domingo, 29 de septiembre de 2013

Escaparates y trastiendas

Escaparates y trastiendas ( El Periódico de Aragón - 28/09/2013 )


Si te sangra la nariz quizás no sea porque falte humedad sino porque te mata el respirar. En ese afuera se me ponen las palabras en posición de ataque. Por mis venas se agitan glóbulos rojos, glóbulos blancos y mala leche. La Universidad de Atenas cierra por los despidos y recortes. Consérvese la formación en un lugar frío y seco. En otra despensa de nuestros bochornos cada día rellenamos los estantes con dos mil trescientas nuevas personas que se quedan sin asistencia sanitaria. Todavía nos cuesta decirle cáncer al cáncer y sin embargo al Gobierno no le ha dolido nada ponerle precio a su tratamiento. Será que los tumores se cogen como los caramelos de al lado de la caja del supermercado, por capricho. Hay que controlar el abuso. Además es que una enfermedad crónica es un chollo, supone una entrada de dinero constante. Y si no puedes pagar, pues oye, te haces emprendedor y emprendes el camino a la muerte. La salida de la crisis empieza por las funerarias. Una diputada del PP balear dice que los padres que apoyen la huelga de la enseñanza y no lleven a sus hijos a clase, pueden perder su custodia. Los ramalazos fascistoides son como los sellos esos de tinta invisible, no se ven sin la luz adecuada pero ahí están, en esas pieles aparentemente democráticas. En el Congreso no se puede debatir de lo que no le gusta al Gobierno. Si hablamos de mentir pues "el que primero lo huele, debajo lo tiene". Fin de la discusión. A otra cosa. Greenwich es una comida típica de las Canarias, como las papas con mojo. Respuesta de exhibición, podría ser ministra.
Lo que se enseña y lo que se esconde. Sobre todo lo que una persona no se pregunta se podrían construir edificios enteros. Y que vivieran ahí sus secretos. De piel para fuera me cabreo hasta la tristeza y luego procuro hacer sopas con ella. Así por lo menos me mantengo calentica. De piel para dentro la pena me enmudece. Vacío todas las pantallas. Poner el emoticono triste no me alivia el dolor, un abrazo sí. Por eso las muertes de tus afectos se te quedan en el cuerpo como un marcapáginas entre las hojas de un libro, la historia sigue su marcha pero ahí se queda el recuerdo. Como las desilusiones, que cuando llegan se te posan en los poros y aunque todo siga igual, todo ya será siempre distinto. No sé cómo sabe intentar hablar con un nudo en la garganta porque nunca he probado a hacerme uno. Sí que he sentido cómo a mis cuerdas vocales, a veces, se les ha puesto un quejío flamenco. No han cantado pero han hablado diciendo 'ay'. Y si no quiero que se note, me callo. Todavía no he aprendido a cuidar en ceros y unos. El cariño no es una vitrina, es un bocadillo bien hecho, con amor en forma de relleno cuidadosamente esparcido por toda la superficie del pan. Cuando internet me haga bocadillos entonces le contaré mis penas. Hasta entonces procuro que el enseñar el cabreo sea un ejercicio de suma de esfuerzos ante una defensa común de lo nuestro. Y que los escaparates estén llenos de las vergüenzas que pueblan sus trastiendas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario