sitio. Y en uno y otro, la vida. Entre los videojuegos de E.T. y los bidones de dinero de Breaking Bad hay algo, treinta años de escombros. Y debajo de ellos la inocencia, la posibilidad de fracasar, los derechos, la igualdad de oportunidades, los servicios públicos, la dignidad y las madalenas que se revuelven si son llamadas cupcakes. Todo eso ha sepultado el capitalismo. Juan Colomo dice en su canción El nuevo orden cósmico que "el porvenir y el explotar están en la misma ecuación". Despeja la X si te atreves.

domingo, 27 de abril de 2014

Un planeta irrompible

Un planeta irrompible ( El Periódico de Aragón - 26/04/2014 )

La historia sucede a retales que se superponen uno encima de otro, de tal forma que en un mismo trozo de patria hay varias capas de sucesos. Como si lo que ha pasado en nuestros lugares fuera una tarta de hojaldre o una torre de libros apilados, vemos la superficie de arriba pero no el relleno. Así, las tradiciones que se han ido poniendo en la parte superior son las que se quedan como pedazos de nuestra historia. Lo de menos es que en otros momentos la costumbre fuera la contraria. Lo importante es agarrarse bien fuerte a un jirón dominante del relato para pertenecer a algo. A mí nuestro pasado no me representa pero es muy jodido sentirse afrancesada en Torrero. ¿Cuántos años hacen falta para que una tradición se vuelva incuestionable? De siempre he tenido una oreja con una pequeña dentellada. De cría mi madre me bromeaba diciendo que era porque a mí me recogieron de un contenedor de basura y una rata me había mordido. Durante una temporada de esa travesía a la que se le llama niñez me dio por pensar que yo era adoptada. Sentía que era la llave de un cuarto cerrado en el que mis padres habían almacenado sus secretos, así que dediqué todas mis energías a derribar puertas. De la misma manera que me escondía en un rincón oculto imposible de encontrar para luego gritar ¡estoy aquí!, también aprendí a cobijarme en mis silencios voceras, ¡déjame sola que me estoy contando un secreto! Era una táctica para trocear el misterio y repartirlo en miguicas. Mi madre se hartó de que le fueran con la fantasía de mi adopción y me dijo que si yo fuera adoptada, me habrían devuelto. Ese argumento me pareció contundente para dejar de pensar que la biología me hacía pertenecer a otra parte. Los secretos son los cromos de nuestra infancia, los intercambiamos para construir con ellos los cimientos de la vida en común. Dice Ignacio Martínez de Pisón en su última novela "todo secreto genera nuevos secretos". Se dice guardar el secreto como si el cuerpo fuera una consigna en la que abandonar un huevo. Ha aparecido un nuevo planeta habitable similar a la Tierra, Kepler-186f. Lo podemos edificar a base de todo lo que una persona no se cuestiona: tradiciones y secretos. Tenemos mucho material. Es inflamable pero resistente. Aguanta reuniones familiares, promesas electorales, mezquindades, dictámenes de jurados de premios literarios, eufemismos, relaciones de pareja y cuotas de audiencia de las frivolidades que nunca se ven en esta casa. Las tradiciones y los secretos están para ser demolidos, no para construir planetas. Ejem. Prueba a resistirte con todo todo tu cuerpo ateo a la Mona de Pascua de mi pueblo. Igual de fuerte que el picor de las ortigas, el aroma a aceite de las almazaras y el abrazo de mi madre. Desisto de impugnar la tradición y me relamo en esos amarres cantando La Bien Querida,"Y luego me he ido/ y me han venido de golpe/ las cosas que te hubiera dicho/ las cosas que nunca te digo/ porque siempre me pasa lo mismo".

martes, 22 de abril de 2014

Día del Libro

Que si es un acto de exaltación del capitalismo, que si ay del bocao que lo comercial le arrea a lo literario, que si la frivolidad, que si es mero negocio, que si simplemente lo que se homenajea es el consumismo, que si leer para qué, que si es un artificio de las grandes superficies, que a la lectura ni se la saca a pasear, que si mi dignidad lectora está por encima de un ruin evento mercantilista, que si es una excusa para lucir los egos de los autores, que si la industria del libro agoniza, que si la cultura es otra cosa, que si yo no me dejo engañar por las grandes editoriales, que si la crítica literaria es como un Facebook lleno de 'Me gusta' en el que no se puede llevar la contraria, que si los poetas malditos juegan al tú la llevas, que si la envidia, que si el desprecio, que si vivan las nuevas voces mientras sean sólo yo y mis amigos, que si a esta autora nueva que brota hay que abandonarla para que se agoste, que si no me gusta este autor aunque nunca lo he leído, que si el mercadeo ensucia mi espíritu lector... Pereza, enorme pereza me da todo esto, tanta que ni me ocupo a dar lecciones ni discursos. Mañana es el Día del Libro, que lo disfrute quien quiera sin la necesidad de "brasear" al personal. Yo estaré de librera, un trabajo del que estoy enamorada aunque mañana acabe el día con más cansancio que amor. Estaré, por tanto, disfrutando del día, de la literatura, de la escritura, de la lectura... del oficio. Y eso, para mí, es importante.





Presentación de Piticascas en Pina


domingo, 13 de abril de 2014

La superstición de la paloma

La superstición de la paloma ( El Periódico de Aragón - 12/04/2014 )

La unidad mínima en la construcción de confianza es el discurso. A partir de esta molécula se puede edificar lo demás; relaciones, hospitales, mentiras, depuradoras, risas, libros, vacunas, croquetas. Una partícula pequeña de predicamento genera la energía suficiente para que la confianza se fije como argamasa y permita que el mundo se levante ahí encima. Por eso nos gusta tanto la figura del pregonero, necesitamos que alguien nos inocule confianza aunque sea para emborracharnos en las fiestas populares. Es una especie de venia. El otro día estuve escuchando a Enrique Vila-Matas que vino a presentar su última novela. Dijo muchas cosas interesantes y luego otra que es la que yo retuve. Un editor suyo quiso llevarle a ver uno de los lugares que más le fascinaban, la desembocadura del Duero. Intentó contagiar al escritor la pasión que él sentía por ese paraje. Allí mismo, mientras el editor iba narrando su adoración por ese sitio, Vila-Matas sucumbió a la belleza. Contó que realmente la bruma impedía que se viera nada pero que él se imaginó bellísimo ese paisaje. No importa que no tuviera la vista porque tenía el relato. Confió en el discurso de su amigo para dejarse llevar por lo sublime. Pienso en esto y también en la superstición de la paloma, un experimento clásico desarrollado por Skinner, psicólogo e investigador del conductismo. Se mete una paloma en una caja. Un temporizador acciona la apertura de un comedero pero la paloma creerá que lo activa ella con su comportamiento, así que repetirá el último gesto que estaba haciendo antes de que apareciera la comida. Por eso se le llamó supersticiosa. La respuesta realizada antes del refuerzo de la comida se ve reforzada por la recompensa. Y lo de menos es que este discurso fuera un acto de fe y que esté trazado con unas conexiones accidentales al azar. Las consecuencias favorables son suficientes para mantener una pauta aunque esta no tenga efectos sobre la suerte de los sujetos. Así pasa en el comportamiento humano. Se acepta lo falso con tal de creer en algo. Quizás por eso permitimos que nuestras plazas estén llenas de palomas, porque somos más de supercherías que de razones. El timo de la estampita está de moda, incluso fuera de la política. "El mundo estaba envuelto en gasa; veía la forma de las cosas pero no con suficiente claridad". Esto dice Chimamanda Ngozi Adichie en Americanah. Y ahí estoy yo, entre la caja de Skinner, la bruma de Vila-Matas y la gasa de Chimamanda. Hemos protestado por los recortes de derechos y servicios pero la vida seguía en los discursos que cada cual se construía para poder seguir confiando en vivir. Si unos se quedaban fuera de la sanidad, se unen fuerzas para asistirles pero si se cierran hospitales, ¿qué hacemos? Nos cercaron accesos e hicimos piquetes. En el experimento de ahora destruyen nuestros refugios directamente. La confianza es una neblina y el discurso de lo aprendido sólo me permite desgastarme moviendo inútilmente las alas.

viernes, 11 de abril de 2014

Taller 'Y contaron felices y leyeron perdices' en colonia Menudas Artes.


La próxima semana, durante los días 14, 15 y 16 de abril, tendrá lugar la colonia urbana Menudas Artes, una propuesta creativa y original para que los peques pasen sus vacaciones disfrutando de la creación musical, artística y literaria. Está organizada por IDEAS A MARES y servidora junto con Ana Quintana, estaremos a cargo del taller "Y contaron felices y leyeron perdices" en el que acabaremos creando un cuento con los asistentes.

La información completa de las colonias aquí: http://www.menudasartes.com

Agradezco mucho a Mercedes Ventura y María Jesús Serrano, las Ideas a Mares, su empeño por sacar adelante propuestas creativas y cuidadas, el cariño con el que tratan lo que hacen y la apuesta por contar con gente como yo. Gracias.

jueves, 10 de abril de 2014

Participación en la mesa "Experiencias para una ciudad emocional".


Esta tarde, a las 19 horas en Zaragoza Activa y dentro del programa de charlas-debate #ThinkZAC, participaré en una mesa para hablar de ciudades emocionales junto con Óscar M. Sarok (@sarok) y Nati Buil (@danzatrayectos). La información del evento aquí: http://www.zaragoza.es/zac/events/20491

Voy a estar con amigos a los que aprecio y admiro. Óscar ha investigado y trabajado mucho sobre el concepto de ciudad emocional y Nati practica la ciudad emocional con cada edición de Trayectos. Así que yo, que no sé tanto como ellos, sólo se me ha ocurrido hablar del tema a través de la literatura. Me serviré del libro de Javier Pérez Andújar, Paseos con mi madre para pasear con mi abuelo y narrar mi propia cartografía emocional. Aquí dejo el álbum en el que me basaré para hablar esta tarde.






Gracias a José Ramón Insa,@culturpunk, por invitarme a este rato de charrada.

domingo, 30 de marzo de 2014

La Transición, la mermelada y el perro.

La Transición, la mermelada y el perro ( El Periódico de Aragón - 29/03/2014 )

Al que no le guste esperar no podrá ser fotógrafo". Así comienza sus memorias Sebastião Salgado. Narra cómo consiguió acercarse a las tortugas gigantes de las Galápagos, sólo tuvo que convertirse en tortuga. No podía fotografiarlas sin que se alejaran así que se agachó, se puso a cuatro patas e imitó los movimientos de los animales. Tardó un día entero en acercarse a una tortuga y poder fotografiarla. Todo un día para demostrarle que la respetaba. Pienso esto cuando estoy viendo la exposición Bajo el puente de Judith Prat. Son unas fotografías molestas que nos enseñan cómo viven las personas que duermen en el mismo lugar que a Judith le sirve de título. Las imágenes nos muestran escenas de su vida cotidiana como asearse, comer, dormir o relacionarse. Y he dicho su y no la porque lo cotidiano es igual pero se vive distinto cuando al puente se le añade un su que lo acote. Qué puñetero es el lenguaje que hace que un pronombre posesivo sirva para cercar la nada. Las imágenes son sensibles y afiladas, te atrapan la mirada y luego te dan un puñetazo para recordarte las vergüenzas que permitimos que existan si no nos manchan el relato de lo que está sucediendo. Nadie mira a cámara porque Judith hizo como SebastiÒo, acercarse para que no se note que estás y entonces poder contarlo. Casi siempre el interés reside en hacer notar que se está y luego ya se inventa la historia que toque. Estos días he escuchado tantos "yo estaba allí" que mi cuerpo ha desarrollado intolerancia, como la que tengo a la lactosa, al te lo dije, a los perfumes densos y a la expresión huelga decir. Ha habido tal furor con los que asistieron al nacimiento de la democracia y la transición que si el "yo estaba allí" fuera así en todos los casos, el allí sería enorme. Pero es que nos gusta sentir que estamos en el momento en el que algo ocurre. Escribe en Google "sorpresa, sorpresa, Ricky Martin, mermelada, perro" y te vendrá el regusto de cómo para sentirse especial no hay más que inventarse el recuerdo. Yo tuve conversaciones con gente que me juraba que había visto lo que en realidad no había sucedido. Lo de que la verdad no te estropee una buena fotografía. Toca hablar de una figura histórica y hacerlo sin fisuras que revelen fallas y sin grietas que se rebelen. Entre todos esos que estuvieron en ese allí gigante, mirando como Transi llegaba al mundo, no existe la duda ni se cuestiona que lo auténtico no puede ser replicado sin modificarse. Uno, grande y libre, libre de libro de texto, ese es el relato de la historia. Yo transito mucho, voy andando a los sitios como homenaje a la Transición. Y cuando llego me sofoco tanto que cogería nuestra democracia y la rompería en pedazos para hacerme abanicos. La discrepancia es como la sal, mucha nos mata pero sin ella todo es incomible. "Si el bien común debe inventarse cuentos de hadas no es bueno para nadie", dice Rust en un capítulo de True detective. El retrato y la construcción del relato. Periodismo o literatura, si todavía hay diferencias.

viernes, 21 de marzo de 2014

Piticascas premio al mejor libro editado en Aragón en 2013.

Pues eso, que nuestro PITICASCAS ha sido el ganador del premio al mejor libro editado en Aragón en 2013. Nos hace muy felices que el premio haya sido al libro, porque esto quiere decir que corresponde a todo el equipo piticascaquero: editoras, autora, ilustradora, diseñadores, maquetadores, impresores y encuadernadores.

