domingo, 28 de septiembre de 2014

Tengo miedo

Tengo miedo ( El Periódico de Aragón - 27/09/2014 )


Que no podremos derrotar virus aprendiendo a empujarlos más allá del umbral de error. La teoría del cisne negro y el hecho de que seguimos dependiendo de modelos que, se ha demostrado, son fraudulentos. Que la pseudociencia siga ganando terreno. Sucesos apocalípticos. Que las personas inteligentes no hagan política. Que habrá otra crisis financiera de proporciones épicas. Que ciertas palabras seguirán siendo tabú. Que las tecnologías digitales están acabando con nuestra paciencia y cambiando nuestra percepción del tiempo. Que se acabe la financiación de grandes experimentos. La catarsis es una alegría que trasciende... ¿puedes repetir la pregunta? Que dejemos de morir. La lucha entre ingenieros y druidas. La escasez de agua. Que estamos inarticuladamente perdidos en la Modernidad. Que tanta información y los nuevos medios implicarán el fin de los hechos. Que la separación entre las noticias y el entendimiento sea cada vez mayor. Que nos volveremos irracionalmente impacientes con la ciencia. Que la idiocracia nos amenace. Que la especie humana pierda el deseo de sobrevivir. El exceso de testosterona producido por una brecha sexual en China. Una amnesia colectiva. Que no entendamos la dinámica de la cultura global emergente. Deberíamos preocuparnos por perder el deseo como eje para la reproducción de nuestra especie. La muerte natural. La geografía poshumana que existirá cuando los robots se hayan adueñado de todos nuestros trabajos. Que en una o dos generaciones, los niños se convertirán en adultos que no podrán distinguir entre lo real y lo imaginario. El bajo índice de sospecha que tenemos de los comportamientos normales. La paradoja del progreso material. Que seremos como ratas atrapadas en una trampa de mármol azul. Que empecemos a tratar la tecnología como magia. El auge de la inestabilidad genómica. Que las autoridades y compañías puedan leer la mente de las personas. Que nos preocupemos demasiado. Que internet está arruinando la escritura. Que internet termine beneficiando a las estructuras actuales de poder y no a la sociedad en general. Que no tendremos un Plan B cuando internet se caiga. Que no podremos vivir sin internet. Que el cerebro no pueda concebir nuestros más graves problemas. Que como consecuencia del cambio climático, la escasez de recursos, los drones, y otras razones no anticipadas, estalle una gran guerra. La estupidez. Ya dejé de preocuparme por el problema del libre albedrío, porque nunca quedará resuelto. Que no podamos identificar la "buena vida". Hombres. Que estamos cada vez más inmersos en sistemas incompetentes que exhiben un comportamiento patológico pero que no se pueden arreglar. La arrogancia absoluta de la humanidad. Que no entendamos los fenómenos cuánticos. Extinción de la diversidad cultural. Estrés. Demasiado acoplamiento. Que no podremos entenderlo todo.

Nota: Resumen, a mi aire, del artículo Las 150 cosas a las que le tienen miedo las personas más inteligentes del mundo, basado en el especial de la revista Edge What should we be worried about?

domingo, 14 de septiembre de 2014

Retortijones

Retortijones ( El Periódico de Aragón - 13/09/2014 )

Septiembre son los nervios en el estómago jugando a hacerse trenzas. Punzadas de ganas y miedo pero sin estuche nuevo. Ya no hay rotuladores recién estrenados a los que agarrarte mientras te piensas devorada por los deberes del colegio. El verano se te quedaba en el pecho como una mala tos. Ahora lo que llevamos dentro es el frío. Los nuevos cursos vienen sin la amortiguación de los suelos blandos de los parques. La ilusión antes era tan fácil como escribir tu nombre en el cuaderno donde ibas a residir el resto del año. Ahora la agenda nos mira entre agobiada por llenarse de nosotras y temerosa por no hacerlo. La culpa sólo se tiene para que se inflame, como el apéndice, y entonces duela. ¿Qué haremos con las vidas que se quedan en blanco? Soluciones se parece a unas ilusiones a las que les ha salido el sol. Pero los gobiernos tienen protección solar para mirarnos. Hay que pensar nuevas tramas para renovar la serie por una temporada más. Necesito creer que las cosas pueden cambiar. Por eso intentarán pasar el rastrillo por las elecciones, para ver si la esperanza puede quedar sepultada en los surcos de la tierra. Dan pereza los titulares. Soltarán elefantes que vuelen mientras nuevas leyes nos muerdan los talones para que pisemos sin sentirnos fuertes. Cogerán nuestras vulnerabilidades para jugar a los barcos. Intentarán que siga habiendo personas que se queden sin casa. Iremos a pedir cita con el médico de cabecera a las oficinas de los bancos. Nos harán una OPA hostil para quedarse con la propiedad de nuestros cuerpos. A las becas de comedor les dolerá el hambre de los niños que no pueden pagarlas. La angustia sabe a regaliz de palo, le das vueltas en la boca y la escupes pero te vuelve al paladar al masticar otra hebra. Y luego otra. Encontrar trabajo. Que no nos despidan. El consuelo es una alarma que nos suena todas las mañanas. O ya ni eso. Antes tratábamos de llegar a final de mes y ahora nos dejamos ganar porque siempre el mes llega antes que nosotras. Ni siquiera puedo proponerme dejar de fumar porque ya lo he hecho. Mirar el catálogo de ofertas del Lidl. Empezar un coleccionable. Gastar todas las tintas de un bolígrafo de cuatro colores. Comprar olvido a granel y hacer con lo pendiente un álbum de cromos. Llegar sin morirnos por el camino. Congelar las alegrías para comer de restos. Empezar. En los comienzos siempre hay hambre y sueño. Por eso son importantes los principios, porque te sujetan el cuerpo cuando lo demás te empuja. "Esta noche, cuerpo triste, métete por donde saliste". Esto decía Carmen París el otro día en un concierto. Salimos de agosto sin hacer la cama y ahora tenemos las sábanas revueltas. Las incertidumbres se nos ponen en fila en este mes que nos recuerda que lo que vendrá nos asaltará en la próxima curva. Susto o sorpresa. El curso se inaugura en la tripa. Retortijones. En los pliegues de lo que nos dobla podemos almacenar deseos. Y ya nos han salido muchas arrugas. Nos irá bien.