sábado, 24 de diciembre de 2016

Guerras y piscinas

Guerras y piscinas ( El Periódico de Aragón - 24/12/2016 )

El día 2 de agosto de 1914, Kafka escribió esto en su diario: «Hoy Alemania ha declarado la guerra a Rusia. Por la tarde fui a nadar». Te levantas con el sueño agarrado al surco de la ojera. En el mundo que nos ha tocado vivir, ya está dicho todo. Nada causa sorpresa. Por eso hay que espectacularizarlo todo, para que se vea. Para que llegue. También hay que llegar la primera a comentar la última noticia, a hacer la gracia con el chiste del momento, a vomitar tu opinión como si fuera la causa del ardor de estómago. Pereza. Casi tanto como me dan estas fiestas. Lo malo de que se haya levantado la niebla es ver tanta celebración en el horizonte.

Estás a tus cosas, el corrector en el ojo, el café demasiado caliente, su biberón, la agenda, encontrar las llaves que ha escondido en alguna parte, la ficha del adorno navideño sin colorear desde hace una semana y que hoy tampoco llevaremos a la guardería. Un policía turco mata al embajador ruso en Ankara. Circulan vídeos con el momento e imágenes con la víctima tumbada en el suelo. Lo que no asusta, no existe. Un hombre arrolla a varias personas en un mercadillo en Berlín. Las prisas, el miedo, ellos y nosotros. La etiqueta de culpable recae en un refugiado paquistaní. Ya lo tenemos. Lola Merino, diputada manchega del Partido Popular, realiza un comentario en las redes sociales cuestionando el «Bienvenidos, refugiados» con una imagen del atentado. Percival Manglano, concejal popular en el Ayuntamiento de Madrid, escribe en Twitter: «El autor del atentado terrorista en Berlín fue un refugiado paquistaní. No hay peores ciegos que los que no quieren ver». ACNUR le recrimina los peligros de vincular la comisión de delitos a si alguien es o no refugiado. Liberan al detenido. Nos precipitamos, pero no pasa nada. Nunca pasa. Nos ha tocado una época en la que se dirige el mundo sentándote a observarlo.

La estrategia política de muchos de los líderes mundiales es no hacer nada. De esta manera no te desgastas. Ahí está Alepo. muriendo, mientras la comunidad internacional olvida cómo se escribe la palabra vergüenza. Otro artículo en el que mencionas a Alepo, sí, y con esta costumbre quizá haya ayudado a cansarnos de mirarlo. No duele tanto lo que ha hecho callo. Pasa mucho más desapercibido. Hace temblar menos, aunque tengas cuerpo de vaso de agua en la bandeja para la comida de un avión. La gente está para cosas importantes, cómo colocar su belén en la puerta de Alcalá, porque Manuela Carmena se ha cargado el del ayuntamiento. Hay cosas sobre las que sí que merece la pena movilizarse. Merecer la pena, eso es lo que merecen muchas acciones, una pena enorme y enormemente merecida. Algunas frases son bombas desactivadas y cuando las escribes, explotan. Comenzaba la Primera Guerra Mundial y Kafka escribió el comentario sobre la guerra y la natación. Llevaba cuatro años redactando sus diarios, que cerraría nueve años después. «Cada vez me da más miedo escribir cosas». Esa fue su última anotación.

domingo, 11 de diciembre de 2016

Patrias y héroes

Patrias y héroes ( El Periódico de Aragón - 10/12/2016 )

