Estoy entretenida porque se me ha roto el fusfrís y así no puedo limpiar. Podría coger otros productos pero yo quiero arreglar el fusfrís porque mientras lo trato de recomponer lleno mi tiempo y ocupo mi cabeza pensando en cuál es el nombre científico del fusfrís: pulverizador, spray, aerosol, vaporizador o atomizador. Entonces me digo que para qué llamarle de otra manera si mi madre y yo siempre nos hemos entendido llamando fusfrís al fusfrís y no tiene sentido hacer un mundo donde nos entendamos menos. También pienso que tener un fusfrís que reparar es un regalo, te da la posibilidad de crearte un universo propio durante un rato donde no hay otra cosa que tú y el fusfrís. Ni problemas, ni tiranos, ni miserias. Y sale el resorte de mi capacidad creativa y mi arrollador impulso emprendedor y tengo una idea de negocio, la de sacar al mercado fusfrís rotos. Me enorgullece mi ingeniosa ocurrencia. Luego lo comento con alguien, ahora estoy con el fusfrís. Qué delicia. ¿Has visto el anuncio del niño que se pone contento con un palo? Pues me siento igual con el fusfrís. La acumulación capitalista no es buena, ya lo decía Thoreau, "aquellos en apariencia ricos, pero que en realidad han acumulado cosas inútiles y no saben muy bien qué hacer con ellas". Por eso nos lo quieren quitar todo, para que disfrutemos de la vida. Hay que recortar la prestación por desempleo porque la gente dice que es pobre y luego hasta tiene una cuenta en Twitter y todo. Y se estafa, que yo he visto a más de una cobrar el paro, recibir una propina por su cumpleaños y ni declararla ni nada. España ha salido de la recesión, si yo sigo paupérrima será que he salido de ser española. Ese señor que siempre lleva algo rojo en su ropa, --no sé si será rojo sangre--, dijo: "Este es un momento fantástico para España, llega dinero por todas partes". Yo salí a la calle untada en miel para ver si se me pegaban los billetes. Y no, parece que siempre estoy en las partes aciagas.
Menospreciamos las buenas intenciones. Por ejemplo, lo de sacar los ecógrafos de un centro de salud de noche y rompiendo puertas era un claro ejercicio de responsabilidad política. Los querían llevar al Congreso que ahora ofrece el servicio de mamografías. De ahí que se desnude a las mujeres que entran. ¡Arriba las manos y enseñe las tetas!, por salud democrática. Leo una entrevista a Carolina del Olmo, "hay un texto deChesterton que habla del problema de los piojos en los suburbios en Inglaterra, donde se promulgó una ley que obligaba a rapar las cabezas de los niños pobres por la epidemia de piojos. Chesterton decía que a los amos del mundo lo único que se les ocurre es rapar cabezas en lugar de acabar con los piojos, pero lo que hace falta es darnos cuenta de que hay que cortar las cabezas a los de arriba para no tener que cortar el pelo a los de abajo". Me empieza a picar la mollera y no es por los piojos, es que ya he arreglado el fusfrís. Fin del recreo.
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