Yo decía ayer que los premios son una mierda hasta que uno te toca y te descoloca tanto que incluso tus lunares cambian de sitio. Mi cuerpo, de natural escéptico y descreído con la vida en general, ayer se vino abajo. No sabía que la emoción ante un premio es algo así como un tsunami que hace que se tambaleen los adentros. A mí los nervios siempre me han atacado al estómago así que ayer, en casa, mientras contestaba las cientos de felicitaciones que nos iban llegando, no encontré mejor manera de canalizar la ilusión que acudiendo el váter. Luego salí a la calle con el mismo organismo inadaptado a esta situación de premio, alegría y desconcierto. Me estozolé en mitad del Paseo de la Independencia. Desde el suelo me pareció que era una justa posición para la dignidad de mi reacción física. Vamos, que no tengo cuerpo para ser premiada.

Aún así, careciendo de las moléculas adecuadas para que un premio me quede bien, estoy muy contenta. Nuestro libro ha sido premiado. Nuestras Piticascas son también mi primer libro y que un primer libro haya sido elegido con un premio como este pues me hace ser una palabrista orgullosa y feliz. Y no puedo seguir escribiendo más sensaciones sin ir al baño y hacerlo, además, caminando cojica porque la caída de ayer todavía se me nota en el pie.

Me puedo poner el traje Joe Brainard y empezar con mis 'me acuerdo' piticasqueros. Voy a intentarlo.

Me acuerdo de cuando conocí a Juan Ramón Giménez con G en un secuestro creativo.
Me acuerdo de sentir algo especial por Agnes Daroca la primera vez que la vi.
Me acuerdo de El niño cabeza cubito de hielo, el primer libro de Los Imaginantes.
Me acuerdo de enviarle a Agnes unas frases y unos relatos breves.
Me acuerdo de Eva Cosculluela leyéndome y diciendo que por qué no todo eso junto en un libro.
Me acuerdo de la risa de Agnes, su permanente risa siempre, que sirve de amarre para sujetarse al mundo cuando todo lo demás se rompe.
Me acuerdo de cuando Jota y Agnes me dijeron que iban a publicar un libro con mis textos.
Me acuerdo de pensar si mis textos merecían que Los imaginantes se tomaran esa molestia.
Me acuerdo de ir a Estudio Ductus y escuchar a Agnes y a Jota hablar con Choni Naudín de materiales desconocidos para mí y procesos que yo no entendía.
Me acuerdo de conocer a Susana Villacampa, la otra mitad de Los imaginantes, y enamorarme de ella instantáneamente.
Me acuerdo de llegar al formato del libro con una frase para cada día, 365 frases, un relato por mes del año y una ilustración para las estaciones. Así maquetaremos el libro: primavera, verano, otoño, invierno. Agnes pensando el cómo y dando vueltas a todo. Empezaremos con la primavera, el 21 de marzo. Justo el día en el que estoy escribiendo esto. Hoy.
Me acuerdo de que Agnes me dijera que nuestro año sería bisiesto, porque una tía suya cumple los años el 29 de febrero y le daba mucha pena que las personas que cumplían los años justo ese día no tuvieran su piticasca.
Me acuerdo de pensar si una se puede llegar a morir de un ataque de ternura.
Me acuerdo de la loca ocurrencia de Agnes de pintar a mano cuatro ilustraciones originales para cada libro.
Me acuerdo de verle la mano después de hacerlo.
Me acuerdo de Jota enviándome poco a poco imágenes de cómo iba diseñando la maqueta del libro y de negarse a enseñarme todo para ir dosificando la ilusión y la sorpresa.
Me acuerdo de pensar en qué título ponerle al libro y darnos cuenta de que el título era lo primero que ya estaba puesto, piticascas.
Me acuerdo de mi abuela, porque piticascas era una palabra suya y yo la cogí como palabra inventada favorita en la que refugiarme.
Me acuerdo de poner la fecha para la presentación de nuestro Piticascas, el 18 de abril de 2013.
Me acuerdo del pudor que me daba pedirle a Eva que nos presentara y de la alegría que me provocó que ella dijera no sólo que sí sino que le hacía mucha ilusión.
Me acuerdo de Ramón (Gómez de la Serna) y de sus greguerías.
Me acuerdo de cómo presentamos piticascas y de todo lo bonita que fue la presentación.
Me acuerdo de algunas cosas que no puedo decir y de algunas otras que no quiero contar.
Me acuerdo de la voz rota de Susana leyendo la piticasca del día del cumple del padre de Agnes en la presentación del libro. Y de la alegría por verle a él ahí, mirándonos, contento y orgulloso de su hija.
Me acuerdo de las risas entre Agnes y yo cuando supimos que nuestros padres fueron juntos a la escuela y que mi padre empujó a un charco al suyo y este último estuvo un mes con neumonía y sin ir a clase, el mismo tiempo que mi padre estuvo castigado.
Me acuerdo de la primera vez que tuve en las manos el libro, mi primer libro. Y me acuerdo de la emoción y de lo bonito que me pareció.
Me acuerdo de la foto que nos hizo Jota a Agnes y a mí, sentadas en una mesa en el bar de enfrente de la librería, mirando el piticascas embobadas y con una sonrisa llena de emoción, ilusión y nervios.
Me acuerdo del primer libro que dediqué, el de Eva y Félix, los portadores de sueños. Tenía que ser ese, claro.
Me acuerdo de mi familia, que no cabía en la librería. Mis padres, mi hermana, mis tías, primas... Todo Torrero estaba ahí.
Me acuerdo de todo el cariño de nuestras familias y amigos.
Me acuerdo de todos los que vinieron y especialmente de Rafa Milán, Marta Ardiaca y Margarida Troguet que llegaron de Barcelona y Lleida sólo para la presentación y luego se volvieron a ir.
Me acuerdo de Agnes que no podía dibujar más con esa mano dolorida y se hizo un sello para dedicar los libros en la presentación.
Me acuerdo de que mi abuela no fue a la presentación pero le llevé el libro y me dio besos, y dio palmas, y sonreía y le decía a todo el mundo que su chica era la del libro. Y lo de menos es que ahora mi abuela no pueda saber lo del premio. Lo de más es que ahora no tengo a mi abuela, ni a su risa, ni sus palmas, ni sus besos.
Me acuerdo de mi abuelo, llamándome por teléfono cada vez que el periódico decía algo de nuestro piticascas. Ayer le conté lo del premio antes de que leyera el periódico así que cuando lo leyó y vio la noticia en un hueco grande y con una foto de Agnes y mía, me llamó contento y me dijo que esto era otra cosa, porque yo le había contado lo del premio pero no le había dicho que era algo de importancia que salía en el periódico y todo.
Me acuerdo de lo rápido que se acabaron los piticascas.
Me acuerdo de mi madre asegurándose de comprar todos los que le habían encargado.
Me acuerdo de Saúl Esclarín, de su compañía, confianza y apoyo permanente.
Me acuerdo de ir a Barcelona con Agnes y con Jota para estar con Choni y Rubén Rodríguez en el stand que Estudio Ductus montaba en una feria de libros artesanales.
Me acuerdo de decirle a Agnes que Los imaginantes no habían ganado el premio al libro mejor editado con Lupanar de Greenwich porque lo iban a ganar con Piticascas. 
Me acuerdo de que el deseo no tenía ninguna certeza pero equivocarme es lo que mejor se me da.
Me acuerdo de otras muchas cosas pero la emoción me está ocupando todos los territorios de mi cuerpo, como si del tablero del Risk se tratara, y me está incapacitando para seguir narrando.