Creo que yo tengo la patria en el estómago. Así me explicaría que me doliese tanto cuando sufren las personas que me importan. También cuando tengo hambre, claro, porque la patria por la que verdaderamente se sufre es la del agujero en la tripa. Las únicas banderas por las que segrego felicidad son las de anchoas y olivas. Pienso en esto cuando leo todo el lío que se ha montado por unas declaraciones de Fernando Trueba, en las que dice no sentirse español. Al mismo tiempo, unos inmigrantes se fugan de un centro de internamiento de extranjeros, lugar sobre el que, desde hace tiempo, planea la duda de la falta de respeto a los derechos humanos. Indignan las palabras de Trueba en una España que no se inmuta por su política migratoria. La patria se cose de dentro hacia fuera. Admiro a mucha gente, pero no tanto como para tatuarme su cara en el pecho ni para construir un fuerte con la adoración dentro. Me cuesta no llevarme la contraria a mí misma, así que no creo que en la afinidad no haya espacio para la disidencia. Me sorprende la capacidad que tienen algunas personas para generar ídolos sin grietas. Como si se pudiera amar otra cosa que no fuera el resultado de unas debilidades. Yo también quería haber ido a Cuba antes de que se muriera Fidel. Y sentí que la Revolución me tocaba como te tocan los libros y las canciones en las que te gustaría vivir. Pero es muy difícil que nunca sobre nada. Que las miradas sean constantes, las palabras precisas y no haya gritos que caigan por la espalda. Me recuerdo a mí misma, con la camiseta del Che, que se compró mi madre en su viaje de novios, dirigiendo a cientos de personas en una manifestación, megáfono en mano, lanzando las consignas que repetía la masa. Llevé ese megáfono en muchas manifestaciones, durante varios años. Y luego me cansé de las revoluciones que eructan lugares comunes sin ventilar sus vergüenzas, que eran muchas, pero se escondían en los sótanos de la ortodoxia. Y si las cuestionabas, no eras una auténtica revolucionaria. Y me fui, tejiendo mi propia izquierda que me cobijara. Huyo de los dogmas porque no me creo a mí misma. Hay algunos que sólo comen verdades y sudan sus propias certezas. Se han recuperado unas declaraciones del alcalde de Alcorcón, David Pérez, en las que dice que el feminismo es un movimiento “rancio, radical, totalitario” y nos acusa a las feministas de “fracasadas, amargadas y rabiosas”. Todo el mundo tiene alguna convicción a la que sujetarse, en algunos casos para que te amarre cuando todo lo demás se mueve, en otros, sólo sirve para dejarte clavado en el suelo, mientras la vida galopa en la superficie, enterrándote con tus ideas allí abajo. Muere en un bombardeo el payaso de Alepo. Se encargaba de hacer de la risa una trinchera en la que estar a salvo del horror. Hay héroes silenciosos y patrias que se escapan del mapa, como la resistencia de una risa a la que acaban asesinando.

viernes, 9 de diciembre de 2016

Diario de unas células madre


Hace unos meses, Carmen G. de la Cueva, capitana generala de LA TRIBU, contactó conmigo para proponerme realizar un diario sobre mi maternidad. Había visto en Facebook algunos de los post que estoy escribiendo sobre mi vida con Carmela. Hablamos de la periodicidad, quedamos en tener un cuarto propio para nuestro diario durante una semana. Lo llamaríamos DIARIO DE UNAS CÉLULAS MADRE. A Carmela le pareció bien. Quiero dejarle unas palabras de su ahora porque es lo más cercano a una herencia que le puedo procurar. Terminamos la semana y nos pareció poco. Carmen nos propuso continuar, con la periodicidad que nosotras quisiéramos, realizando un diario de nuestra vida juntas. Dijimos que sí, necesito escribir y quiero que seas rica en palabras. Así que desde septiembre, tenemos alquilado un espacio nuestro en LA TRIBU. Os invitamos a visitarlo pinchando aquí.


