Socialismo submarinista ( El Periódico de Aragón - 29/10/2016 )
Hace un tiempo realicé un curso de submarinismo. Con su neopreno de cuerpo entero, sus lastres, sus aletas, sus gafas, su bombona de aire comprimido y todo. Te enseñaban a gestionar tu equipo de buceo y realizabas inmersiones en grupos reducidos acompañados de un instructor. Hay dos gestos básicos en buceo que sirven para comunicarte debajo del agua. Uno es para indicar que todo va bien. Se realiza mediante la conexión del dedo índice con el pulgar, formando un círculo y dejando los otros tres dedos relajados. El otro es para indicar que hay problemas y necesitas subir a la superficie. Dejas la mano en una especie de puño relajado con el pulgar levantado. Fuera del agua, y en nuestra cultura, este segundo gesto se interpreta también como un ok, todo está bien. Pero buceando no, aunque mi dislexia se resistiera a entenderlo. Me confundía siempre. Mientras buceábamos, el instructor se iba girando de vez en cuando hacia nosotros. Establecía contacto visual y esperaba el gesto de aprobación de todos. Yo le indicaba, por error, que me quería ir arriba. Se acercaba hacia mí para ayudarme a subir y entonces yo me daba cuenta de que me había confundido de señal. La interpretación que se daba a un mismo gesto era diferente. Pienso en esto cuando veo a los diputados socialistas aplaudir a su portavoz en la sesión de investidura. Me parece que estoy en el fondo del mar y que ese aplauso, en lugar de ser una manifestación de entusiasmo, es una muestra de pesadumbre. ¿Aplauden que se han hundido? ¿Hay algo después de un socialismo que facilita un gobierno a la derecha? «No vamos a fallar a los ciudadanos que confiaron en nosotros. No vamos a fallar ante la palabra que dimos», «la corrupción, la prepotencia, la insensibilidad, la crueldad de sus políticas. Estas son las razones por las que el PSOE no va a apoyar a Rajoy ni tampoco se va a abstener», «no va a haber ningún dirigente del PSOE que quiera indultar a Rajoy con su voto o con su abstención». Estas frases son de Antonio Hernando, el mismo que salió el otro día a defender la abstención de los socialistas. Parece que de verdad se les ha instalado una masa de agua encima de sus cabezas y les falta oxígeno. ¿Qué ha cambiado de un momento a otro? Conservar el sillón bien vale despellejarte. Es supervivencia. Aunque para salvarte tú, acabes matando al bicho en el que estabas alojado. En El País escriben sobre la decisión de los socialistas de abstenerse y se les cae la «o» de obrero al ponerles el nombre. A mí me dan coraje sus votantes, no sé las razones que les motivaron para votarles, pero imagino que la más importante sería que no gobernara el PP. Y ahora se quedan huérfanos de programa. Y las caras de los disidentes, como de echarte en la cama con una pareja que te hastía. Da mucha angustia la sensación de quedarte sin aire. Y parece que en el Congreso no hay instructores de buceo dispuestos a sacarte fuera si te ahogas.
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