lunes, 19 de enero de 2015

Nos acordaremos de este día

Nos acordaremos de este día ( El Periódico de Aragón - 17/01/2015 )

Días de palabras a borbotones. El límite de mi libertad es la libertad del otro, no sus creencias. El respeto no puede ser un arma. Las causas. El fanatismo encuentra abono en la vulnerabilidad de los excluidos. Vale, pero el odio no se hace una casa en los cuerpos de todas las personas que pasan penurias. Falta de vigilancia a lo que entra de afuera. Los que dispararon eran de adentro. No importa. Para combatir el mal, el mal tiene que ser otro y no uno mismo.

SI SOLO me quedaran un puñado de palabras por gastar antes de morir, haría un chiste. Pero. El pero de una frase siempre suena al aguafiestas que te recuerda que mañana madrugas cuando tú ya estabas haciendo hueco en primera línea de noche. Se lo estaban buscando. Violencia es entender que el humor es una provocación y no una manera de masticar lo que sucede para poder digerirlo. Los límites. Como los cuadernos del colegio. Tenían un margen para avisarnos de que siempre nos encontraríamos con una línea que no podríamos traspasar. Ya se encarga el poder de dibujar las lindes de lo que no nos pertenece como para dejar que se apropie de lo que nos hace reír. ¿A ti te gusta el humor que hacen en la revista? Eso es lo de menos para defender su derecho a hacerlo. Je suis Charlie. ¿Sabes cómo se llaman las últimas mujeres a las que ha asesinado un terrorista machista? No sé sus nombres, je ne suis pas ellas. Ni je ne suis pas las niñas nigerianas ni los muertos en Siria. Tú suis demagogo. Sufro por todo lo que nos pasa aunque me pueda zarandear de distinta manera. ¿No nos condicionan demasiado los medios? Parece que haya que lamentar más lo que se señala con más fuerza. A ver si vamos a tener que pedir disculpas porque algo te impresione hasta el llanto. "El género humano no puede soportar tanta realidad". Lo dijo T.S. Eliot en sus Cuatro Cuartetos. Podemos estar tranquilas, tenemos a nuestros líderes haciendo cruceta con sus brazos para marcar una frontera entre ellos y nuestras vidas. ¿Tener arcadas al verlos es terrorismo de Estado? Suenan los gritos por la libertad de expresión como si fueran un sonajero que nos acuna para que durmamos en el sueño de lo irreal. Y, mientras, la Audiencia Provincial imputa a un humorista por un sketch. Así somos en España, de soliviantarnos por los enfants de la patrie cuando los derechos los pedimos para los de fuera de casa. Es lo que tiene la confianza, que hace que nos importe menos dejar la puerta del baño abierta. Todo huele fatal. "Nos acordaremos de este día", me decía una amiga mientras agarraba su taza para calentarse el cuerpo y el ánimo. Nos acordaremos por lo que va a pasar. Islamofobia y represión. El riesgo de atentado es la excusa perfecta para seguir adelgazando derechos y libertades. Las excusas son como el culo, todos tenemos uno. La actualidad te da un puñetazo y no puedes dejar de escribir porque no puedes dejar de sentir. Aunque lo que te salga sea otro prescindible artículo sobre el tema que nos ha dominado las horas en estos últimos días. Tout est pardonné.

jueves, 8 de enero de 2015

Conciencia de clase

Conciencia de clase ( El Periódico de Aragón - 03/01/2015 )

La primera vez que yo escuché el término conciencia de clase lo entendí como coincidencia de clase y me pareció que mi error tenía mucho más sentido. Lo tenía porque el alumnado que coincidíamos en una misma clase desarrollábamos una especie de conciencia de pertenencia a ese grupo. Dentro de clase cada cual tenía sus adherencias y sus manías pero, fuera del aula, la clase era una masa. Los del A frente a los del B. "Con ellos sé de dónde vengo y adónde voy". "Con el resto, por mucho oficio que tengan en la vida y sus costumbres, no atacaría Troya, no la defendería".

Tú no eras tú sin la clase que te explicaba. Pertenecías a la gente con la que compartías pizarra, asiento, broncas y exámenes. Los otros, el resto, eran los de la otra clase. Parece que las nuevas formas de hacer política rehuyen hablar de conciencia de clase. Se ponen otros nombres a los nombres por si los votos se asustan con algunas palabras. No recuerdo el primer momento en el que escuché hablar de Marx pero imagino que lo confundiría con una película en blanco y negro. Porque yo llegué al marxismo antes por los hermanos Marx que por otra cosa. Igual que llegué a la izquierda por la poesía que cantaba Paco Ibáñez antes que por leer El capital.

Recordar es "ese misterio comprensible que habla de nosotros abriendo sentidos diferentes al que vamos". Marx distinguía entre "clase en sí" y "clase para sí". Decía que la dominación del capital creaba una masa con unos intereses comunes, una clase en sí. Esta clase se convertía en "para sí" si tomaba conciencia de lo que la distinguía de otras clases. Conciencia: "Una historia que recuerdas como quien se gana la vida y prefiere no perderla". No están los tiempos como para olvidar de dónde venimos. ¿Cómo no vamos a tener conciencia de clase si somos hijas criadas con calefacción central y ahora estamos pagando nuestra independencia con cuerpos fríos? El calor del hogar se queda en recurso publicitario. "Comenzó la muerte de lo que habíamos sido un día cualquiera de lo que no sé".

Bueno, pero hablar de lucha de clases es poco cool en un lugar donde la palabra del año es selfi. Así vivimos, mirándonos en una pantalla que dejamos que sea la que nos retrate. El ego y la cuestión social vale como nombre para una cafetería moderna. "Uno se afilia a quien le enseña dónde abunda el peligro". No me hace falta tener hepatitis C para que me duela la desesperación de unos enfermos a los que se les está privando de una medicación que podría curarles. Conciencia de clase, el nuevo libro de poemas de David Mayor. Necesitaba entrar en un texto como quien se tira de cabeza sin saber si va a golpearse contra el suelo pero deseando disfrutar del baño. Necesitaba salirme del libro y que lo leído me siguiera dibujando cenefas por dentro. "Nadie desconfía de quien parece que va a algún sitio". Yo voy contigo, David.

Nota: Todas las comillas son del libro Conciencia de clase de David Mayor.