Epitafios

Epitafios ( El Periódico de Aragón - 26/11/2016 )

Cómo es esto de la vida. Un día estás abroncando a alguien porque ha dejado gotas de pis en la taza del váter y, al día siguiente, se muere. Le echas en cara que ha dejado la ropa interior desperdigada por el suelo, no te ha llamado, te ha hecho una mala foto, te ha perdido algo o te lo ha roto, se olvidó de tu cumpleaños o, lo que es peor, te regaló una báscula, te hace un filete poco hecho, no te deja respirar agobiándote a tareas, se le olvidó comprar vinagre, no te permite que le toques la pierna con los pies fríos cuando te echas a la cama, no tiene tiempo para quedar contigo o se ríe porque te has caído de la forma más tonta. Le reprochas todo eso y luego se muere. Tú te quedas con el sentimiento de culpa de haberle echado en cara esas cuatro gotas de pis, y te sientes ridículamente culpable por si la causa de su muerte tiene algo que ver con tu enfado. Te quedas fastidiada porque tu despedida de esa persona ha sido una trifulca por quita de aquí esas gotas de tu meada. Y piensas que nada fue grave. Incluso cuando la persona fallecida era de la peor calaña, no importa, mejora al morirse. Se convierte en modelo a seguir por obra y gracia de la parca. Así actúa la culpa. Te retuerce el estómago para que vomites gloria, como si de ti dependiera acolchar con elogios el lugar del descanso eterno. Ya lo dejó dicho Jardiel Poncela en su epitafio, “Si queréis los mayores elogios, moríos”. Fallece Rita Barberá, las mismas personas que hace unos días la repudiaron del partido, de su grupo en el Senado o no se querían sentar con ella en la mesa para comer, esas mismas personas hablan ahora de su inocencia, honradez y calidad humana. Han pasado del repudio a la santificación en sólo unas horas. También hay gente que acusa directamente a otras personas como francotiradores con puntería para derribar a la senadora. Los tuiteros, los periodistas, la oposición y otros agentes del mal con capacidad para matar con palabras. Con la muerte también dejan de cuestionarse actitudes de terceros que habrían provocado un escándalo si el fallecimiento no se hubiera producido. El presidente del Gobierno confirma que habló con Rita Barberá, imputada por corrupción, antes de ir a declarar ante el Tribunal Supremo. Una especie de “sé fuerte”, segunda temporada. Y luego está la polémica, que en este país llega antes que la muerte. El espectáculo, el circo y los temas que se abandonan en las orillas de la atención mediática. No hay minutos de silencio para la mujer que murió al incendiarse su casa con la vela que le ayudaba a iluminar un hogar con la luz cortada. Y esto es demagogia. Sí, y ¿cómo llamamos al mutismo por el bombardeo del último hospital que quedaba en pie en Alepo? En el funeral del Pastor de Andorra no había apenas autoridades. Otra mujer es asesinada por el que era su pareja, otro año más con un 25 de noviembre sin erradicar la violencia contra las mujeres. Hay muertes llenas de silencio. Y que a nadie le despiertan culpas.

Infección de orina resistente

Infección de orina resistente ( El Periódico de Aragón - 12/11/2016 )

