lunes, 19 de septiembre de 2016

Un año

Un año ( El Periódico de Aragón - 17/09/2016 )

Hace justo un año de ti, también hace justo un año que yo soy distinta. Antes de ti, los cambios no alteraban el equilibrio. Me cortaba el pelo, me compraba ropa y muebles, aprendía algo nuevo, me aficionaba a una serie, descubría un autor o un plato desconocido. La vida muta aunque no te muevas del sitio. Pero contigo ha sido diferente. Tú me has colocado en otro lugar y has alterado la colocación de las cosas. Las físicas y las otras. Antes de que llegaras, por ejemplo, ya preparamos tu espacio haciendo desaparecer un estudio para crear tu cuarto. Solía tener las dudas esparcidas por toda la casa. Ahora lo que hay son juguetes y todo aquello que agarras de cualquier parte para abandonarlo en algún lugar del suelo. Los miedos y las ilusiones también son diferentes, por ejemplo. Hace justo un año de nosotras. No tocaba conocernos, era pronto. Nos habían amenazado con provocarnos el parto, y parece que no estabas dispuesta a que un extraño te dijera en qué momento tenías que salir. El día antes de parir, de parirte, me fui al cine. Estaba incómoda, me molestaba el cuerpo, pero creía que era por el volumen de la tripa. No sentí que fueras a llegar de forma inmediata. Me hice una fotografía. Tu abuela me dijo que en esa foto me había visto la cara rara. Dos días antes de tenerte, tu padre me fotografió como llevaba haciendo desde el principio del embarazo, para ver cómo iba cambiando mi cuerpo contigo dentro. Ese último día no pudo repetir la foto porque se estropeó la batería de la cámara al realizar el primer disparo. Llegaste antes de comprar otra batería. Rompí aguas por la mañana. Pensaba que se me estaba escapando un poco el pis, aunque no se me había escapado en todo el embarazo. Bueno, sí, al estornudar, sí, un poco. Agradecí tener un sistema público de sanidad como el que tenemos. Pese a todo. Naciste por la noche. Tuve muy buen parto. Podría volver a contar los detalles una y otra vez. Los escribí en un texto para que te los guardaras. Te he ido escribiendo muchos ratos de este primer año. Desde que sólo eras un vientre abultado y unas ganas irrefrenables de comer pepinillos rellenos de atún. Había una vez un lobito bueno al que maltrataban todos los corderos. Tu llanto y la leche saliendo de mi pecho. Tus primeras veces. El día en el que te descubriste las manos. Cuando dijiste mamá por primera vez. Mis dolores de espalda por tenerte tanto en brazos. El gateo. El día en el que te descubrí un diente. He escrito para guardar en conserva tus momentos. Te voy tejiendo palabras porque no sé hacer manualidades. Y el escribirte se me escapa de los dedos desparramándose como todos tus juguetes por casa. Tenía que hacer una columna de opinión, pero me aburre comentar la actualidad de este comienzo de curso más gastado que nunca, donde parece que la vida está parada mientras para mí, es mi primer septiembre distinto, el más vivo. Es el primero contigo. Como para no dedicarte el artículo.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Septiembre alienígena

Septiembre alienígena ( El Periódico de Aragón - 03/09/2016 )

Se acaba de hacer público que en mayo del año pasado un radiotelescopio ruso recibió una señal extraña de una estrella a noventa y cinco años luz. Una señal de radio potente, que no se volvió a repetir y que podría provenir de una civilización extraterrestre. Es una noticia muy oportuna para comenzar septiembre. Un mes que siempre huele a nuevo, a cambio de armario, a coleccionables y a promesa de dieta mientras se apuran las últimas cervezas del verano.

EMPEZAR EL curso con alienígenas es todavía mejor que comenzarlo sin Gobierno. La política me sabe a una serie de la que te vas desenganchando. No, mejor todavía, es como cuando estás viendo en el televisor algo que te interesa pero no puedes evitar quedarte dormida. Toda tu concentración intenta sujetar los párpados pero la vida es más urgente y más fuerte. Te duermes. Nos cansa todo. Nos cansa y hacemos un chiste. Si dejamos de reír, los malos ganan. Sí, pero en nuestras carcajadas se pueden construir edificios, listas de espera, reválidas y leyes mordaza. Se nos ha colado el entusiasmo en la lavadora y al sacarlo estaba encogido. Qué pesadez es septiembre y la sensación de actualizarte el móvil, las ganas y todo. Empezar una y otra vez. Cada año tiene varios días de año nuevo. Las nuevas temporadas tienen que sacudir los cuerpos para matar polillas. Algo distinto. ¿Te acuerdas de la fotografía de la niña siria que trataba de cortar con un cuchillo de plástico la verja del campo de refugiados en el que estaba retenida? Ya han pasado meses desde esa foto pero la historia ha cambiado poco. El otro día fue Omran, un niño de cinco años, el que estaba sentado en una ambulancia, con el rostro ensangrentado y cubierto de polvo. La tragedia se recorre en imágenes como si fuera el juego de la oca. De una a otra. Y no se cambia el tablero, sólo se hacen más altas las barreras para moverte de casilla en casilla, de un sitio a otro.

