martes, 7 de enero de 2014

Toda la culpa es de Fibonacci

Toda la culpa es de Fibonacci ( El Periódico de Aragón - 04/01/2014 )

Las luces, los muñecos que se cuelgan en los balcones como advertencia de nuestra posible desembocadura al suicidio, los villancicos que suenan en los hilos musicales de las tiendas en las que te venden paz y amor a retales cosidos por esclavos en talleres clandestinos. La prueba más irrefutable de que Dios no existe es que no lo puedes comprar en almacenes de todo a un euro. El color rojo incluso en la braga que hay que ponerse para que mi madre siga siendo mi madre. Ese color rojo en el que yo veo sólo sangre. Violencia, estos días son pura violencia. Es como no ducharse y ponerse colonia Brummel para evitar que asome el olor a mugre. Eso son estos días, mierda con lazo y aroma a consomé. Y debajo de todo este decorado violento seguimos teniendo los disgustos, que se nos van poniendo en fila porque el cuerpo ya se ha acostumbrado a ordenarse como en la cola del paro. Puede que la resignación empezara ahí, en respetar y no rebelarse con las señales de "espere aquí su turno". Como si los problemas tuvieran derecho de admisión. Como si para contarnos tuviéramos que pedir permiso o se pudiera militarizar el sufrimiento. Ordeno y mando y rellene el cuestionario. Usted está aquí. Mantenga vigiladas sus pertenencias y pase sus disputas por el escáner, es por su seguridad. Váyanse al carajo, en fila de todos a la vez. Y yo, en medio de toda esta violencia de musgo, purpurina y olor a castañas, me acordé de la sucesión de Fibonacci con garras de guerra. Definamos sucesión: prosecución, ordenación de elementos, descendencia, prole, conjunto ordenado de términos que cumplen una ley determinada. Aún hay más, es una sucesión infinita de números naturales. Lo natural. Por eso aquello de que las mujeres solteras y lesbianas se queden fuera de la reproducción asistida, "la falta de varón no es un problema médico". El problema es no procrear como Dios manda. En la sucesión de Fibonacci cada término es la suma de los dos anteriores, esta es la relación de recurrencia que la define. Que de la unión de dos salga un nuevo elemento. Que esos dos sean hombre y mujer, lo "natural". Capitalismo misicas que prohíbe el aborto para seguir teniendo soldados. Los nazis recomendaban a los "buenos alemanes" tener varios hijos para garantizar la supervivencia de la raza aria. Hoy, aquí, se prohíbe a las mujeres elegir no tener hijos y se alimenta perpetuar un único modelo de familia, la católica, para reproducir reclutas disciplinados que garanticen la continuidad del sistema. Hasta que no se inventen los úteros artificiales, las mujeres somos insustituibles para "fabricar" vida. Esto es lo que nos hace tan peligrosas y por eso tantos esfuerzos en controlar nuestros cuerpos. Dentro de poco sólo se autorizará a tener hijos a las mujeres que vayan a misa y cuenten con tarjeta de El Corte Inglés. A las que no comulguemos nada de abortar, nos quitarán a los nuestros para dárselos a los españoles de bien. Todo por la patria. Hacia Belén va una burra, rin, rin. Maldito Fibonacci

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