Voy a un mercadillo benéfico que se realiza todos los años. Se recaudan fondos para la obra social de una fundación mediante la venta de productos de segunda mano. Hay bisutería, libros, ropa, menaje o muebles. Cada puesto es atendido por voluntarias, casi todo son mujeres. Mientras realizo la visita, escucho en dos ocasiones, en distintos puestos, a dos voluntarias dirigiéndose a unos asistentes. No puedo evitar oír la conversación porque la realizan a gritos. En ambas ocasiones les acusan de tener mucha cara dura y de intentar llevarse las cosas sin pagar el precio convenido. Se dirigen a ellos sacando a pasear el término inmigrantes, como si fuera una categoría de personas distinta a la suya, marcando diferencias entre un ellos y un nosotros. La superioridad moral, la extraña concepción de la solidaridad y el desprecio. Se me encrespa el pelo y el ánimo. Una chica pasea con dos perros. Va dando tirones bruscos a las correas para que los animales no se entretengan olfateando. Parece que tiene más prisa que amor a sus mascotas. Estoy en el parque con mi hija. Una madre riñe a su hijo porque está jugando con la arena. Le dice que deje de hacerlo porque se va a manchar la ropa. En un restaurante que se anuncia como gamberro, no dejan entrar a los niños. No trabajan con menores de doce años, expresan. Hay una concentración a favor del pequeño comercio y en contra de una nueva superficie comercial. Ni siquiera asisten los comercios a los que se intenta apoyar. Otra amiga a la que han despedido de su trabajo por quedarse embarazada. Alguien escribe un texto en las redes sociales y al rato ya tiene varios comentarios diciéndole lo que tiene que opinar. Otro artículo donde alguien intenta dejar claro un asunto. Sin posibilidad de error propio. Todos son ajenos. La culpa ha sido del otro. Siempre. Huelga de deberes. A favor y en contra. Todos saben mucho del asunto. Tenemos más análisis que papel higiénico. Qué manera de tomarse en serio. La carne tiene que ser poco hecha. Nos ponemos un lacito en la foto de perfil y arreglamos el mundo. El PSOE se queja de que el Gobierno de Rajoy parece poco dialogante. ¡Oh, sorpresa! Nos ofende más un chiste que una ministra que quiere solucionar el paro rezando. No leemos, pero llenamos nuestros muros de frases célebres cuando se muere un escritor. No tenemos tiempo para cocinar, pero podemos llenar todos los minutos comentando si hubo cobra o no. Ya no hacemos caso a los medios tradicionales, pero ocupamos todos los espacios hablando de lo que cuentan. Nos queremos vivas, pero dejamos que nos sigan matando. Igualdad de oportunidades, pero qué hay de lo mío. No he dejado de estar mala desde que mi hija va a la guardería. Salgo del moco para meterme en la tos. Fui al médico con una infección de orina que no se me acababa de pasar del todo. Es que tienes una infección de orina resistente, me dijo. Al día siguiente ganó Trump. No dejo de pensar en los virus.

Socialismo submarinista

Socialismo submarinista ( El Periódico de Aragón - 29/10/2016 )

Hace un tiempo realicé un curso de submarinismo. Con su neopreno de cuerpo entero, sus lastres, sus aletas, sus gafas, su bombona de aire comprimido y todo. Te enseñaban a gestionar tu equipo de buceo y realizabas inmersiones en grupos reducidos acompañados de un instructor. Hay dos gestos básicos en buceo que sirven para comunicarte debajo del agua. Uno es para indicar que todo va bien. Se realiza mediante la conexión del dedo índice con el pulgar, formando un círculo y dejando los otros tres dedos relajados. El otro es para indicar que hay problemas y necesitas subir a la superficie. Dejas la mano en una especie de puño relajado con el pulgar levantado. Fuera del agua, y en nuestra cultura, este segundo gesto se interpreta también como un ok, todo está bien. Pero buceando no, aunque mi dislexia se resistiera a entenderlo. Me confundía siempre. Mientras buceábamos, el instructor se iba girando de vez en cuando hacia nosotros. Establecía contacto visual y esperaba el gesto de aprobación de todos. Yo le indicaba, por error, que me quería ir arriba. Se acercaba hacia mí para ayudarme a subir y entonces yo me daba cuenta de que me había confundido de señal. La interpretación que se daba a un mismo gesto era diferente. Pienso en esto cuando veo a los diputados socialistas aplaudir a su portavoz en la sesión de investidura. Me parece que estoy en el fondo del mar y que ese aplauso, en lugar de ser una manifestación de entusiasmo, es una muestra de pesadumbre. ¿Aplauden que se han hundido? ¿Hay algo después de un socialismo que facilita un gobierno a la derecha? «No vamos a fallar a los ciudadanos que confiaron en nosotros. No vamos a fallar ante la palabra que dimos», «la corrupción, la prepotencia, la insensibilidad, la crueldad de sus políticas. Estas son las razones por las que el PSOE no va a apoyar a Rajoy ni tampoco se va a abstener», «no va a haber ningún dirigente del PSOE que quiera indultar a Rajoy con su voto o con su abstención». Estas frases son de Antonio Hernando, el mismo que salió el otro día a defender la abstención de los socialistas. Parece que de verdad se les ha instalado una masa de agua encima de sus cabezas y les falta oxígeno. ¿Qué ha cambiado de un momento a otro? Conservar el sillón bien vale despellejarte. Es supervivencia. Aunque para salvarte tú, acabes matando al bicho en el que estabas alojado. En El País escriben sobre la decisión de los socialistas de abstenerse y se les cae la «o» de obrero al ponerles el nombre. A mí me dan coraje sus votantes, no sé las razones que les motivaron para votarles, pero imagino que la más importante sería que no gobernara el PP. Y ahora se quedan huérfanos de programa. Y las caras de los disidentes, como de echarte en la cama con una pareja que te hastía. Da mucha angustia la sensación de quedarte sin aire. Y parece que en el Congreso no hay instructores de buceo dispuestos a sacarte fuera si te ahogas. 