De lo que más me acuerdo es del cariño. El de Agnes, Jota y Susana por cuidar tanto la edición del libro y también del cariño de toda la gente a nuestro alrededor.

Gracias a Los imaginantes por imaginar estas piticascas que ahora han sido premiadas. Enhorabuena por el premio y felicidades por todo ese talento que tenéis y la dedicación y el cariño con el que editáis.

Gracias al jurado del premio por elegir nuestro Piticascas como el mejor libro editado en Aragón en 2013.

Gracias, gracias y gracias a todas las personas que se han alegrado al saber que Piticascas ha ganado el premio. Gracias, gracias y gracias por las emociones dibujadas en el ayer con cada uno de los comentarios que nos hicisteis llegar. Abruma recibir tantas felicitaciones aunque todo el ayer, notar tanta alegría y sabernos tan queridas, hizo que nos sintiéramos muy felices. GRACIAS.

Perdón por este texto deslavazado que está escrito con la urgencia de la emoción aporreando las teclas con más rasmia que sosiego. Es el primer premio en mi vida que me toca de cerca, todavía estoy intentando que mi cuerpo lo asimile.



Premio a Piticascas:

En el Heraldo de Aragón.
En El Periódico de Aragón.
En PROCURA.
Aragón Televisión. Informativos. Noticias 1 del 29 de marzo de 2014. A partir del minuto 27.
Aragón Televisión. Por Amor al Arte. Capítulo número 90 del 26 de abril de 2014. Entrevista con Agnes Daroca e Iguázel Elhombre. Al comienzo del programa.