SIRIA LANZA una campaña para promocionarse como destino turístico. En medio de una guerra que ya ha hecho huir a más de cinco millones de personas. Se acaba el tiempo de playa así que dejaremos de hablar de cómo tienen que vestirse las mujeres para bañarse, aunque seguro que continuaremos hablando de cómo deben vestirse las mujeres en general. Yo empecé septiembre comprándome un cuaderno y un antiojeras, eso es actitud. Las ciudades están llenas de gente cazando por las calles bichos de mentira. La realidad virtual amenaza a la realidad de toda la vida. "Te levantas por la mañana, estás unos minutos en Marte y pasas un rato con tus hijos", leo en un titular. Depresión posvacacional. Ahora todo tiene que ser tratado como una enfermedad, así nos aseguramos que haya un grupo de expertos sacando tajada de la estupidez social. No creo que la señal de radio recibida haya sido cosa de los extraterrestres. Me extrañaría que si hay vida inteligente más allá de la Tierra, quisieran ponerse en contacto con nosotros.

jueves, 1 de septiembre de 2016

Las princesas también se tiran pedos

Las princesas también se tiran pedos ( El Periódico de Aragón - 20/08/2016 )

Una prima dio a luz hace unas semanas. Días después de salir del hospital me llamó por teléfono. Quería preguntarme si era normal seguir sangrando cuando ya han pasado varios días desde el parto. Sí, le dije. ¿Durante cuántos días? No sé exactamente, pero creo recordar que yo estuve sangrando durante tres semanas o más. ¿De verdad? Nadie me había explicado esto. Yo tuve una sensación parecida cuando parí. Sabía que después de dar a luz tenías un sangrado parecido a la regla durante unos días. Pero también me sorprendí --y asusté-- al ver que pasaban los días y aquello, mi cuerpo, seguía sangrando. Me acordaba de esto mientras leía un artículo sobre Fu Yuanhui, una nadadora china que quedó cuarta con su equipo en una prueba de relevos en los Juegos Olímpicos. Al salir del agua, mientras se retorcía de dolor, dijo: "Ayer me vino la regla así que hoy me siento particularmente cansada. Pero no es excusa, no he nadado lo suficientemente bien". En estas olimpiadas se ha hablado de jugadoras de vóley playa que compiten con bikini y otras con velo. Casi la mitad de los deportistas de Río son mujeres y, sin embargo, ocupan sólo un tercio de la información deportiva. Además, para hablar de sus logros, en el caso de las mujeres, también es noticia su físico, su vida sentimental o su maternidad. La Universidad de Cambridge ha realizado un estudio sobre el sexismo en el lenguaje deportivo: ellos son campeones mientras ellas son las reinas, ellos ganan o dominan, ellas compiten o se esfuerzan. Se ha comentado todo esto, sí, pero a mí me ha llamado más la atención la regla de Fu Yuanhui porque visibiliza, oh, sorpresa, que las mujeres tenemos la regla. Es algo que se conoce, sí, pero también se trata como si no pasara. Hace unos años, en una conversación familiar, una de mis tías dijo que ponerse tampones estaba muy bien pero que era un problema no poder orinar mientras lo llevabas. Ese es el grado de desconocimiento que muchas veces se tiene sobre el propio cuerpo. El otro día hablaba con unas amigas de la regla. Una se quejaba de la cantidad de sangrado y del dolor de tripa. A mí, desde que tuve a mi hija, la regla viene con unos dolores de cabeza bastante incapacitantes. Sin embargo, no se trata este tema, al revés, los anuncios están llenos de reglas que expulsan un líquido azul y de mujeres a las que la menstruación les hace cosquillas. Hace unos meses, con un grupo de madres recientes, hablábamos de los daños colaterales del parto y de cómo hay un silencio colectivo que los oculta. Escapes de orina. Desajustes hormonales. Cambios de peso. Problemas en las articulaciones o en la espalda. Coxis dañado. Suelo pélvico que necesita rehabilitación. Hemorroides. Nada de eso aparece en las portadas y sí las madres famosas que recuperan su figura al mes de parir. Las princesas también se tiran pedos, se titula un libro de mi hija. Feminismo también es no guardarnos cosas como si fueran secretos.