domingo, 19 de agosto de 2012

Una lucha de clases


SOLIDARIDAD. Mis amigos y activistas culturales Cristina Riera yEnrique Salom me recordaron el libro de Marcuse El hombre unidimensional en el que se desgranan las falsas apariencias democráticas de las sociedades modernas, el totalitarismo del sistema capitalista y la explotación de las personas por las personas. Para Marcuse, es necesario "despertar y organizar la solidaridad en tanto que necesidad biológica para mantenerse unidos contra la brutalidad y la explotación humanas".
JUSTICIA SOCIALVicenç Navarro plantea que España tiene el gasto público social por habitante más bajo de la UE-15. Los técnicos de Hacienda, Gestha, estiman que con los recortes sociales y el aumento del IVA, se recaudará unos 20.000 millones de euros anuales. Cantidad que se podía haber conseguido con medidas que incidieran en las rentas más altas: un nuevo impuesto de riqueza y a las trasacciones financieras o un recimiento de un 5% adicional en el impuesto de sociedades para las empresas que sobrepasen el millón de euros al año de beneficio. Para la casta dominante en la cultura mediática y política estas alternativas se ven como radicales. Como dice el filósofo Jaime Miñana, el neoliberalismo utiliza discursos basados en el eufemismo, la cacofonía y la tautología.
DUALIZACIÓN SOCIAL Según Cáritas, en España, la distancia entre el 20% más rico de la población y el 20% más pobre pasó de un 5,3% en 2007 a un 6,9 en 2010. Una de las distancias más altas de la UE. También tenemos medalla en la tasa de pobreza (21,8%). El 80% de las grandes superficies tiran la comida antes de dársela a organizaciones sociales. Lo solucionamos con candados en los contenedores. Gente rebuscando entre la basura afea, y así no se consigue la confianza de los mercados. Mejor que los hambrientos se mueran de hambre.
SEGÚN UNICEF, 2.200.000 niños están desnutridos en España y 1.700.000 familias tienen a todos sus miembros en paro. El PP piensa que quitar los 400 euros a las personas que han agotado la prestación es la mejor manera para incentivar el empleo. Que no haya empleo que encontrar es lo de menos. El PSOE se autofelicita por hacer rectificar al PP cuando pudo blindar este derecho de protección y no lo hizo. Vergüenza.
LUCHA DE CLASES. El sistema de bienestar es un caramelo del capitalismo para que nos olvidáramos de la lucha de clases mientras se fagocita la desigualdad y se desprecian los mecanismos para mitigarla. El Gobierno alude a la ley de la selva cuando un acto simbólico de sustración de alimentos quiere hacer recordar que la pobreza de unos y los privilegios de otros mantienen vigente la lucha de clases. Objetar es ilegal, dicen los sátrapas. Con un sistema injusto, insolidario y socialmente dual, la desobediencia civil y la objeción de conciencia se convierten en necesarios instrumentos de supervivencia. De quitarnos tanto, nos están quitando hasta el miedo. Juegan con personas a las que les está quedando cada vez menos que perder. Eso puede ser lo peligroso. Yo formo parte de esa clase. Me llamo Iguázel. Ni siquiera soy aforada. Y tengo poco que perder.

sábado, 4 de agosto de 2012

Nos están tocando los ovarios

(Artículo publicado en la sección de opinión de El periódico de Aragón el sábado 4 de agosto de 2012)



Hemos llegado a un momento en que las cortinas de humo que desvíen la atención, son casi más perversas que aquello que tratan de tapar.

Hace unos meses, Alberto Ruiz-Gallardón denunció que las mujeres sufríamos una especie de “violencia de género estructural por el mero hecho del embarazo”. El Ministro de Justicia esgrimía que “el legislador no debe ser indiferente a la situación de muchas mujeres que ven violentado su derecho a ser madres por la presión que ejercen a su alrededor determinadas estructuras”.

Hay que tener mucho estómago para hablar de violencia estructural mientras su gobierno desmantelaba la Ley de dependencia, un intento de favorecer la conciliación familiar y laboral, recortaba en sanidad, educación y servicios sociales o aprobaba una Reforma Laboral que avalaba que el que la baja maternal pueda ser considerada absentismo laboral y por tanto, motivo de despido objetivo.

Con tanto recorte, risas de Montoro, Rajoy y sus líos europeos y sus cosas, el que le jodan de la Fabra y demás, Gallardón se había tenido que retirar a un segundo plano mediático. Eso tenía que remediarlo y lo hizo por la puerta grande. Anunció cambios en la Ley del aborto. Plantea suprimir la irrupción voluntaria del embarazo contemplada en la Ley de 2010 para ir a una incluso más restrictiva que la de 1985, eliminando los supuestos de violación y malformación del feto y dejando exclusivamente el daño psíquico para la madre como única causa para interrumpir el embarazo. Eso sí, siempre y cuando ese daño sea reconocido por un especialista médico, no nos vayamos a creer que las mujeres somos capaces de decidir por nosotras mismas lo que nos daña y lo que no.

Gallardón alude a cuestiones éticas para justificar su intención de reforma de la Ley del aborto. Como si él fuera dueño de la ética, y por esa razón puede imponer al resto de la ciudadanía sus propias consideraciones morales mediante una ley. La maternidad es una opción, no una imposición legal. Debe surgir de una decisión libre y consciente. Es un derecho ser madre, y es un derecho no serlo. La verdadera violencia estructural reside en anteponer una creencia personal al incuestionable derecho de la mujer de decidir sobre su propia vida. Violencia estructural es penalizar el aborto y convertir a la mujer en sospechosa habitual. Supongo que bajo su visión, la toma de pastillas anticonceptivas nos convierte en asesinas en potencia.
¿Que tiene contra las mujeres, señor Gallardón? ¿con qué nos sorprenderá la próxima vez que necesite un hueco en la agenda mediática? ¿Prohibirá el divorcio? ¿impedirá por decreto ley que las mujeres trabajemos fuera de casa? ¿necesitaremos al padre o marido para abrir una cuenta o firmar un contrato? ¿instaurará la postura del misionero como la única posible en este nacionalcatolicismo?
No necesitamos tutores, señor Gallardón. Si lo que usted quiere es defender el derecho a la vida, preocúpese de garantizar a la ciudadanía el derecho constitucional a una vida digna. Ocúpese de la justicia, que falta nos hace, y no nos toque los ovarios.