Salirse de la raya

Salirse de la raya ( El Periódico de Aragón - 15/10/2016 )


Pregón de las fiestas del Pilar. Cientos de personas se amontonan detrás de las vallas para poder ver el desfile que organiza el ayuntamiento por el centro de la ciudad. Un montón de niños esperan para ver la cabalgata de disfraces, carrozas, bailes, colores y músicas. Lo que se encuentran en esa espera es lamentable. Es el pasacalles de la Federación de Interpeñas de Zaragoza. Una sucesión de camionetas con gente gritando y bebiendo. Lo que inaugura las fiestas del Pilar es una ristra de borrachos. Es la primera imagen de una celebración de la que no resulta difícil sentirse extranjera. Y no es porque yo no me emborrache de vez en cuando. Tampoco me escandaliza que los peñistas lo hagan. Lo que me cuesta más entender es por qué razón se consiente que la borrachera sea la verdadera pregonera de todas las fiestas, año tras año. Y luego están las campañas contra el consumo de alcohol, los intentos de promover el ocio saludable o los esfuerzos por hacer unas fiestas integradoras. Está todo eso y está el olor a cogorza, como cartel anunciador de los festejos. Ningún equipo de gobierno se ha atrevido a cuestionar el protagonismo de los peñistas en las fiestas. Lo normal es esto. Hacerle frente es buscar un conflicto. Salirse de la línea marcada por el grupo supone enfrentarte a todos y quedarte al margen. De los cinco supuestos violadores de San Fermín, a ninguno le pareció que estaba cometiendo una aberración. Asusta que una persona se sienta con el derecho de abusar de otra, pero es perturbador que de un grupo de cinco, nadie repruebe el comportamiento del resto. Francisco Correa declara en el juicio de Gürtel. Asume las comisiones que cobraba por conseguir licitaciones a empresarios. Las cosas se hacían así, era lo normal. No se ponía en duda. Dice que no era consciente de que estaba cometiendo algún delito. Él sólo hacía lo que hacía el resto. A Bob Dylan le han dado el Nobel de Literatura y a muchos literatos les escuecen las palabras. Como si la literatura fuera un carné y él no fuera de los nuestros. De pequeña me aburría en el colegio. Un día me castigaron con escribir cien veces la definición de sustancia pura, no la había sabido decir en clase por estar hablando con un compañero. Sustancia pura: se caracteriza por poseer una composición siempre constante, además de una serie de propiedades características de esa misma sustancia. Han pasado más de veinte años y recuerdo la frase exacta porque me hicieron repetirla, pero todavía hoy no sé exactamente qué es una sustancia pura. Me metieron en el redil, en clase, en el grupo. Mi hija el otro día me trajo su primer dibujo de la guardería. Había coloreado la plantilla de una niña. El pelo, la ropa, la piel. No se salía de la raya. Y por ahí no paso. Cogí un papel y dibujé una cara. La pintamos por todo, y nos salimos de la línea como si dependiera de nosotras que, alguna vez, lo diferente pueda ser lo principal del dibujo. H